Confusión

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Y ahí estaba ella de nuevo, viendo a Kim JongDae, ya siendo un hombre casado y con dos hijos, el anillo en su dedo anular le subía la bilis a la garganta, quería vomitar.

-HaNa... Has crecido bastante. - JongDae quiso acercarse, pero ella retrocedió con la vista en sus pies.

- Claro que sí, han pasado cuatro años. - El suspiro ante el tono amargo de las palabras de HaNa.

- Las cosas no tienen que ser asi, HaNa yo... - Ella levantó la mirada, forzandose a ser fuerte y mostrarle una fortaleza que no poseia en este instante, su presencia le hacía arder el pecho.

- Seré cortes contigo solamente por qué trabajamos en la misma empresa y debemos interactuar, si se muestra algo diferente a una amabilidad de compañeros, empezaran los chismes, y a un hombre de familia eso no le conviene, ¿No es así? - El suspiro pasando una de sus manos por el cabello, parecía un poco exasperado.

- Está bien HaNa, por ahora será así.

HaNa era una tonta, volvía a caer ante JongDae, ante sus dulces labios y sus suaves caricias, sabía que estaba mal, él estaba casado y ella básicamente era su amante, pero ¿Que podía hacer? Lo amaba, y luego que el se acercara sin previo aviso detrás de bambalinas en uno de los conciertos del SMtown y la besara, estaba nuevamente rendida a sus pies.

- Nunca deje de amarte. - Dijo separándose de sus labios, pero sin soltar su rostro y acariciando sus mejillas.

- ¿Sigues amándome? Le cantaste aquella canción que tarareabas en mi oído cada noche en tu boda y tienes otro hijo con ella... ¿Que tipo de amor es ese? - dijo con dolor.
Aquellas palabras lo hicieron suspirar y junto su frente con la de ella.

- Lo hice pensando en ti, todo lo hice pensando en ti... - Ha Na soltó un bufido y lo apartó.

- Por favor JongDae, ¿Cómo pretendes que me crea aquello?

- Aun si no me crees, esa es la verdad. - se acercó a ella y tomo su mano para llevarla a su boca y besarla suavemente; aquella acción hizo que HaNa se sonrojara y volviera a sentir esa calidez en su vientre, dios mío... ¿Cómo podía ese hombre tenerla después de cuatro años de nuevo a sus pies?

- Después de salir del ejército quise buscarte, sabía que no estaba bien, pero quería verte... Supongo que hiciste hasta lo imposible para evitarlo. - Sonrió levemente, en sus ojos se veía un poco de tristeza. - Pero soy afortunado, somos de la misma empresa y tarde que temprano tendríamos que coincidir, fueron dos años muy largos... - HaNa miró hacia otro lado, ¿Que estaba pasando? Aquello parecía un sueño muy bizarro.
JongDae la jaló del brazo y la abrazo, ella cerró los ojos al apoyarse en su pecho, aún conservaba aquel aroma que la volvía loca. - Se que lo que voy a pedirte es egoísta... - La apreto dentro de sus brazos y acercó sus labios a su oído, aquello provocó un corrientazo de deseo por todo su cuerpo, y tuvo que ahogar un gemido de placer. - Pero quiero que seas mi amante. - Ha Na se apartó y lo miró sin saber cómo sentirse, ¿Feliz o usada?

- ¿Qué estás diciendo JongDae? Es una estupidez, ¿Soy un juego para ti? - Él nego varias veces.

- Se que no está bien... - HaNa lo interrumpio.

- Si sabes que no está bien, ¿Por qué lo estás diciendo entonces? - Él se revolvió el cabello con ansiedad.

- Por qué te necesito, entre HaNuel y yo no hay nada, lo del segundo hijo fue una debilidad de mi cuerpo, te necesitaba locamente y no podía tenerte, simplemente la use... - HaNa rio ante lo que oía, ¿Qué clase de hombre era ese? No era el JongDae del quien se había enamorado.
Él tomo aire varias veces antes de volver a mirarla y hablar. - Esto que te estoy diciendo es algo que he pensando durante mucho tiempo; amo a mis hijos, sabes perfectamente que este matrimonio fue una responsabilidad que debía tomar, me equivoqué y te perdí... Ese fue el precio que pagué por mi error. - Se acercó a ella. - Pero no quiero dejarte ir para siempre... Por favor regresa. - Sus ojos eran suplicantes, estaban brillosos por las lágrimas, y ella no sabía que hacer. Aceptar acarrearía muchos problemas, sería la amante... Nunca podría tener una relación abierta, no podria ir por ahí mostrando lo orgullosa que se sentía de tener a un hombre como él a su lado. No podria tener una familia "normal"; sería la segunda siempre, y sus hijos tendrían que aprender a vivir con eso. Y aún así, durante los segundos en los que HaNa pensó todo aquello, su boca formuló un "está bien" aceptando aquel destino tan amargo que tienen las que nunca son elegidas y siempre son el segundo plato.
HaNa era una estúpida.

Pero HaNa era feliz, tocaba el cielo con sus manos y no quería soltarlo. Pese a que su relación era prohibida, JongDae había vuelto a ser aquel de hacia cuatro años; ese hombre amoroso, sensible y maravilloso del quien se enamoró.
Por momentos olvidaba que era la amante, cada rato libre que él tenía la pasaba a su lado, de hecho, había comprado un lujoso apartamento y lo había puesto a nombre de HaNa, allí pasaban casi todo el tiempo juntos, obviamente no podían tener una cita libremente en la calle.
Había vuelto a usar aquel collar que le había regalado, por qué sí, tontamente lo había guardado, y ahora le hacía juego a un hermoso anillo que hacía poco en una cena romántica le había regalado.

HaNa se acercó silenciosamente por su espalda y lo abrazó, él sonrió un poco y acaricio sus manos.

- ¿Ya tienes hambre? No he terminado la cena. HaNa nego aún con el rostro contra su pecho.

- Solo quería abrazarte. - JongDae se giró para tomarla entre sus brazos y besarla, HaNa soltó un suspiro sobre sus labios y se dejó llevar por el delicado movimiento de los de él. Poco a poco JongDae la hacia retroceder hacia el mesón de la cocina, su espalda dio con este y él la subio, haciendo que abriera sus piernas y pudiera colocarse entre ellas. HaNa abrazó su cintura con sus piernas, generando una deliciosa fricción que los hizo gemir.
Poco después JongDae se separó sonriendo.

- Debemos parar, o no tendremos cena. - se giró para seguir revolviendo lo que sea que había en aquella olla.

- ¿Te conté que haremos nuestro debut japones? - Él la miro sobre el hombre, sonriendo.

- Eso es estupendo, ¿Cuando viajan?

- La próxima semana, saldremos en un programa japones con otras bandas. - Él sonrió mientras servía la cena.

- Se que les irá muy bien. - Ha Na sonrió asintiendo, de alguna manera sentía que algo bueno saldría de ese debut japones.

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