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Los diciembres en la cafetería siempre eran ocupados, normalmente porque el olor a comida caliente atraía personas.

Terminé de servir en las mesas los pedidos y caminé a la barra junto a mí mini jefe para sacar mi teléfono de mí delantal ya que no había parado de sonar.

- ¡Oye! Señor Silvio, ve a trabajar - me regaño el niño que estaba en la barra sentado pintando.

- Ya voy, chamaco ¿Sabés que esto es explotación laboral? Ya casi estoy en mí hora del almuerzo y tu hermana no me dice nada por atender una llamada - le recordé y el niño siguió pintando.

- Pero Muzi si te regaña - recalcó para seguir pintando.

Sí, Muzi si me regañaba más que ese enano pero Muzi estaba estudiando así que estaba bien un rato.

- ¿Muzi acaso está aquí?- pregunté.

Él me sonrió y sacudió su cabeza para sacar de su bolsillo una moneda.

- ¿Puedo comprar algo con esto? Me lo trajo el ratón de los dientes- preguntó.

Sonreí y tome las galletas del frasco para darle una.

- Ese ratón es un tacaño - dije burlón para tomar la moneda y meterla en el cerdito de propinas.

Yo pagaría la galleta, ese chamaco no le alcanzaba eso ni para un sobre de azúcar.

Saque mi celular viendo las llamadas perdidas de Flex.

¿Le habría pasado algo?

Marque su número y llame para llevarlo a mí oreja.

-¡Silvio!- grito Flex apenas atendiendo la llamada y me queje alejándolo un poco de mí oreja - Hola, mí vida, diiiiiissssscuuuuulpame por llamarte en el trabajo pero voy a quedarme un rato con un compañero haciendo un trabajo...¿Puedes marcarle a mí jefa para avisarle que llegaré tarde? Lo haría yo pero necesito un adulto de confianza je je...

- Ten cuidado de volver solo - avisé colgando, las calles últimamente eran peligrosas y más con alguien como Flex.

Se dividían en dos grupos los que lo querían golpear o matar por cualquier cosa que haya hecho de la cual yo no estoy enterado, solo sé que fue la razón por la que lo corrieron de casa.

Y luego estaban los degenerados a los que les había trabajado cuando estaba en la calle, y tengo la sospecha de que esos trabajos no eran muy honrados.

Sé que mi mejor amigo tuvo una vida difícil antes de que nos conociéramos.

Marque el número de la jefa de Flex para llamarla y avisar lo de mí mejor amigo. Ella respondió bastante bien y lo entendía Flex era muy buen trabajador.

Claro yo lo ayude a conseguir el trabajo ya que apenas era mayor de edad pero Flex se esforzaba.

- Buenas tardes - me saludo mi jefa bajando las escaleras.

Ella iba con su cartera en brazo y bien arreglada para ir a estudiar ya que llevaba su uniforme.

- Hola, señorita mizu - saludé rápidamente y con una sonrisa boba.

Vivan las mujeres, todas las mujeres son preciosas, las amo amo las mujeres.

- ¿Puedes encargarte un rato de la cafetería solo, Silvio? Mí hermano no tarda en llegar es que esta ocupado con una tarea - Preguntó la señorita mizu que bajaba con su mano el dobladillo de su falda.

- ¿Yo?

- No, otro Silvio que también trabaja aquí- dijo de manera grosera el guardia de la cafetería.

Roomies [ Silvex] [ Historia corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora