Las lágrimas de los caídos empapan la tierra, y sus suspiros se mezclan con el viento. Hemos ganado batallas, pero también hemos perdido almas valientes. La justicia es un camino espinoso, y a veces, la línea entre el bien y el mal se desdibuja.
Quizás, en nuestra lucha, hemos ganado la esperanza de un mañana mejor. Quizás hemos inspirado a otros a alzar la voz y a no ceder ante la oscuridad. Pero también hemos cargado con el peso de la responsabilidad y la incertidumbre.