Reiniciar I

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El set del programa japones era pequeño pero muy iluminado, junto con el grupo de ella se encontraban dos más, cada uno de un género distinto; uno de ellos era de rock. HaNa los había escuchado tocar después de ellas, la voz del vocalista le había gustado mucho, era delicada, pero no perdía la fuerza cuando se unia con la explosión de guitarra y batería.

- Hola. - HaNa se giró sorprendida, no había oído llegar al chico que estaba a su lado. Era mas alto que ella, de tez blanca y cabello negro. - Soy Moriuchi Takahiro, es un placer. - Aquel chico le tendió la mano, invitandola a estrecharsela, lo que más le sorprendió fue lo delicada de su voz al hablar, no era ni siquiera parecida a esa explosión de energía que tenía al cantar.

- Oh... El gusto es mío, soy Kim HaNa - Sonrió estrechandole la mano, su piel era suave, extrañamente la hizo sentir una sensación calida en su pecho, pero opto por ignorarla.

- Se que es repentino... - HaNa lo vio nervioso, incluso vio que en sus mejillas se coloreaban de un ligero tono rojizo, aquello le pareció adorable, ver a aquel chico de apariencia ruda, con tatuajes y un presencia escénica llena de seguridad, tornarse inseguro le daban ganas de abrazarlo. - Pero si te parece bien.. Podemos intercambiar números... - Aquella última palabra la había dicho casi en un susurro, como si las fuerzas que había tomado para acercarse a ella se hubieran esfumado a último minuto.

- Claro, me gustaría. - Le sonrió y saco su celular, el chico alzo la mirada con una sonrisa que hizo que el corazón de HaNa saltara por un micro segundo, ¿Qué había sido aquello?

- Hey, ¿Que tal?

HaNa se encontraba sola en la habitación del hotel, y aún sin saber por qué, sonrió al ver el mensaje de Takahiro, sintió que muy en el fondo había estado esperando su mensaje.

- Moriuchi-san, ¿Cómo estás?

- Puedes llamarme Takahiro...

HaNa se lo imagino sonrojado al escribir aquello, y eso la hizo sonreír.

- Vale, entonces serás Takahiro-san

- Sí, está mejor..
Sabes, no sé si te gustaría salir a tomar un café...
Solo si quieres, claro.

HaNa se quedó mirando la pantalla unos segundos, ¿Cuánto le habría costado escribir aquello? Sonrío tontamente enternecida, por alguna razón quería ver más de aquel chico tan tímido y tierno.

- Claro que sí, ¿Dónde nos vemos?

HaNa lo vio desde lejos, la esperaba debajo de una farola, llevaba capucha y su cuello estaba cubierto por una frondosa bufanda; sonrió al notar que jugaba nervioso con sus pies, pese al frío que hacía en ese momento, se veía que más sentía el nerviosismo que el viento gélido que estaba empezando a hacer.

- Hey... - Se acercó con una sonrisa, él levantó la mirada y en cuanto la vio pudo notar la felicidad en sus ojos, aquello la hizo detenerse, ¿Que estaba haciendo? ¿Si quiera estaba bien salir con Takahiro cuando tenía a otro hombre en Corea?

- HaNa-San, gracias por venir, hace frio, ¿Vamos por el café? - La miró sonriente, no sabía si ese tono rojizo era sonrojo o a causa del frío.

- No me gusta el café. - Apenas terminó de decir aquello pudo ver como su rostro se ponía con una expresión de miedo.

- Oh... Y-Yo n-no sabía, l-lo siento... - bajo la mirada y oculto parte de su avergonzado rostro entre su bufanda, HaNa quería abofetearse por aquello, lo había hecho sentir mal.

- Pero en las cafeterías venden chocolate caliente, ¿No?. - Lo miró de solasyo y noto como se volvía a animar.

- ¡Claro que sí! Dónde iremos hacen un chocolate delicioso.

HaNa sonrió empezando a caminar. - Entonces vamos. - Él asintio con aquella sonrisa tan transparente e inocente y la guío a una pequeña pero confortable cafetería, donde se sentaron en una mesa del fondo y empezaron a conocerse.

Cuando HaNa acepto aquella salida, pensó que no sería gran cosa, solo tomar algo caliente con un chico cualquiera, pero Takahiro la hizo pasar un momento increíble, haciendo que se olvidará de todo, incluso, de contestar las llamadas de JongDae; ella, por primera vez en muchos meses, no había pensado en él.
Durante los siguientes días que estuvo en Japón, Takahiro estuvo a su lado, llevándola de aquí para allá, enseñándole lugares, comida y gente con aquella voz tan suave que parecía solo tener para ella. A ella le gustaba verlo, y estar a su lado; más de una vez sintió su mirada sobre ella, y cuando se giraba para verlo, él desviaba la mirada avergonzado, con aquel sonrojo que ya HaNa conocía tan bien.
Con él se sentía diferente, era una sensación que nunca había tenido ni siquiera con JongDae; la calidez en su pecho no era deseo, era algo más inocente y lindo, aquel muchacho doce años mayor que ella, a su lado parecía un adolescente que vivía la mejor etapa de su vida. O ¿HaNa egoístamente quería creer que aquello que veía en sus transparentes ojos era cariño? Debía admitir que con él a su lado, nadie más importaba y su mente solo se enfocaba en él, en sus gestos, en aquella sonrisa tan grande y hermosa que tenia, en sus palabras y aquella suave voz que ya empezaba a encantarle.
Pero... ¿HaNa se merecía a un hombre como él? Tan puro, o si quiera, ¿Él merecía a alguien como ella? Tan sucia.

- ¿HaNa-san? - La suave voz de Takahiro la despertó de sus pensamientos, parecía preocupado por algo.

- Oh... Takahiro-san, ¿Pasa algo? - Él miró hacia otro lado, con ese sonrojo tan caracteristico, eso la hizo sonreír, ¿Que estaría pasando por su mente?

- Mañana regresaras a Corea ¿Verdad? - HaNa asintio en silencio, por su mirada hacia el horizonte y su semblante serio quiso creer que aquella "separación" le dolía, aunque habían sido solo unos días que habían compartido juntos. - Seguiré escribiendote, HaNa-San, ¿Me contestarás? - La miro casi suplicante, ¿Cómo podía negarle algo a esa carita de angel?

- ¡Claro que sí! Ojalá vayas pronto a Corea, ahora sere yo quien sea tu guía. - Aquello lo hizo reír.

- Ten por seguro que iré.

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