Resfriado

666 62 3
                                    

Estaba temblando cuando entré a la casa. 
Completamente empapada de pies a cabeza.
El agua dentro de mis calcetines y mis zapatos sonaba con cada paso que daba.

Sentía como el frío descendía por mi cuerpo.
Me incliné para quitarme mis zapatos, tratando de controlar el temblor en mi cuerpo.
Fue ahí cuando escuché a Lisa bajar corriendo por las escaleras.

¡Ya llegaste! —Su tono de voz era preocupado. —Me tenías preocupada, está lloviendo como nunc- —Se quedó callada al verme empapada. 

Abrió su boca para hablar de nuevo, pero un fuerte rayo iluminó el espacio.
Pronto, el fuerte sonido se escuchó, haciendo que nuestra casa tiemble un poco. 

¿Por qué estás tan mojada? 

P-porque tuve que caminar —Mi voz tembló un poco del frío. 

¿Por qué? 

Se supone que mi novia iría a recogerme en su camioneta —La miré. —¿Recuerdas? 

Sus ojos se abrieron ante aquellas palabras.
Lo había olvidado toltamente.
Tenía tantas cosas en la mente que solo pensó que su novia llamaría un taxi para llegar. 

Pero al recordar que habían acordado que ella sería la encargada de recogerla, la culpa se apoderó de su ser. 
Lo que le preocupaba no era aquella chica empapada frente a ella.
Le preocupaba que estaba así por su culpa

Rápidamente un abrazo se hizo presente.
Era Lisa intentando ayudar un poco con el frío.

Lo siento tanto, bebé —Acariciaba mi espalda. —Lo olvidé, me siento terrible

Está bien, Lili~ Entiendo pero ahora tienes que acostarte conmigo hasta que se me quite el frío 

Ella soltó una tierna risa.
Me miró con ternura y acomodó mi cabello.
Su mano se entrelazó con la mía para llevarme a nuestra habitación.

Sabes que me encanta estar en la cama contigo —Sonrió. —Pero antes necesito que te quites la ropa —Caminó al armario mientras comenzaba a buscar algo cómodo. —Bien, aquí tienes —Escuché su voz en mi oído. 

Me sonrojé ante su cercanía y comencé a quitarme la ropa.
Lisa pronto comenzó a ayudarme.
Dejó a un lado toda la ropa mojada y rápidamente me puso la ropa seca.

Iré a poner esto para lavar, ya regreso —Besó mi mejilla y señaló la cama. —Ponte cómoda bajo las sábanas mientras regreso

Le hice caso y me acomodé un poco para esperarla.
Ella sonrió y salió de prisa.  

Solo pasaron un par de minutos cuando sentí que ella de nuevo estaba junto a mi.
Sus brazos rodearon mi cintura, al instante dándome calor. 
Sus piernas se metieron entre las mías, su pecho chocando con mi espalda. 

¿Ya no tienes frío? 

Aún tengo un poco 

Bien~ —Besó mi mejilla. —Lamento haberlo olvidado, sé que no tengo excusa, pero de verdad lo siento; lo último que quería es que tuvieras que caminar bajo la lluvia

Todo está bien, Lisa —Me giré par quedar más cerca a su rostro. —Solo quédate conmigo 

Sabes que no me iré de tu lado —Sonrió inclinándose para besarme. 

Pronto nos quedamos dormidas al habla de nuestro día. 
Me había recostado en su pecho, pero mientras dormía me alejé de ella. 
A la mañana siguiente me levanté y me di cuenta que ya no estaba entre sus brazos.
Y no solo eso, sino que me sentía un poco enferma. 

Sentía una pequeña molestia en la garganta, así que decidí que un poco de agua sería la solución. 
Pero tan pronto cambié mi posición, una extraña sensación me obligó a toser contra mi brazo. 
Un gemido de dolor escapó de mi al sentir aquel dolor en mi pecho y garganta. 

¿T/n? —Se escuchó la voz adormilada de Lisa. 

La pequeña lámpara de la habitación fue encendida.
Sentí como Lisa se acercaba a mi.
Su mano se posó en mi espalda pero pronto la alejó.

Estás muy caliente —Murmuró. —Espera aquí 

Se levantó a buscar el termómetro y por un poco de agua. 
El frío de esta ayudó a que mi garganta se calmara un momento. 

Puso el termómetro bajo mi lengua, observando como los números subían de uno en uno.
Pronto el sonido indicó que ya había tomado la temperatura y Lisa lo sacó.

Solo un poco más arriba de 38°C... —Murmuró suspirando. —Todo esto es mi culpa, de verdad lo siento, debí recogerte y no lo hice y ahora por mi culpa vas a enfermarte

Lisa, ya basta —Hablé con la voz débil. —Sabes que no es tu culpa, sabes que no estoy molesta contigo y que no te culpo

Aun así... —Acarició mi rostro. —Lamento que te estés sintiendo mal; pero no te preocupes, yo te cuido. ¿Necesitas algo?

Unos abracitos serían perfectos 

Rápidamente se acercó a mi con una sonrisa.
Dejaba un par de besos en mi cuello. 

Siempre estoy más que feliz de hacerlo —Sonrió. —Trata de dormir un poco, tal vez eso te ayude a sentirte un poco mejor; promete que me dirás si necesitas algo durante la noche 

Lo prometo~ 

Te amo, pequeña —Dejó varios besos en mi rostro. —Ahora descansa

BlackPink y Tú (Vol. 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora