I: El comienzo

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¿Qué pasa cuando unes un corazón vacilante e inocente con uno frío y orgulloso? Esta es mi historia.

Tenía 26 años cuando todo empezó. Acababa de dejar mi ciudad natal y mi mejor amiga Liv me necesitaba para ayudarla en su próxima presentación, así que tenía mucho por hacer.

Hice un largo viaje hasta Nueva York. Aún no tenía un lugar fijo para mudarme y no tenía tiempo para buscarlo por ahora. Así que solo tomé mis maletas y dejé gran parte de mis pertenencias albergadas en una bodega de mi ciudad.

Al llegar al aeropuerto me encontré con un resplandeciente sol, un aire diferente al que acostumbraba, y por supuesto, ella, mi mejor amiga Liv. No había cambiado mucho desde la última vez que la vi. Cuando me reconoció se apresuró a abrazarme y darme la bienvenida con creciente ánimo.

- ¡Al fin llegas TN! - exclamó

-Lamento el retraso, no fue mi culpa

-No te apures por eso. Gracias por aceptar venir y ayudarme con tan poca anticipación. Te juro que estoy súper atareada.

-Siempre es un placer verte. Además, esto me viene como anillo al dedo para distraerme

-Y hablando de anillos ¿Cómo van las cosas con...?

- ¡Ni se te ocurra mencionarlo! - recalqué

Un silencio se hizo presente en aquel momento, generando una incomodidad abrumadora entre ambas. Hubiera querido evitarlo, pero el simple hecho de la mención de ese nombre me llevaba de nuevo al infierno que había vivido hace unos meses. Después de una larga espera por fin decidí hablar.

-Perdón Liv. No quería sonar así- excusé

-Está bien, tranquila. ¿Hay algo que quieras contarme? - inquirió

-Es una larga historia. Te contaré cuando lleguemos a tu casa.

Liv asintió y continuamos la charla de forma más calmada, contando cosas triviales y recordando anécdotas pasadas. Cuando llegamos, dejé mis maletas en la estancia y ella se dirigió a la cocina, volviendo poco después con un vaso de agua en las manos, ofreciéndomelo.

-Aquí tienes. Ponte cómoda- dijo

Me dejé caer sobre el sofá, permitiéndole a mi cuerpo liberar la tensión que había acumulado durante el largo viaje. Bebí un poco de agua y traté de acomodar mis pensamientos para poder comenzar aquel relato que le había prometido a Liv, quien solo me veía y pacientemente aguardaba a que estuviera lista. Después de un par de minutos que sentí como la misma eternidad me incorporé, retomando mi postura y preparé las palabras adecuadas para iniciar.

-Lo que pasó con Luke...no fue para nada bonito...

Comencé a contar todo lo que había pasado, no era fácil para mí. Tener que revivir una herida tan reciente, que aún no cerraba y posiblemente no estaba cerca de hacerlo.

-...al verlo así, simplemente no supe que hacer. No podía creer que el chico que amaba me hubiera hecho algo como eso, y lo peor...es que llevaba meses viéndome la cara- expliqué

Intenté contener mi llanto, pero era algo demasiado complicado y una lagrima resbaló por mi mejilla. Liv inmediatamente fue por un pañuelo y me lo entregó, después tomó mis manos para intentar calmarme.

- ¡Ese desgraciado! No puede ser que haya sido capaz de tanto- reprochó

Ella me abrazó, envolviéndome en la cálida sensación que solo una verdadera amistad te puede brindar. Me dejé completamente vulnerable frente a ella y le devolví el abrazo, deseando con toda mi alma que el sentimiento de dolor en mi pecho se desvaneciera o que al menos se apaciguara. Poco a poco mi respiración volvía a la normalidad y mi pulso se estaba nivelando, pero el tormento solo crecía con cada recuerdo que volvía a mi mente.

Desafiando el orgullo (Randy Moore X Female Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora