Vidas paralelas M&F

Pulsión de vida

Hay momentos en la vida en que una sola decisión, en un solo instante, cambia irremediablemente el curso de las cosas.

Cuando decides vencer tus miedos, cuando decides quererlo o no quererlo, cuando decides tirar para adelante, cuando decides mentir, traicionar, ocultar o cruzar la línea.

Esa décima de segundo puede hacer girar todo al lado oscuro o inundarlo de luz.

Podrá hacer de ti un héroe o un criminal, podrá llevarte al cielo o al infierno, pero siempre será un lugar desde el cual no podrás volver atrás.

A un mes de la boda, Fina y Marta estaban conociéndose más profundamente cada día, ensamblando sus familias, sus amistades y sus vidas profesionales. El trabajo les consumía mucho tiempo, especialmente con el inminente lanzamiento, de la nueva línea de suplementos deportivos que ambas iban a dirigir. Era un desafío que, aunque emocionante, añadía presión a su rutina diaria.

Aquella mañana, tenían una importante reunión con el directorio para presentar el producto final y anunciar la fecha de lanzamiento. Fina fue la primera en tomar la palabra. Se levantó con elegancia y caminó hacia el proyector, vistiendo una falda ajustada de color negra que abrazaba sus caderas hasta las rodillas, combinada con una blusa color marfil  y unos tacones finos que acentuaban la sensualidad de sus largas piernas. Mientras se colocaba frente a la pantalla, su puesta era impecable, pero había algo más en el ambiente.

Marta, desde la cabecera de la mesa, la observaba con ojos traviesos. Con un gesto sutil, le indicó que comenzara. Fina, segura de sí misma, empezó a hablar, pero sabía que Marta la miraba de una manera distinta, una mirada que la seguía como un suave roce. Cada vez que Fina intentaba concentrarse en la presentación, sentía el calor de los ojos de Marta recorriéndola.

La castaña, con una sonrisa apenas perceptible, le guiñaba el ojo cada vez que sus miradas se cruzaban. Luego, lentamente, humedecía sus labios con la lengua, recorriéndolos de una forma tan sensual que hacía que el corazón de Fina palpitara más rápido. El juego de provocaciones era evidente, pero solo entre ellas. Fina intentaba desviar la mirada, enfocarse en los números, en los gráficos, en los rostros de los demás presentes, pero Marta la atrapaba de nuevo, guiándola a ese fuego que solo ellas conocían. Fina empezaba a sentir cómo se le escapaban algunas ideas, tropezando con las palabras, algo que rara vez le ocurría.

Carmen, que conocía bien a Fina, la observaba con curiosidad. Sabía que su amiga era una oradora natural, pero esa mañana algo estaba afectando su desempeño. Justo en ese momento, Fina giró para mirar a Marta, y la encontró deslizando lentamente su dedo medio dentro de su boca, una provocación descarada que hizo que Fina perdiera por completo el hilo de la presentación. Marta le sonrojó, con esa sonrisa traviesa. Fina trató de recomponerse, pero su respiración estaba alterada, y lo sabía intento retomar con éxito.

Marta, disfrutando de la situación, entrelazó las manos frente a su tableta, su sonrisa ahora más suave, mientras Carmen, sorprendida, negaba con la cabeza y sonreía. Sabía exactamente lo que estaba ocurriendo

Cuando fue el turno de Marta de exponer, Fina pensó que podría devolverle el juego de miradas y recuperar el control, pero cada palabra que Marta pronunciaba estaba cargada de una intensidad tal que Fina no pudo hacer más que sucumbir. Las miradas entre ambas se volvieron aún más intensas, y Fina, que creía intimidar, terminó siendo quien se sintió vulnerable ante esa conexión silenciosa, eléctrica, que se deslizaba entre ellas.

Al finalizar la presentación, todos se levantaron para irse, excepto Carmen, Fina y Marta. Carmen, con su típica picardía, soltó:
-"¿De verdad no tienen una casa? ¡Traer este cachondeo a la junta... por favor!" -Las tres se estallaron en risas, liberando toda la tensión acumulada.