Todo fue dulce cuando comenzó.
Las charlas desde que amanecía hasta el anochecer, los chistes que solo nosotros entendíamos, las miradas que decían más que mil palabras, esa chispa que había entre ambos, el interés mutuo era lo que me había enamorado.
Los miles de mensajes que veía en la mañana cuando me iba a dormir sin avisar eran la cosa más hermosa del mundo. Los pucheros, dramas y berrinches eran lo más tierno que mis ojos habían visto.
Tus abrazos y tus besos fueron mi perdición y aún los anhelo como si fuera la primera vez que los tuve y esperé a volver a verte para tenerlos otra vez.
La foto en mi buró, las flores que aún conservo, los anillos, las cartas y el collar que me regalaste. Las pulseras que alguna vez fueron de ambos y que apenas pude soltar.
Los bellos momentos, llenos de amor, magia, risas y muchas cosas más.
Nuestra primera cita, ese lugar tiene una historia, tantas veces que estuvimos entre los árboles, en los columpios, sentados en el pasto y caminando por ahí.
El museo, el cine, la cafetería, la escuela, ese lugar, el transporte. Todo aquello tiene una historia.
Una bella, pero dolorosa historia.
El primer beso bajo ese árbol, por si lo dudas, aún conservo las flores, los dulces, las fotos y todos los recuerdos que ese día creamos.
La vez que te presenté a mi familia, ese día jamás lo olvidaré.
Así como no olvidaré como la primera vez que te ví en persona llegaste a mi casa con un ramo de flores, verte ahí parado con esa expresión en tu rostro, esos ojos que brillaban más que todas las estrellas juntas, tu sonrisa y tu cabello, tu bello cabello.
Cuando todo inició, juraste que jamás terminaría, prometiste que esto no acabaría, me dijiste que yo única sería y que jamás me dejarías.
¿Acaso no sabes cumplir promesas?
¿No estás escuchando mis gritos desesperados pidiendo que vuelvas, que te quedes?
¿No me ves cambiando todo de mi para poder volver a estar a tu lado?
¿No logras ver las lágrimas en mi rostro?
¿No ves como desde que despierto hasta que duermo estoy rogandote que regreses y esperando que tú partida haya sido solo un producto de mi imaginación?
No, no logras verlo, por qué tu no puedes ver más allá de lo que tienes.
Y ese es el detalle.
Ya no me tienes.
Te empeñaste tanto en alejarme que lo conseguiste, lo conseguiste y ahora me gustaría que jamás lo hubieras logrado.
¿Si hubiera luchado un poco más seguirías aquí?
¿Acaso si hubiera luchado, yo seguiría aquí?
Quizá si y tú no estarías leyendo esto, no estarías recibiendo está carta.
Con honestidad te digo que te amo, que te amé hasta el final.
Y creo que el momento ha llegado.
El gran final, lo más esperado.
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Al final los dos lo dejan de intentar
Romansa¿Puedes escuchar mis pasos alejándome? ¿Puedes escuchar mi llanto cuando te vas? ¿Puedes escuchar mi corazón romperse? ¿Puedes ver las lágrimas en mi rostro? Una persona que no sabe cumplir promesas siempre le hará daño a quienes confían en sus vací...