Un pájaro en jaula

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— ¡Hasta que llegas, mocoso de mierda!

Apenas puso un pie en la entrada, Chuuya fue interceptado por Ozaki, quien lo jaló del pelo hasta su habitación.

— ¡¿Que te pasa con mi cabello, vieja envidiosa?!

— ¡Me importa un carajo tu pelo!, pero tú, ¿quién te crees para salir así como asi?. ¡Eres un maldito malcriado!

De inmediato la mujer sacó un abanico y tomó el brazo del pelirrojo, dándole un golpe tras otro con el objeto en su muñeca.

— ¡Tienes que aprender a obedecer, pero tal parece que debo entrenarte como a un perro!

Los golpes resonaban por toda la sala, no fueron cuatro, ni cinco, sino doce impactos. Al acabar, el brazo quedó completamente rojo y con diversas heridas a punto de sangrar.

A pesar de la pésima condición en la que había quedado su sobrino debido al dolor, Ozaki se paró derecha, guardó el objeto y se retiró de inmediato de allí. Momentos después Verlaine apareció con el botiquín, como siempre solía hacerlo.

— Sabes que desafiar a la fiera no trae nada bueno, Chuu...no debiste haber desobedecido y arrancarte así.

— Estoy harto, necesitaba un poco de aire fresco, es sofocante estar encerrado todo el día aqui.

— Lo sé, te entiendo completamente, pero tampoco es como que puedas hacer algo, sabes que estás atado a ella, al menos hasta que el contrato acabe...

Algo que nadie más que ellos tres sabía era la existencia del contrato que Ozaki había preparado para Chuuya. En este se dictaba explicitamente que Nakahara trabajaría para la mujer como modelo principal de su empresa, a cambio de un techo, comida y agua. Este manuscrito se hallaba vigente hasta que el joven cumpliera la mayoría de edad, es decir, aún no acababa.

— Aún quedan tres meses...hasta entonces sigo siendo el pájaro en su jaula.— el chico pasó sus manos por su rostro.— tal vez debería ir viendo que voy a hacer en lo que el contrato expire.

— ¿Crees que te dejará ir tan fácilmente?, gracias ti sus ganancias subieron considerablemente...

— No lo sé, por ahora solo quiero pensar que si me iré de esta cárcel...—Ambos suspiraron al unísono, luego se miraron divertidos ante la coincidencia. No obstante, el ambiente se vió arruinado ante la llegada de la estilista de Chuuya, ya era momento de que se alistara para la cena.

 No obstante, el ambiente se vió arruinado ante la llegada de la estilista de Chuuya, ya era momento de que se alistara para la cena

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La familia Ougai llegó a eso de las nueve de la noche. En realidad solamente se habían presentado el líder, Mori, y su hija Elise.

— Que grato es volver a verte, Mori.

El hombre tomó la mano de Koyo y la besó.— lo mismo digo, Ozaki. Es un placer encontrarnos nuevamente para hacer...negocios...

Tal vez no fue producido intencionalmente, pero apenas los dos adultos cruzaron palabras, una especie de tensión se posó a sus pies. Esto ocurría muy seguido, debido a la competencia que se presentaba entre sus empresas. Constantemente se mantenían luchando por el primer puesto, es por esto que entablar una reunión de negocios prácticamente de la nada daba indicios de que algo preocupante ocurría de por medio.

La cena transcurrió en completo silencio y una profunda tranquilidad durante bastante rato, hasta que Ozaki tomó inciciativa y rompió el silencio.

— Me habías prometido que traerías al jovencito que me presentaste la otra vez. ¿Puedo saber por qué no lo veo aquí?

— Ah, ¿hablas de Dazai?, tenía trabajos pendientes que hacer, por lo que no pudo acompañarme.

— Hmm, promesas son promesas, Ougai. ¿Cómo confiar en tí con esas actitudes?

— Lo mismo te digo a tí...Koyo.

Las miradas que ambos se dedicaban eran terroríficas. Tanto así que incluso Verlaine, que estaba prácticamente a tres metros de distancia, se sentía intimidado.

De inmediato, la dueña del hogar chasqueó los dedos, señalando que era momento de que los menores se retiraran a sus habitaciones. Kyoka tomó a Elise y la llevó a su habitación, mientras que Chuuya decidió ir a pasear por el jardín.

— Que se cree esta vieja, chasqueándome los dedos como si fuera un perro. ¡Si pudiera le daría su merecido!— el pelirrojo se sentó a los pies de uno de los árboles del jardín mientras cerraba sus ojos.— Quiero irme...estoy harto...

— Entonces ven conmigo~

Una voz se oyó entre los arbustos cercanos.

— ¿Q...Quién anda ahí?

No hubo ninguna respuesta, por lo que Chuuya volvió a insistir.

— Hablo enserio, si no dices quien eres llamaré a los guardias.

Nuevamente nada ocurrió, asi que, con algo de miedo y a paso lento, se acercó a los arbustos.

"Dios porfavor, nunca te pido nada pero porfavor que no haya nada malo..." Pensaba el joven entre que tomaba una piedra.

Al llegar a los pies del arbusto, asomó su cabeza, encontrándose con nada, a excepción de una nota escrita en un pequeño papel.

"Sonríe, te estoy observando♡"

El susurro de la oscuridad [Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora