No sabía que pregunta hacerle habían tantas...
-¿Porque tu padre se preocupa tanto por ti? Nose si me entiendes pero... No te deja salir ¿estas castigada o algo?
-No es eso, es que mi padre se preocupa mucho por mi.
-Vaya... Me esperaba algo interesante.- me miró esperando otra pregunta.- ¿Porque te apartas de la gente?
-Hay cosas que es mejor no saberlas.
-Eso no es una respuesta.
-Ni eso una pregunta.
-Lisa por favor.
-Está bien. A ver, intento no importarle a la gente.
-¿Y porqué?
-Eso es otra pregunta. Con esa ya van tres.
-No cuenta.
-Si que cuenta, supongo que tarde o temprano te darás cuenta.
-Dímelo, así no me tienes pensando.
-Yo... Tengo una enfermedad, se llama mal de ondina. Esta enfermedad consiste en que la respiración no funciona automáticamente. Por el dia no hay problema pero por la noche si me pasa eso me puedo morir.
Me quedé sin palabras, no sabía que decir ante ese comentario. Estaba asustado no quería que se muriera. Siguió hablando:
-Por eso, es porque no quiero hacer daño a la gente, no puedo imaginarme el dolor interno de las personas que me aman si es que hay alguna. Por eso tengo mi libreta, desde pequeña escribo mucho y leo. En esa libreta me invento poemas, pequeñas historias...- Seguía sin saber que decir, nunca había estado en una situación así. - No hace falta que digas nada, se que estás confuso. Bueno... Ya es la hora de irme.
Se levantó y me levanté yo también.
-Espera, tu prefieres pasarlo mal tu que las demás personas, pero... Sabes que yo te quiero y no me importa la enfermedad que tengas, se que no vas a morir, nunca te ha pasado nada de eso, yo solo quiero que seas feliz por eso voy a hacer que mi vida marque en la tuya y la tuya en la mia. Te quiero Lisa.
La besé, por fin podia sentir sus labios con los mios.