Reiniciar II

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Desde que HaNa había vuelto a Corea, no había podido volver a tocar a JongDae, se la pasaba evitandolo, asegurándole que estaba terriblemente ocupada por un nuevo drama al cual había audicionado hacia unos meses y había conseguido un papel secundario. Él aceptaba sin problemas, quizá en otro momento aquello habría generado que se quebrara la cabeza pensando: ¿Qué estaría pasando?, pero ahora solo pensaba en una persona y era: Moriuchi Takahiro.
Hablaban todos los días por mensajes de texto, incluso se hacian videollamadas. A él le encantaba llamarla para contarle muy contento como iba la preparación de su nueva gira, incluso le contaba emocionado como estarían en el estadio KIA Forum en Los Angeles, su emoción era tanta, que la contagiaba a ella, quien solo lo escuchaba hablar con una sonrisa, no podía negar que esperaba sus mensajes o llamadas todos los días, incluso le sonreía como una tonta al celular. Aquella etapa nunca la había vivido con nadie, ni siquiera con JongDae, su relación habia empezado llena de deseo, HaNa era una mujer inexperta cuando estuvo por primera vez en su cama, y las sensaciones que JongDae le transmitía, no eran para nada comparadas con las que le provocaba Takahiro.
JongDae era puro fuego, un hombre al cual veías y sentías el deseo bailar por tu vientre, sus besos te hacían temblar las piernas y deseabas más. Pero con Takahiro... Sentía paz. Con él nunca si quiera se habían tomado de la mano y menos habían hablado del amor. Pero la calidez y tranquilidad que cada mensaje o llamada dejaban en ella no podía negarlos. Takahiro era como un salvavidas, ponía su corazón en paz.
Aunque justamente en ese momento la hacia sentir inquieta, desde hacía varias horas Takahiro no contestaba sus mensajes, ella se decia que quizá estaba muy ocupado con sus ensayos -siendo consciente que siempre le hablaba entre las pausas de las canciones-. Suspiro agobiada, nunca pensó que un solo mensaje, o mejor dicho, la falta de este la tuviera tan ansiosa.
Fue por eso mismo que cuando su celular vibro al anuncio de un nuevo mensaje, lo tomo y sonrió al ver de quien era: Takahiro-san. Aquel nombre la hizo sonreír y cuando leyó el mensaje, su sonrisa se amplió mucho más.

- Estoy en Corea. 


- ¡Takahiro-san! - HaNa movia sus manos sobre su cabeza para hacerse ver, se sentía terriblemente emocionada, y como no hacerlo, si cuando sus miradas se cruzaron, aquella sonrisa tan honesta que le dedicó Takahiro la desarmo por completo. Sí, él igual se emocionaba al verla.

-HaNa-san, gracias por venir a recogerme. - Ella sonrió negando con la mano.

- Te dije que cuando vinieras a Corea yo sería tu guía, así que lo voy a cumplir. - Él solo sonrió y la siguió hacia el carro que había estacionado unos metros más adelante. - ¿Vienen de gira? - Él asintio, aunque no entendía el sonrojo que tenían sus mejillas.

- Mis compañeros de banda vendrán unos días después... - Ah... Ya entendía su sonrojo, pero, ¿Se había adelantado unos días al concierto por verla a ella? La felicidad que revoloteaba por su pecho era tal, que tuvo que resistir las ganas de sonreír de oreja a oreja.

- Entonces, ¿Vamos por un chocolate? -La sonrisa que le brindo fue tan brillante, que HaNa tuvo que reprimir el deseo de abrazarlo.

- ¡Vamos!

Se había enamorado, se había enamorado perdidamente. Esa certeza llego a su mente mientras veía caminar a Takahiro una noche antes del concierto que tendrían en Seúl. Habían pasado unos días hermosos, HaNa como siempre se olvidaba de todo estando con él, todo quedaba en segundo plano. Y esa noche mientras sentía la llamada insistente de JongDae en el celular, HaNa deseo poder ser alguien mejor para él, quien era tan inocente y puro; ella llevaba siendo la amante de su primer amor hacia ya casi un año, el cual tenía dos hijos y vivía aún con su esposa. Eso le hizo bajar la mirada avergonzada, eso que brotaba de su pecho se sentía más como el primer amor que lo que había sentido por JongDae. Deseó haber conocido hace mucho más tiempo a Takahiro, y haberle brindado su inocencia, y sus primeras veces.
La primera vez que tomara su mano, su primer abrazo, su primer beso...

- HaNa-san... - Ella levantó la mirada ante la suave voz de Takahiro, lo tenía enfrente, con sus mejillas sonrojadas y las manos en los bolsillos de su abrigo. - Hay una razón por la que vine unos días antes del concierto. - HaNa sintió su corazón palpitar con fuerza, lo sentía en la garganta y le dificultaba tragar, se sentía tan nerviosa, ¿Cuando había sido la primera vez que una mirada tan dulce como aquella le calentaba el alma? - Vine a decirte personalmente que me gustas, ¿Quieres salir conmigo? - soltó todo a trompicones, como si creyera que sí no lo hacia rápido perdería el valor que había tomado, bajo la mirada terriblemente avergonzado y aunque HaNa podía saltar en una sola pierna de la felicidad, no se creía merecedora de un hombre como él.

- Takahiro-san, yo.... Tambien siento lo mismo, pero... - La felicidad que había mostrado el rostro de Takahiro se congelo cuando escucho aquel "pero". HaNa lo miró, sabía que estaba igual de sonrojada que él, no quería admitir nada de lo que iba a decir, pero el merecía sinceridad, y por eso le contaría todo, desde el inicio de su primer amor, hasta la compleja situación en la que estaba al ser su amante.

Él la escucho en silencio, mientras oía su relato, HaNa sentia una especie de alivio al ver que en su rostro no se reflejaba asco ni aversión, solo podía ver sus hermosos ojos negros en los que ella se reflejaba, ni sentía que él la odiara, y eso aligero su alma.

- HaNa-san, ese es tu pasado, a mí no me importa, quiero ser tu presente, sin embargo, quiero agradecer el valor que tuviste para decirme eso. - Le sonrió y rebuscó entre los bolsillos de su abrigo, cuando encontró lo que necesitaba se lo extendió a HaNa, quien lo tomó dudosa: era un boleto para el concierto de mañana. - Por favor ven, mañana después del concierto puedes responderme.

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