Prólogo

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"Nakahara Chuuya, un hermoso modelo juvenil que lo tiene todo. Desde dinero, riquezas hasta una familia y un novio que lo adoran. Desde pequeño ha realizado campañas de modelaje para diversas empresas como Versace, Luis Vuiton, entre muchas más.

Su tía, Koyo Ozaki es quien lo ha acompañado desde pequeño, tras la trágica muerte de los padres del joven cuando este tenía tan solo 2 años de nacido. No obstante, para la familia Nakahara esto no ha sido gran problema, a pesar del dolor de la pérdida y las diversas dificultades que han tenido que sobrellevar, hoy en día la vida le sonríe a Chuuya, quien por cuarto año consecutivo se presentará en la semana de la moda, en Nueva York. Esperamos con ansias ver su presentación."

El pelirrojo arrojó la revista con enojo, la cuál cayó a los pies de Verlaine, su asistente personal y a veces estilista.

— ¿Otra crónica hablando sobre ti?

— Si...¡me tienen hartos!, ¡ellos no saben ni la mitad de mi vida!...no saben lo difícil que es todo esto.— el pelirrojo se dejó caer en uno de los sofá de la habitación, siendo seguido por Verlaine, quien comenzó a hacerle un masaje en sus hombros.

— Relájate, no les hagas caso. Tú sabes que la prensa es así, siempre inventando cosas y sacando palabras de tu boca que jamás en la vida dirías. El mundo del espectáculo lamentablemente es así...

— Lo sé, pero no puedo evitar sentir rabia cada vez que suben cosas de mí...

De inmediato la puerta se abrió, por lo que ambos enmudecieron un poco asustados, si se trataba de Ozaki ya estaban jodidos, pero por suerte no era ella, sino Fyodor, el novio de Chuuya.

— Disculpa la demora, tuve que ir a buscar unas cosas antes.— el pelinegro se dirigió hacia Nakahara, para depositar un pequeño beso en sus labios, lanzando también una mirada de odio al rubio, en señal de que se fuera.

— Tch, bien, me voy. Volveré a las cinco, no olvides que tenemos una cena con los Ougai hoy...— Verlaine no obtuvo respuesta, asi que solo tomó su agenda y se retiró. A decir verdad, nunca le cayó bien Dostoyevsky, había algo en su actitud que le decía que no amaba a Chuuya, pero aún no lograba descubrirlo.

— ¿Cena con los Ougai nuevamente?

— Si, tal parece que Ozaki está haciendo negocios con él, y yo debo ir por obligación...

— Hmm, bueno, cuando la jefa habla no se puede hacer nada.— el pelinegro se cruzó de brazos.

— Que gran apoyo...yo también te amo.— dijo Chuuya de forma sarcástica mientras observaba como su pareja se levantaba a buscar las cosas que traía.

— ¿Y eso?

— Nada, simplemente quise traerte un regalo.~

El pelirrojo no pudo evitar sonreir.— No te hubieras molestado cariño...

Al abrir la pequeña cajita, pudo notar un collar con el nombre de Fyodor.

— V-Vaya...

— Es hermoso, ¿verdad?, Ozaki me ayudó a elegirlo.

Nakahara soltó una risa sarcástica, cerró la caja de inmediato y la lanzó a la basura. Tras esto tomó su abrigo para salir de allí..— Eres un gran estúpido, no quiero verte por ahora.

Al llegar a la entrada se encontró con Ozaki, quien se encontraba bebiendo té junto a Kyoka. Intentó ignorarla, pero esta se levantó de inmediato a detener al joven.

— ¿¡Chuuya!?, ¿¡A donde vas?!

— No te importa, vuelvo a las cuatro.

— ¡Chuuya!

La pelirroja llamó a los guardias, generalmente no permitía a su sobrino salir, por lo que era una escena común de visualizar en la casa. Solo que esta vez si logró huir.

— ¡Maldito mocoso, ya verás cuando vuelvas...!

Se mantuvo corriendo a lo largo de quince minutos, hasta que llegó a un parque

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Se mantuvo corriendo a lo largo de quince minutos, hasta que llegó a un parque. Este se veía bastante tranquilo, ya que solo estaban presentes los niñosjugando por allí, junto a sus padres que los vigilaban desde lejos.

Decidió sentarse en una de las bancas para descansar y pensar. Estuvo demasiado concentrado, por lo que no sintió cuando alguien se sentó a su lado.

— El tiempo pasa muy rápido, ¿no lo crees?

— ¿D...Disculpa?

Era un joven de aproximadamente su edad, cabello castaño, ojos del mismo color, piel clara pero con una siniestra presencia, por su vestimenta negra y sus vendajes se podía notar que nada andaba bien por su cabeza.

— Nada, estaba hablando solo. Pero si te digo que deberías sonreír más, te vez lindo cuando lo haces...— tras decir eso, le entregó una tarjeta y se fue.

"No podemos dirigir el viento pero sí ajustar las velas" era lo que el papel decía.

— Que tipo más extraño...

Chuuya se mantuvo un rato pensando sobre la situación anterior, ¿lo había visto antes?, ¿por qué se le acercaba de esa forma tan confianzuda?, o más bien...¿dónde lo había visto como para hablar de su sonrisa?. No obstante, no logró hayar respuesta a ninguna de sus dudas, de igual manera, debía volver temprano para prepararse para la dichosa cena. Asi que no le quedó de otra que guardar la tarjeta en su abrigo y caminar lentamente a su casa.





Nota de Autor

Holiis, aquí yo otra vez con una historia. La verdad es que estoy muy emocionada, espero que nuevamente sea de su agrado lo que escribo. Trataré de actualizar lo más seguido posible, gracias nuevamente por el apoyo y por leer💖💖

El susurro de la oscuridad [Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora