"¿Ahora le robas la hermana a un chico de la F2? ¿Que pasa contigo?"
Mia Colapinto probablemente sea una de las chicas con suerte mas extraña del mundo, por lo que ella suele estar preparada para que el destino la deje en situaciones que como poco...
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Thomas fue el que resulto en el heroe de la noche, entregándole a Max una pastilla de emergencia y mandándolo a dormir ya que a todo esto ya se estaban haciendo las 11 y media de la noche. Max entro a la habitación con una botella en la mano, y una tableta de pastilla.
- Oh, bien ¿Thomas te regañó? -
Murmuro Mia divertida al verlo volver a entrar al lugar, Max al escucharla tranquila se toma su tiempo para sacar su rostro serio y sonreir con una risa suave.
- No... -
Canturrea dulcemente el sentándose en la punta de la cama junto a ella.
- ¿Es la primera vez que te tiene que dar una pastilla de estas? -
Pregunta Mia mirándolo aun con una sonrisa, Max levanta las cejas mirandola y hay un silencio mientras ambos se miran, Mia sonrie ante la duda en sus ojos.
- No... -
Mia se rie divertida ante la puesta de Max, finalmente abre la botella para luego abrir la tableta sacando la pastilla, la toma y la traga con el agua.
- ¿Tu estas bien? ¿No te duele nada? -
Pregunta curioso viendola volviendo a ese semblante algo preocupado que tenia antes.
- Bueno, algo rara porque... Nunca antes habia sentido que.. me terminan adentro -
-¿Segura que estás bien? -murmuró Max, viéndola sentada en la cama. Muchas cosas habían pasado ese día: peleó con su padre, clasificó de manera regular para la carrera, renegó con el auto, y además, tuvo una pelea con Mia, su novia, una relación aún reciente. Después de la discusión, habían tenido relaciones y el preservativo se rompió dentro de ella. Un día largo, sin duda. Sin embargo, lo que más le preocupaba era si ella se había hecho daño, ya que él no se dio cuenta del problema hasta que fue demasiado tarde.
-Estoy bien, Max -murmuró ella, después de tragar el anticonceptivo de emergencia y cerrar la botella de agua.
-¿Segura? Sé que dolió, lo sentí -dijo él, sintiéndose culpable por no haber sido más cuidadoso en un momento tan importante.
-¿Tú estás bien? -preguntó Mia, ahora preocupada por él.
-Sí... Solo me duele pensar que te hice daño -admitió, incómodo. A Max le gustaban ciertos gestos íntimos, aunque no estaba seguro de si era por morbo o por alguna clase de fetiche. Sin embargo, esta vez, sentía que había ido demasiado lejos.
