Parte 3

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Mon jadea sobre Sam, sus caderas chasquean al ritmo de sus embestidas, se supone que sería una sola vez, algo rápido para librarse de cualquier ansiedad que tuvieran, reafirmar que el sexo fue lo suficientemente bueno como para seguir repitiéndolo, pero llevan horas follando, apenas entraron a la casa se deslizaron en la sala para la primera ronda, Sam la montaba mientras ella podía admirar los senos redondos frente a sus ojos rebotar, chupar los pezones fruncidos hasta que Sam gritó en éxtasis, se sentía tan apretada como la primera vez. Mon no se detiene, acuesta a Sam sobre su espalda para tener el dominio de la velocidad, fue increíble sentirla apretarse por segunda vez en tan sólo minutos de diferencia.

Sin embargo, Mon no ha terminado, arrastra a Sam al dormitorio besándola con pasión, sus manos tocándola en todos los lugares posibles, se arrodilla entre sus piernas a pesar de las protestas de la morena, deseaba devorarla. El sabor de Sam es delicioso, se siente pesado en su boca creando adicción, quiere comérsela todos los días, muerde ligeramente su clítoris y Sam grita en placer, Mon coloca a su amante bocabajo, por fin puede disfrutar de ese trasero perfecto, sus nalgas redondas, se coloca dentro de ella con un gemido de satisfacción, adora la sensación de terciopelo del interior de Sam, ahora sabe porque Yuki insistía, su alfa ya no rumia en su interior, en cambio la posee mientras empuja con entusiasmo a la mujer que tiene en sus manos.

"Sam, te sientes tan bien" gime en voz alta.

Sam jadea contra la almohada, sus manos aprietan las sábanas con fuerza. "Dios Mon, ya casi" gime rítmicamente.

Mon no disminuye el ritmo, quiere que su omega esté satisfecha, va a llenarla con su semen hasta que se haya corrido. Las paredes de Sam revolotean y convulsiona la morena en un agarre apretado, Mon golpea dos veces más antes de vaciarse dentro de su omega, entrelazando las manos con su amante mientras monta las réplicas de su placer, ambas mujeres caen exhaustas.

"¿Estuvo bien?" pregunta nerviosa, su parte insegura sale a relucir.

Sam la mira con ojos cansados, su rostro lleno completamente satisfecho. "Estuviste increíble, creo que alcancé a ver estrellas" se ríe en voz baja.

Mon se acicala con sus palabras, besa a Sam profundamente. "Eres maravillosa" realmente nadie la ha hecho sentir así de insaciable.

"No creo poder ir a la oficina, no siento las piernas" gime en voz baja.

"¿Necesitas que haga algo?" Mon se ofrece, lista para servir a su amante.

"No, quédate así, quiero dormir" tiene una mirada adormilada.

"Debería irme" suspira tratando de adivinar la hora.

"No, quédate a dormir" pide Sam aferrándose a Mon.

Mon piensa en sus clases de mañana, es el día más libre en su horario escolar, sólo tiene una clase a las diez y el resto del tiempo son actividades complementarias, ella puede quedarse el día de hoy, aunque debe avisarle a Yuki para que no se preocupe y llame a las autoridades, eso sería bochornoso.

"Sólo por hoy" aclara en voz baja.

"Sólo por hoy" repite Sam con los ojos cerrados.

Mon disfruta de unos minutos de calma, abraza a Sam, su brazo posesivo sobre su cintura regocijándose de la calidez de su cuerpo, la morena no tarda en caer profundamente dormida, sin embargo, la joven aprovecha para ver a su amada, sus labios hinchados, nariz pequeña, sus ojos alargados, es preciosa, parece una modelo. Cuando se encontraron en el baño no pensó mucho más allá, obviamente tiene ojos, supo de la hermosura desde la primera mirada, se veía tan vulnerable sin poder abrir el grifo de agua, Mon no pudo evitar intervenir.

Lo nuestro es fruto del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora