A paso lento

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La diosa de la forja

Acepte tu invitación inesperada con el objetivo de escuchar lo que tienes que decir, pero de una vez te lo voy diciendo ... .Hestia, no te entregaré a Bell.

En un pequeño bar al sur de Orario, la diosa de las mentiras Loki y la diosa de la hoguera o familia hestia se encontraban sentadas en una mesa solamente para ellas dos.

–Mikoto…
El nombre de la oriental salió de las cuerdas vocales del albino, quien se le hizo extraño el comportamiento de la samurái, que actualmente estaba sentada ahorcadas encima del regazo del albino, mientras apoyaba su cabeza en su hombro y acaricia su nuca.

Riveria y Ryuu que habían llegado hace poco, trataban de hacer lo posible por no mostrar mucho los celos que sentían en estos momentos.

–Lo siento….solo. déjame estar un poco más así.

Las  palabras casi entre cortadas en lágrimas de la occidental reveló el duro mes que ha tenido como capitana de la familia hestia en ausencia del albino.

Mikoto se pegó más al cuerpo de Bell, frotando su entre pierna con la de el.

Algo que colocó muy nervioso al albino pero trato de controlarlo, pues Riveria y Ryuu, lo miraban directamente.

–Cr-crees que podamos ir a otro lugar a hablar más tranquilamente…?

Le pregunto Bell a Mikoto.  La samurái volteo a míralo y asintió, fue entonces que Mikoto bajo del regazo de Bell y se limpio las lágrimas.

Riveria aprovecho este momento para dar unas día es palmadas a la espalda de la chica.

–Gracias…

Susurro a Mikoto a Riveria, y ella asintió.

–Si desean hablar en un lugar más tranquilo, acerca de lo que pasó. Bell, la biblioteca de la mansión está libre.

–Eh? ¿Podemos?

La declaración acerca de la biblioteca, sorprendió a los tres jóvenes, no esperaban tal oferta de parte de Riveria y más cuando hay un miembro de otro familia.

–Si, bueno, la señorita Mikoto tendrá mucho que contarte, así que es el único lugar que se me ocurre para que tengan un poco de privacidad. Tranquilos yo me encargaré si llegase a pasar algo.

Bell le sonrió a Riveria en agradecimiento, un pequeño sonrojo en las mejillas de la princesa al verlo.

–Ryuu-san, cuanto tiempo.
Bell antes de partir se acercó a hablar un poco con su amiga Ryuu quien tomó el atrevimiento y abrazo al conejo, acto que este no espero.

–Me alegra ver que estés bien, me había preocupado mucho tu estado.
Dijo recordando el estado enfermo del albino.

–Muchas gracias por cuidarme cuando eso…
Bell respondió en abrazo tras escuchar las palabras de su amiga.

–Bien, sin más no te quitaré mucho tiempo. Tengo que ir a recoger unos suministros o si no, mama mía se enojara.

–Jeje, nos vemos luego Ryuu-san.

(Por que soy la única que no puede abrazar a Bell tan libremente…)
Pensó Riveria con un pequeño puchero.

Pero aún así de igual manera se despidió de de Ryuu. Y se junto con Bell y Mikoto.

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⏰ Última actualización: Sep 23 ⏰

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