Secuestrada. (HOT-ElRubius y tú)

Capítulo 11

Rubius's POV

-Buenos días jefe.- saludé al ordenador levantando mi taza de café.

-Muy buenos días chicos.- dijo alegre. -Les tengo a una nueva chica para que secuestren.- escupió sin rodeos.

-¿Tan pronto? Acabamos de secuestrar a Evans, Carlos.- dijo Vegetta, Carlos era el nombre de pila de nuestro jefe.

-Sí, Samuel, querido. El trabajo se realiza diariamente. Pero tranquilos, por ésta no hay que pedir recompensa. Simplemente que os de el dinero de sus tarjetas y os la quedais, la matáis o hacéis lo que os de la gana con ella, eso me trae al pairo. Sólo tened cuidado.

Todos asentimos y colgamos la llamada.

-¿Queh hacemoh coh _____?- preguntó Mangel.

-Se queda aquí.- dije yo.

Subí las escaleras y fui a su cuarto. Llamé a la puerta y entré.

-Muñeca, tenemos una misión, y tú debes quedarte aquí. Y no puedes intentar escapar, ¿lo sabes verdad?

-Sí, lo sé.- dijo sin mirarme, estaba jugando con sus manos. Me acerqué a ella y la besé en la mejilla haciendo que se sobresaltara, seguidamente la besé en la boca. Pude notar su nerviosismo cuando me separé de ella. Le sonreí y me dirigí a la salida.

-Portate bien, te echaré de menos. - cerré la puerta.

Narra _____

Escuché su yet marcharse y me levanté de la cama. Aproveché para observar todas y cada una de las habitaciones de aquella casa. Entré a la de Rubén, todo estaba demasiado desordenado, me dieron ganas de limpiarlo pero no quería que supiese que yo había estado allí. Iba a mirar la vista desde la ventana cuando tropecé con algo. Bajé la vista al suelo y vi una caja en la que ponía "_______", en grande. Me pareció extraño, así que la abrí.

Dentro había un precioso vestido blanco de mi talla. La verdad es que hasta me gustaba. También había unas flores. ¿Me las había comprado él? Sonreí levemente y volví a guardarlo todo en sus sitio.

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Estaba durmiendo cuando escuché la puerta abrirse. Pude oír como gritaban mi nombre, así que me vestí rápido y bajé.

Allí estaban los chicos con una mujer a la cual no conocía, parecía de mi edad, era bastante guapa y estaba llorando. Me recordó tanto a mí el primer día...

-Hola nena.- me dijo Rubius y se acercó para darme un beso que yo no rechacé. -Mira, ésta es Annie, y bueno, creo que habla por si sola. Explicale de que va todo para que nadie tenga que enfadarse, ¿de acuerdo?

Asentí y agaché la cabeza, le hice un gesto para que me sigiera. Cuando iba a empezar a subir por las escaleras, Rubius me dió una nalgada. Le ignoré y seguí caminando hasta llegar a mi cuarto. Cerré con llave y invité a Annie a sentarse en la cama.

-¿Cómo estás?- pregunté aún que sabía de sobra la respuesta.

-¿Tú quién eres?- ignoro mi pregunta.

-Soy _____.

-¿Vas a hacerme daño?

-Claro que no.- me acerqué a ella. -Yo también estoy secuestrada.

-¿A-ah sí?- su llanto se calmó. -¿Y cuando saldrás de aquí? ¿Y cuando saldré yo?

-Tú no lo sé, yo nunca.- me senté a su lado y miré al suelo.

-¿Por qué?

-Soy de Rubén.- suspiré.

-¿Quien es Rubén?

-El que fue a hablarme antes.

-¿El que te llamó "nena"?

-Sí, ese.- sonreí falsamente. -Me obliga a quedarme con él y no me dejará irme nunca.

-Lo siento...- tocó mi hombro.

-Dejalo, no importa.- sonreí. -No tengas miedo, no van a hacerte nada, solo debes obedecer en lo que ellos te digan.

-Gracias.- sonrió.

Bajé donde los chicos estaban y me miraron sonrientes.

-¿Y bien?- preguntó Vegetta.

-Está bien. Ya le he explicado como va todo.

-A ehta sí que no lah podemoh folláh, ¿no? Rubiuh ya tieneh la suyah.- dijo Mangel.

-No, esta es mía.

-"Joder Willy, solo tenemos una, UNA maldita regla, y es muy sencilla; no enamorarse. ¿Dónde está tu profesionalidad?"- se burló Rubén.

-No estoy enamorado.- se quejó. -Pero es mía.