Capítulo 4: Porque yo te elegí...

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Ah, las bodas. ¡Me encantan las bodas, ron en todas partes! Sin embargo...parece que Satoru no lo está pasando nada bien.

***

Era una pesadilla, o al menos, quería que lo fuera. Cuando abrió los ojos, deseaba estar en la habitación de Suguru, junto a él, dormidos como tantas otras veces. Pero, para nuestra suerte —y su desgracia—, eso no sucedió. Pues al levantar las sábanas se encontró en su propia habitación, con las cortinas abiertas y tres sirvientas de pie junto a su cama. Recordó la fecha: 10 de octubre, el "gran día".

La primera sostenía una bandeja de plata con un desayuna espectacular. Café recién hecho con Waffles en forma de corazón, acompañados por fresas y moras perfectamente cortadas.
La segunda tenía una tablilla y bolígrafo en mano, lista para empezar con el itinerario de la boda. Comenzando por el desayuno.
Y la tercera, con una sonrisa amable y cálida, dijo:

— Joven amo, es hora de levantarse. Tenemos muchas cosas que hacer antes de la ceremonia.

Con solo escuchar esas palabras, Satoru sintió el impulso de hundirse de nuevo bajo las cobijas y no volver a salir. Tenía que comer, bañarse, arreglarse y pedirle a Shoko que le ayudara con su maquillaje antes de ponerse el traje que le ayudó a escoger.
Dios, ¿Toji también pasará por esto?

***

En la casa Zenin, Toji entrenaba como de costumbre. Su torso desnudo brillaba bajo una gruesa capa de sudor mientras golpeaba un viejo saco de arena en el dojo. La respiración controlada, los músculos tensos. Lo sé, con esa actitud despreocupada cuesta creerlo, pero es más disciplinado de lo que parece. No por nada se ha convertido en un cazador muy eficiente. O quizás debería decir, un depredador.

Tras abandonar cualquier esperanza de ganarse el afecto de sus padres, decidió enfocarse en algo más importante, supervivencia. Dedicó años de entrenamiento a fortalecer su cuerpo y mente, hasta convertirse en el arma perfecta, y ponerse a prueba cuando apenas era un adolescente.

Su primera misión fue hace tanto, que ya ni siquiera la recuerda.

"Es como si tuvieran una "X" cubriendo sus rostros"
Se dijo así mismo en una ocasión. Cuando matas a un hombre por primera vez, así sea el peor sobre la tierra, algo cambia para siempre.

Tu perspectiva del mundo ya no vuelve a ser la misma y comienzas a aceptar tu nueva realidad. Una donde tienes que ensuciarte las manos y llegar a casa a mitad de la noche, limpiando las huellas de sangre que dejaste en el pasillo.

Siendo sinceros, dudo que este hombre haya pensado en una vida fuera del Clan. Esto lo ponía a reflexionar constantemente. No obstante, el recordatorio de su boda, alteraba su enfoque.
Por más que intentaba ignorarlo, el pensamiento seguía regresando, cada vez más persistente.
Casarse. Atarse a alguien. No era algo que le importara realmente... hasta ahora.

"Te haré feliz"
Fue lo que dijo Satoru ese día, estas palabras seguían resonando en su mente..

—¿Qué es la felicidad de todos modos? —murmuró para sí mismo, casi sin darse cuenta. La idea de que alguien como él pudiera ser "feliz" le resultaba extraña. Pero, siendo honestos, ni siquiera estaba seguro de si sabía lo que era la felicidad.

¿Alguna vez la había sentido realmente?

— Deja de perder el tiempo con eso. — Reconocería esa voz donde fuera, incluso en el infierno. Era su padre. — Ve a preparar tus cosas y date una ducha. No puedes llegar tarde a tu boda.

A pesar de su edad, el viejo se conservaba muy bien. Era un poco más alto que Toji, de cabello oscuro y un rostro carente de toda emoción. El mismo que siempre ha sido.

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⏰ Última actualización: Oct 26 ⏰

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Hasta Que La Muerte Nos Separe| TojiXSatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora