Capítulo 1

10 2 0
                                    

Los siguientes días había muchos exámenes. Así que estudiaba mucho. Cosa que hacía que pasara mucho tiempo con Bella, Luka y... bueno, Àdien.

Estaba más emocionada de lo que debía estar. Después de todo. Sara seguía siendo una chica perfecta, y la novia de Ádien.

Su pelo rubio ondulado era precioso comparado con mi liso pelo marrón miel. La ropa que llevaba era de marca cara, comparada con la mía que a lo máximo que llegaba era al Zara del lado de casa.

Hasta sus ojos, que eran del mismo color que los míos. Parecían más brillantes y seductores.

Pero no por eso mi emoción desvaneció. Después de todo. Ádien y Luka vienen conmigo y Bella antes que con Sara. No puedo quejarme.

Era precisamente en una de esas sesiones cuando le pregunté a Ádien acerca de Sara.

- Ádien, Empecé notablemente incómoda. - Creo que a Sara le pasa algo.

- ¿A Sara? Levantó la cabeza del libro sorprendido.

-Sí, verás, primero me odiaba por ningún motivo, después un día la vi llorando en el baño, y ahora me mira de una forma extraña. ¿Sabes?

Él se quedó pensativo y dijo:

- Sara puede ser... complicada. Puede que sienta que y no recibe la misma atención y eso no le gusta.

- Puede ser eso. Dije, pero no muy convencida. Pero le pasa algo más. - ¿Puedes preguntarle? Porque dudo que le haga mucha gracia que le pregunte yo.

- Sí, claro. No te preocupes. Se centró de nuevo en el libro

- I...

- ¿Qué pasa Lina?

—-También he de contarte algo más.

- ¿Sobre Sara?

- No, es sobre otra chica. ¿Has visto alguna vez a una chica con mechas azules oscuras en la escuela?

- No, no hay nadie así.

- Lo sé, pero el otro día vi a una chica con el uniforme de Santa Clara así. Tenía ojos verdes, pecas, guapa, pelo largo marrón oscuro. Y  las dos mechas azules. La he visto un par de días y un día que intenté seguir-la, desapareció delante de mí al doblar la calle.

Se lo pensó un momento y dijo.

- No me suena, pero podría ser peligrosa. Si la vuelves a ver, avísame.

- Pero...

- Tú solo avísame.

Salí de la biblioteca un poco enfadada, pues estaba claro que no creía que supiera defenderme sola.

Entendía que estuviera preocupado por mí, incluso me gustaba. Pero odio que me manden. Frustrada en esos pensamientos, cruzé la calle. Y ahí estaba la maldita chica de mechas azules. Mirándome como siempre. ¿Es que no se daba cuenta de que la estaba mirando fijamente? ¿Y que si lo que quiere es planear un secuestro más obvio, no puede ser.?

Ese día ya fué demasiado, las palabras de Ádien, la maldita mirada de la chica. Vamos, que tal como se giró, la seguí corriendo como si mi vida dependiera de ello. Ella pareció darse cuenta por qué corrió hacia dentro de los callejones. No sé qué se activó en mí. Probablemente, era mi instinto suicida, pero ya estaba harta. 

Seguí a la chica de mechas azules cada vez más cerca de ella. Pero entonces giró bruscamente y la perdí de vista durante unos instantes. La busqué con la mirada y la vi. Arriba del tejado del edificio de lo que antes era la biblioteca municipal. Entonces vi las escaleras.

ELANDOR   El talismán de YunathWhere stories live. Discover now