Lovely [TodoBaku]

20

Abrazados, ambos en silencio, callados por la incógnita de lo que pasaría, ambos escucharon cuando la lluvia comenzó de nuevo, está vez era tranquila, casi silenciosa.

— ¿Será la última lluvia?— preguntó Katsuki.

— Creo que sí. Está es más tranquila, como si se estuviera despidiendo.

Katsuki se acurrucó un poco más en su pecho, podía escuchar sus latidos tranquilos, siempre tranquilos.

Lo admiraba, por siempre será así.

— De alguna manera, no quiero irme, porque no sé qué pasará después, no sé si te voy a encontrar.

— Si no me encuentras, yo te encontraré, lo prometo.

— Además, no recuerdo nada. ¿Voy a entender algo del mundo real?

— Quería creer que al regresar vamos a tener nuestras memorias de nuevo. Y sino, nos tendremos el uno al otro, Katsuki.

El menor alzó su rostro para dejar besos en el cuello de Shoto, esperando que él entendiera y claro que lo hizo, bajando hasta sus labios y besándolo con efusividad, sacándole suspiros a ambos.

El mayor abrazaba la cintura del menor, pegando sus cuerpos, Katsuki tomaba el rostro de Shoto, manteniendo sus rostros unidos, separándolos cuando tenía que respirar, en un beso que se hizo desesperado y hambriento, Shoto fue quien lo detuvo, mirando los hinchados labios del menor y sus ojos con algunas lágrimas, sus mejillas encendidas, respirando rápido.

— Katsuki, eso es un show, en vivo posiblemente, no sé cuántas personas nos están viendo.

Katsuki rio, casi fue inocente.

— Shoto, te censuraron el culo cuando fue el incendio. Van a cortar en cuanto meta las manos debajo de tu remera.—  dijo y como su estuviera probando su argumento, colocó sus manos sobre su abdomen, haciendo que Shoto sintiera un escalofrío.

— Katsuki, no sé si quiero arriesgarme a que el mundo vea mi pene.

— Yo creo que les gustaría.— dijo mordiendo su labio inferior.

Shoto se ruborizó de vergüenza.

— Katsuki, no.

— Katsuki, sí.— se burló el menor con una sonrisa y de un movimiento los giró y él quedó sobre el mayor, exactamente sentado sobre su entrepierna.— Lo siento, pero no quiero despertar y ver que no estás y quedarme con las ganas de hacerlo.

Shoto lo pensó un segundo en silencio, hasta que acomodó sus manos sobre las caderas de Katsuki.

— Solo una vez.— dijo casi susurrando, a lo que Katsuki había sonreído ampliamente como un niño cuando le dan un dulce y metió las manos debajo de su remera, en el mismo momento que las luces se apagaron, dejándolos más en la oscuridad de lo que ellos consideraban su noche.