ೀ.!Pequeños mundos¡⭒๋࣭ ⭑ 2.

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Jake despertó temprano, abriendo lentamente los ojos. La luz del sol entraba suavemente por la ventana, iluminando la camita diminuta donde dormían él y Tom. Al girarse, sonrió al ver que Tom estaba profundamente dormido, abrazándolo. Sin embargo, un detalle le llamó la atención: el cuarto estaba inusualmente tranquilo, y "Dedito", como Tom había comenzado a llamar a su cuidador, no estaba allí.

Jake se levantó con cuidado, apartando el brazo de Tom sin despertarlo. Se desperezó y observó el espacio a su alrededor, sintiendo que algo no estaba bien. Justo en ese momento, un suave y rasposo "miau" rompió el silencio. Jake se tensó, sabiendo lo que significaba: ¡el gato de Dedito estaba allí!

Jake sintió un ligero pánico y miró a Tom, que comenzaba a parpadear, despertándose sin tener idea del peligro. "Tom... despierta", susurró Jake, con el corazón latiendo rápido. "El gato está aquí."

Tom se desperezó, medio sonriendo. "Jake... ¡hay un gatote!" dijo alegremente, sin comprender la gravedad del asunto.

Antes de que Jake pudiera decirle que se quedara quieto, el gato se acercó sigilosamente y, en un movimiento rápido, alzó una de sus enormes patas peludas y atrapó a Tom por la camiseta, levantándolo como si fuera un juguete.

"¡Jake! ¡Ayúdame!" gritó Tom, agitando sus piernas mientras intentaba liberarse.

Jake se lanzó hacia la pata del gato, sin dudar ni un segundo. "¡Suéltalo, maldito gato!" gritó, agarrándose de un mechón de pelo del gato para subir y llegar hasta donde tenía a Tom. Jake daba pataditas y tiraba del pelaje del gato con todas sus fuerzas, pero la bestia ni siquiera parecía notarlo.

El gato, curioso y juguetón, comenzó a sacudir la pata de un lado a otro, moviendo a Tom como un péndulo. Finalmente, en un intento por retenerlo, el gato apretó sus garras, y Tom cayó. Jake soltó el pelo del gato y corrió hacia el borde de la camita justo a tiempo para ver a Tom rebotar sobre el suelo y luego resbalar hacia el alféizar de la ventana, que estaba abierta de par en par.

Sin pensarlo, Jake corrió tras él. "¡Tom! ¡Aguanta!" exclamó, estirando la mano para alcanzarlo. Al llegar al borde del alféizar, Jake se lanzó y consiguió atrapar la mano de Tom en el último segundo. Ambos se tambalearon peligrosamente, y aunque se sentían seguros el uno en el otro, sabían que estaban a punto de caer.

"Jake... no quiero caerme", murmuró Tom, con sus ojos llenos de miedo. El viento les hacía balancearse sobre el filo de la ventana, como dos hojas en una rama.

Jake intentó sonreír, aunque el miedo lo paralizaba. "No voy a soltarte, Tom. Confía en mí..."

Pero mientras trataba de halarlo hacia sí, Jake resbaló. Sus pies patinaron en la superficie lisa de la ventana y, por un breve instante, ambos estuvieron al borde del vacío. Cerraron los ojos, esperando lo peor.

De repente, una sombra grande se acercó rápidamente. Era Dedito, que había vuelto al cuarto y, al ver la escena, corrió hacia la ventana. Su gran mano se estiró y, con la precisión y la suavidad de quien sabe cuidar lo que es valioso, atrapó a Jake y Tom, levantándolos de regreso al interior del departamento.

Jake abrió los ojos y vio que estaban a salvo en la palma de Dedito. Tom suspiró aliviado y, en un impulso, abrazó a Jake con fuerza, como si no quisiera soltarlo nunca más.

"Dios mío, chicos, ¿qué estaban haciendo?" exclamó Dedito con una voz firme, aunque en el fondo se notaba su preocupación. "¡Las ventanas son peligrosas, y el gato siempre anda curioso! ¿Qué estaban pensando?"

Jake bajó la cabeza, sintiéndose culpable. Por su parte, Tom solo miró a Dedito con una sonrisa pequeña y nerviosa. "Perdón, Dedito... no volverá a pasar", dijo, aunque en el fondo no parecía entender del todo lo que había hecho mal.

Dedito suspiró, dejando escapar una mezcla de alivio y agotamiento, y los llevó de regreso a su camita. Los colocó con cuidado y les lanzó una mirada que decía claramente que tendrían que portarse mejor. Luego se alejó unos momentos y volvió con un pequeño festín: dos donas diminutas y una rebanada de sandía perfectamente cortada en cubitos.

"Coman, y por favor, quédense aquí hasta que vuelva", les pidió con suavidad. Tom asintió rápidamente, y Jake también, aún un poco avergonzado.

Cuando Dedito se alejó, Tom ya había tomado una de las donas y estaba comiendo con entusiasmo, como si nada hubiera pasado. Jake lo observó, sintiendo una mezcla de cariño y resignación.

"¿Sabes, Tom? Algún día deberías ser un poquito más cuidadoso," dijo Jake, sonriendo. Aunque Tom era torpe y algo despistado, siempre lograba hacer que su mundo fuera más interesante, y Jake no cambiaría eso por nada.

Por ahora, todo estaba en paz en su pequeño mundo.

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Fin.

Palabras: 787

๋࣭ ⭑⚝ One-shots ¡Tomjake!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora