Deux

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"Tantas voces en el mundo y la única que alborota mi corazón es la tuya."


Se escuchó un estridente y molesto timbre; aunque a muchos le encantaba, les resultaba liberador, este anunciaba el receso. Katsuki salió del salón donde había estado tomando clases de lógica y buscó a su amiga Camie con la mirada y la encontró cerca de la cafetería, para ir hacia está tenía que cruzar el gran patio de la universidad. Cuando se estaba empezando a dirigir hacia ella vio como un bicolor que conocía bien, fumaba contra un rincón, estaba acompañado por una molesta e histérica chica que siempre estaba encima de él como una pulga.

El rubio rodó los ojos al ver la imagen, estos dos iban a pasar desapercibidos por el rubio hasta que el bicolor tiró la colilla de su cigarrillo al suelo y lo pisó con la suela de su zapatilla. Este lo hizo, aunque no había terminado de fumarlo porque Katsuki no le estaba prestando la atención que quería.

El ojirubí con cierto enojo se dirigió a ellos. Se paró frente a Shoto con el ceño fruncido y los brazos cruzados, esperando que este al verlo levantara lo que había tirado pero el bicolor no lo hizo, levantó una ceja, sonriendo de costado.

— ¿Qué esperas para levantarlo?— dijo el rubio aún con el ceño fruncido y su tono de voz un poco alto.— ¿Qué lugar quieres dejarles a nuestros nietos?

Shoto soltó una sonora carcajada.— Yo pensando que vas a rechazar la idea de que tengamos hijos y tú ya pensando en nietos.— notó como las mejillas de Katsuki se tornaron extremadamente rojas y sonrió victorioso, nunca le decía cosas como estás. La mayoría de las veces solo le molestaba y ya, siempre quiso ver como reaccionaría ante algo como eso.

— Sabes que no quise decir eso.— dijo en un susurro, aunque de igual modo se escuchó. El ojirubí desvió la mirada, el bicolor lo estaba poniendo nervioso, cuando lo hizo vio como Momo, la pelinegra idiota, estaba incómoda, así que, decidió por irse.

Se giró y comenzó a caminar, casi trotando hacia la cafetería, dejando a Shoto con una pregunta dando vueltas en su cabeza. "¿Cómo es qué podía provocarle tantas sensaciones con solo hablarle?".

— Ese chico es muy raro.— murmuró la pelinegra antes de lanzarse nuevamente sobre el bicolor, abrazando su cuello con sus delgados brazos.

— Es raro pero también precioso.— susurró Shoto. La pelinegra lo oyó, pero fingió no haberlo hecho; ella esperaba que el chico solo estuviera bromeando.





Colillas de cigarrillos [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora