Capítulo 24

16 4 2
                                    

•La normalidad no es para nuestra familia•
26 años.

—¡Papá!— gritó Sunoo. Movió los brazos con energía y botó un vaso con bebida, derramando todo sobre el mantel nuevo.

—Sunoo, mira lo que hiciste— le regañó Minghao. Era divertido ver cómo Mingyu se comportaba como un niño al lado de su hijo, haciendo enojar a Minghao. Jisoo rió conmigo, ocultando su sonrisa detrás de mi cabello, mientras sostenía a Eunchae.

—Jisoo, detente o botarás a la niña— murmuré, sin mucho convencimiento.

—No le pasará nada.

Y eso era verdad, Eunchae era la devoción de Jisoo, lo daba todo por ella. Y como hoy era su cumpleaños, no la soltaba ni siquiera para ir al baño, quería pasar cada minuto del día a su lado, a pesar de que Eunchae llorara porque quería caminar y jugar con Sunoo.

Era extraño estar todos juntos. Al final, Wonwoo seguía con Seokmin, Minghao casado con Mingyu ante un impulso, Jihoon era muy amigo de Soonyoung aunque todo el mundo sabía que había algo más, Chan había encontrado el amor inesperadamente en una joven llamada Miyeon, y Jun, mi querido primo, al final había logrado vencer la timidez y se quedó con Hansol. Era estupendo saber que mis mejores amigos estaban juntos, todos, y que ahora nos visitaran junto a mis padres y Jiyoon en el cumpleaños de Eunchae.

—¡Papá!— volvió a gritar Sunoo y esta vez lanzó un pedazo de pastel contra el rostro de Mingyu. Jisoo estalló en carcajadas, agradeciendo que Eunchae fuera tan calmada y no una revoltosa como Sunoo.

—¡Kim Sunoo!— excalmó Mingyu. Su grito despertó a Eunchae, que se había quedado dormida hace poco, y se puso a llorar con ganas. Y Sunoo la siguió.

—¿Ya ves lo que haces, Mingyu?— le regañó Soonyoung —. Eres un desconsiderado, haces llorar a tu hijo y a tu sobrina, que mal tío eres.

—No seas tan cruel, Soonyoung— replicó Mingyu.

—Pásamela— le dije a Jisoo en medio de la pelea. Al principio no quiso, pero terminó por entregármela al ver que Eunchae no dejaba de Ilorar.

Eunchae se quedó tranquila de inmediato y comenzó a jugar con mi cabello, como siempre hacia cuando la sostenía yo. Acarició mi rostro con sus manos y la besé en la mejilla. Era sorprendente cómo cada vez sus ojos se parecían más a los de Jisoo, y su cabello castaño también. Eran demasiadas coincidencias, e incluso llegué a preguntarle a Jisoo si no me había engañado con alguien, porque Eunchae era su vivo reflejo. Pero siempre me respondía que jamás se atrevería a mirar a otra persona cuando estuvo más de la mitad de su vida enamorado de mí. Podrían pasar los años, pero ese lado cursi y romántico de Jis, me temía, que no se iría jamás. Aunque en parte me alegraba, eso significaba una discusión diaria, y una reconciliación también.

Pero sin duda, lo que más me gustaba, era cuando al final él me decía que no tenía ojos para nadie más porque me amaba demasiado, y también a Eunchae, y no se atrevería a destruir la felicidad que tanto le costó construir.

Era un romántico sin causa ni solución.

—¡Las velas!— gritó de pronto Sangah. Ver a mi hermana pequeña, ya adolescente casi adulta, era divertido, porque aún no podía quitarme de la cabeza esa vez que nos ayudó a mí y a Chan a saber si Jisoo estaba celoso. Extrañaba esos años, pero también estaba emocionado por los que vendrían.

Si me ponía a recordar, habíamos cometido demasiadas locuras cuando jóvenes, más jóvenes que ahora. Era un exagerado e histérico, me arrepiento de haberme comportado tan frío en el cumpleaños de Jisoo y mostrarme indiferente ante su declaración, me arrepentía demasiado, por eso, trataba de hacer lo mejor para él siempre. Porque lo amaba y nunca me había sentido tan seguro de algo.

Colocaron las velas en la torta y cántamos el cumpleaños feliz, Eunchae no parecía emocionada, seguía algo asustada por todas las personas a su alrededor, estaba acostumbrada a mi presencia la mayor parte del día, a Jisoo por las tardes cuando llegaba del trabajo y de Nana y Asesino, nuestras mascotas.

Jisoo y Sunoo soplaron las velas por Eunchae, y Mingyu estampó el rostro de Jisoo en el pastel. Minghao estaba al borde del colapso y Seokmin y Soonyoung no hacían más que reírse, mientras Hansol intentaba limpiar a Jisoo.

Dejé a Eunchae con Sunoo para que jugara, se llevaban bastante bien y eso no le agradaba para nada a Jisoo. Decía que le quitaba tiempo de su hija. Un padre celoso y esposo también.

Miré a todos mientras comían pastel, y de repente, Jis me atrapó en sus brazos y me apartó hasta nuestra habitación.

—¿Qué sucede, Americano?— inquirí, sentándome en la cama.

—Sabes, no lo hacemos tan mal como padres, ¿no lo crees?

—Pff... tú eres un súper papá, así que supongo que no— sonrió de medio lado y se arrodillo frente a mí. Me besó en los labios, con dulzura y me recordó esa vez en que me besó el día que comenzó todo esta locura. La diferencia, es que la primera vez me obligué a reprimirme por la rabia que sentía, pero ahora, dejé que mis labios respondieran por mí y se fundieran con el aliento de Jisoo.

—Estaba pensando... que Eunchae se podría sentir algo sola...— murmuró contra mi oído cuando nos dejamos de besar. Lo miré por unos segundos y sonreí como tantas otra veces.

Sabía de lo que estaba hablando.

—Bien, pero que esta vez no se parezca a ti, o de verdad comenzaré a sospechar— él rió por lo bajo y me volvió a besar, esta vez, como si el mundo se fuera a acabar.

Marry Me | jihan ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora