El inicio de la libertad

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Comenzaba a amanecer y para mala suerte de Chuuya, su tía ya había enviado a uno de los sirvientes por él, por la tarde darían una fiesta para presentar los nuevos vestuarios de la línea de Ozaki, donde claramente Chuuya era el principal, por lo que desde temprano tendría cosas que hacer.

- Repíteme por qué carajos acepté este trato...

- No tuviste opción, o aceptabas o te morías de inanición.

- Gracias.- Comentó el pelirrojo de mala gana, mientras recibía sus tabletas para la migraña junto con un vaso de agua, tras esto se las tomó de un trago.- Bien, manos a la obra.

Durante toda la mañana se mantuvieron ordenando las prendas, accesorios y demas cosas que el pelirrojo usaría. De igual manera, estuvo practicando algunas lineas en caso de que alguien se le acercara a hablar, al igual que sus formas de reir, reaccionar y escuchar. Ozaki tenía todo planificado al pie de la letra para su marioneta viviente.

A la hora del almuerzo todo estaba en completo silencio, como cada comida del día, esto era algo que a Nakahara le incomodaba bastante. Siempre había deseado lograr tener una comida amena en familia, asi como en las series de la televisión, pero era obvio que eso jamás sucedería. Al menos no mientras estuviera viviendo allí.

"Definitivamente huiré de aquí, me casaré y formaré mi familia..." era lo que siempre pensaba cuando el odio y la rabia lo apoderaban. No obstante, hasta el día de hoy, eso solo había quedado como un deseo a futuro. Muy a futuro...

- ¿Puedes dejar de hacer ruido al rechinar los cubiertos con tu plato? - la voz de Kyoka fue quien lo sacó de sus pensamientos. Era cierto, estaba apretando su mandíbula, mientras cortaba con violencia su filete de carne, provocando que el roce entre el plato y el cuchillo generara un incómodo sonido.

- Lo siento.

- Ugh, ¿no puedes ser más normal?

El pelirrojo prefirió no generar una discusión, a final de cuentas, el único que saldría perdiendo sería el. Dejó los servicios sobre el plato, agradeció por lo poco y nada que había comido y se retiró rápidamente, evitando los griteríos de Ozaki.

- ¿Todo bien?- Antes de que Verlaine se le acercara, Chuuya se lanzó al sofá de la habitación, mientras masajeaba con pequeños círculos su frente.

- No digas nada. Llama a la estilista, quiero que esta mierda acabe rápido.

- Okay...

- Tan hermoso como siempre

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- Tan hermoso como siempre...~

- Gracias, Fedya.

La cena ya estaba por iniciar y claramente Ozaki había invitado a Dostoyevsky, para que acompañara a Nakahara. Cosa que el pelirrojo detestaba, pues siempre estaba de aquí para allá intentando hacer negocios con los diversos invitados, dejándolo a la deriva por alguna zona de la casa.

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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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El susurro de la oscuridad [Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora