Desafiando el orgullo (Randy Moore X Female Reader)

VIII: Una dulce voz

La noche de Halloween estaba muy cerca y los alrededores se vestían de colores oscuros y con grandes decoraciones de calabazas. En el aire se respiraba el terror, la dulzura de las golosinas azucaradas y sobretodo la esencia de los disfraces.

Cuando desperté esa mañana me encontré con una casa completamente sola y silenciosa. Buscando por todos lados, a donde fuera que revisara solo había una absoluta quietud. Fue entonces que noté un papel sobre la mesa del comedor con la clara letra de Randy, el cual contenía un mensaje breve plasmado sobre la hoja:

"Espero que hayas dormido bien TN. No me esperes para el desayuno, tengo algunos pendientes que atender. Me llevo a Dante conmigo. Te veré más tarde."

Después de leer el pequeño manuscrito supe entonces que tenía toda la casa a mi disposición, al menos por unas cuantas horas. A donde había ido Randy, eso no me incumbía. Dante tampoco estaba para acompañarme, así que me encontraba totalmente sola y sin mucho por hacer.

Decidida a comenzar mi día, me preparé un apetitoso desayuno que disfruté mientras veía un programa de TV. Mientras lavaba la bajilla que había ocupado me percaté de la falta de varios artículos en la despensa, así que pensé en ir al supermercado para hacer las compras. Me fijé afuera y noté que Randy no se había llevado su coche, entonces decidí pedírselo prestado. Saqué mi teléfono y le escribí un mensaje:

"Quiero ir a comprar suvenires ¿Podrías prestarme tu carro?"

No tuve que esperar demasiado para que me llegara su respuesta.

"Claro, úsalo. Las llaves están en el porta llaves de la entrada. Maneja con cuidado."

Fui por una sudadera y tomé las llaves del auto antes de salir con rumbo al centro comercial. En el camino recibí otro mensaje de Randy.

"¿Puedes traerme estas cosas por favor?"

Seguido de una corta lista de objetos. Por el aspecto de su pedido pude intuir inmediatamente para que necesitaba ese encargo. Parándome en un semáforo respondí rápidamente su texto.

"Seguro. Te lo doy por la tarde."

Unos minutos después llegué a la plaza central y estacioné el coche. Entré en el supermercado y comencé a recorrer los infinitos pasillos de la tienda para conseguir todo lo que necesitaba. Por último, me detuve en una sección especial para buscar el encargo de Randy. Aún había bastante tiempo de sobra que debía gastar, así que decidí pasear un poco por los diversos locales del centro comercial, revisando accesorios, lugres de comida y para mi sorpresa, en el cine estaba exhibido el reestreno de una de mis películas favoritas. Después de horas de distracción di por finalizadas las compras y volví al auto para iniciar el camino de regreso a casa, no sin antes percatarme de que tenía un nuevo mensaje entrante de Randy.

"Ya estamos de vuelta en casa TN. Te espero para almorzar, así que no demores mucho tiempo más"

Con prisa, guardé mi celular y arranqué el auto para volver lo antes posible. En el camino continué preguntándome en silencio en donde se había metido Randy durante la mayor parte del día, a pesar de que sabía que no debía meterme en sus asuntos no podía evitar sentir un poco de curiosidad.

Mis pensamientos pasaron a un segundo plano cuando estuve de vuelta en el vecindario. Una vez que estacioné el auto saqué las bolsas con todas las compras y entré a la casa.

El primero en recibirme fue Dante, que apenas al verme se levantó de su reposo y corrió hacía mí con notable emoción, agitando la cola de un lado a otro. Le di unas cuantas caricias antes de ir a la cocina para dejar todos los artículos que había traído.