๋࣭ ⭑⚝ One-shots ¡Tomjake!

🎟️⋅˚₊‧ ୨El Guardia del Circo୧ ‧₊˚ ⋅🎩

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El circo Fénix había viajado por todo el mundo, ganándose la admiración de multitudes con sus espectáculos deslumbrantes. Pero entre todas las maravillas, Jake, el acróbata aéreo, era la estrella que más brillaba. Su dominio del aro suspendido lo había convertido en una leyenda viviente, y su actuación era esperada con ansias en cada ciudad que visitaban.

Tom, nuevo guardia de seguridad del circo, había escuchado mucho sobre Jake antes de verlo actuar por primera vez. La gente hablaba de él como si fuera un ser casi sobrenatural, y no fue hasta que Tom vio una presentación que entendió por qué. Desde el momento en que Jake apareció, suspendido en su aro, el mundo a su alrededor pareció detenerse. Sus movimientos eran una mezcla de fuerza y gracia, control y libertad. Cada giro, cada salto en el aire desafiaba la gravedad y desataba el asombro del público.

Pero había algo más que capturó la atención de Tom. En medio de una de las acrobacias más desafiantes, Jake lo miró. Sus ojos se encontraron por un segundo fugaz, pero para Tom fue como si el tiempo se hubiese congelado. Esa breve conexión encendió una chispa entre ellos, un lazo invisible que parecía crecer con cada día.

Con el paso del tiempo, Tom se encontró a sí mismo cada vez más cerca del área de práctica de Jake, observándolo en silencio. Aunque apenas intercambiaban palabras, ambos sentían la tensión, esa curiosidad innegable que los atraía el uno hacia el otro.

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Una noche, después de una larga jornada de presentaciones, Tom lo encontró practicando solo en la carpa vacía. Las luces eran tenues y el ambiente íntimo, perfecto para la conversación que finalmente ocurrió.

"¿Siempre vigilando, guardia?" bromeó Jake desde lo alto, girando lentamente en su aro.

"Es parte del trabajo... pero quizás hay algo más que me atrae", respondió Tom, cruzando los brazos y sonriendo con timidez.

Jake bajó suavemente hasta quedar frente a él, su sonrisa igual de suave. "Creo que ese algo más es mutuo."

Esa pequeña interacción marcó un antes y un después. La tensión entre ellos creció, y la noche del siguiente espectáculo, Tom se sentía más nervioso de lo habitual. Aunque su deber era vigilar y mantener la seguridad, sus ojos se dirigían constantemente hacia Jake.

El espectáculo comenzó como siempre: la carpa estaba repleta de espectadores emocionados, las luces brillaban intensamente y la música resonaba en cada rincón. Jake estaba suspendido en lo alto, desafiando el equilibrio con la elegancia que lo caracterizaba. Cada giro, cada pirueta era perfectamente ejecutada, y Tom no podía apartar la mirada.

Pero entonces, durante uno de los giros más complicados de la rutina, algo salió mal. Jake, confiado en su habilidad, intentó un movimiento que había realizado incontables veces. Sin embargo, un pequeño desliz ocurrió. Su mano, sudorosa por el esfuerzo, se resbaló del aro por una fracción de segundo. El público no se dio cuenta de inmediato, pero Tom, con sus ojos siempre atentos, lo notó.

El desliz fue tan pequeño que podría haber pasado desapercibido, pero esa pequeña pérdida de control fue suficiente para que Jake perdiera el equilibrio. Mientras intentaba corregir el movimiento, su cuerpo comenzó a inclinarse hacia un ángulo peligroso. Sus manos buscaron desesperadamente aferrarse al aro, pero el impulso de la caída ya había comenzado.

En cuestión de milésimas de segundo, Jake se soltó completamente. Su cuerpo cayó en picada desde lo alto, sus piernas y brazos extendidos mientras el aire lo envolvía. Para la audiencia, la escena fue tan rápida que apenas tuvieron tiempo de reaccionar. Un grito colectivo surgió desde las gradas, y el pánico se instaló en los corazones de todos los presentes.

Pero para Tom, todo pareció ocurrir en cámara lenta. En cuanto vio que Jake caía, su instinto lo impulsó a moverse. Sin pensarlo, comenzó a correr hacia el centro del escenario, esquivando a los otros artistas que intentaban comprender lo que estaba ocurriendo. El sonido del viento y los gritos de la multitud se desvanecieron en sus oídos, mientras su enfoque estaba únicamente en Jake, que descendía rápidamente.

Cada segundo parecía eterno. El cuerpo de Jake caía en un ángulo extraño, y aunque no mostraba miedo en su rostro, Tom sabía que no podía permitir que tocara el suelo. Justo cuando la distancia entre Jake y el suelo era mínima, Tom llegó a tiempo. Se lanzó hacia adelante con los brazos extendidos y lo atrapó, sintiendo el impacto del cuerpo del acróbata en sus brazos.

Ambos cayeron al suelo con el peso de la inercia, pero la caída había sido suavizada por Tom. La audiencia se quedó en completo silencio, atónita por lo que acababa de suceder.

Jake, en lugar de estar asustado o nervioso, simplemente se echó a reír, recostado sobre el pecho de Tom. "Vaya... parece que cometí un pequeño error," dijo entre risas, su respiración algo agitada.

Tom, aún recuperándose de la adrenalina, lo miró con incredulidad. "¿Eso es todo lo que tienes que decir? Casi te matas ahí arriba."

Jake lo miró a los ojos y sonrió con confianza. "Sabía que me atraparías."

Tom no pudo evitar sonreír. El alivio y la alegría se mezclaban dentro de él mientras abrazaba suavemente a Jake. "No dejaría que te pasara nada."

El público, que había estado conteniendo el aliento, estalló en aplausos y vítores. Pero para Tom y Jake, todo lo demás desapareció. En ese momento, solo existían el uno para el otro.

Jake se inclinó hacia él, con una mirada que decía más de lo que las palabras podían expresar. "Gracias," susurró, y sin dudarlo, acercó sus labios a los de Tom, sellando el momento con un beso bajo las luces brillantes del circo más famoso del mundo.

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Fin.
Palabras:930