III

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—¿Qué mierda te sucede, Sinclair? —gruñó Wednesday, su voz era un cuchillo afilado que cortaba el aire con frialdad.

Enid giró lentamente, su rostro mostraba una mezcla de sorpresa y ofensa, aún limpiando la sangre de su labio partido. Cada movimiento era tenso, como si tratara de contener una tormenta interna. Su mano temblaba mientras presionaba el algodón contra la herida, pero sus ojos se encendieron al encontrarse con la oscura mirada de Wednesday.

—¿Disculpa? —murmuró, arqueando una ceja, ofendida, intentando mantener el control—. Si vienes a reclamar por tu "novia", no tengo tiempo para esto.

Wednesday rió, pero era una risa vacía, cargada de sarcasmo. Cada palabra que salía de su boca estaba impregnada de veneno.

—Eres una idiota. —Su risa se apagó, dando paso a una mirada de puro desdén—. Crees que todo gira en torno a ti, Sinclair. Te crees el centro del maldito universo.

El algodón cayó de las manos de Enid mientras se giraba completamente hacia Wednesday, su mirada chispeante de ira.

—¿Qué mierda estás diciendo? —respondió, su voz subiendo un tono mientras daba un paso adelante—. Saliste con Yoko, la que se suponía era mi amiga, solo para molestarme. ¿De verdad crees que me quedaré aquí sin hacer nada?

—Sí. —La voz de Wednesday fue fría, cada palabra calculada—. Tú y yo no somos nada, Enid. No tienes por qué reaccionar como un animal salvaje.

El rostro de Enid se congeló. La palabra "nada" resonó en su cabeza como un eco vacío, y por un segundo, su rabia se desvaneció, reemplazada por una punzada de dolor. Luego, la incredulidad se instaló en su pecho.

—¿Estás… defendiendo a Yoko? —preguntó, incrédula, sus ojos buscando alguna señal en el rostro de Wednesday.

La respuesta de Wednesday fue un silencio helado, pero eso bastó para que Enid comprendiera. Rió, pero su risa fue amarga, carente de cualquier rastro de humor.

—¿Eso es lo único que te importa? —susurró, su voz temblando con una mezcla de dolor y frustración.

—¿Por qué la defiendes? —demandó con seriedad, sus ojos clavados en los de Wednesday, esperando una verdad que temía escuchar—. ¿Estás saliendo con ella?

Wednesday entrecerró los ojos, su postura imperturbable, pero dentro de ella algo temblaba. Enid la había acorralado, pero no tenía intención de darle el lujo de verla desmoronarse. Apretó los labios antes de responder.

—¿Eso es lo que te molesta? —la voz de Wednesday era un susurro venenoso, cargado de rabia contenida—. ¿La idea de que alguien más pueda hacerme feliz?

Esa última palabra cayó pesada entre ellas. "Feliz". El concepto era extraño y ajeno en la mente de Wednesday, pero parecía tener un peso mayor del que había anticipado. Enid apretó los puños, incapaz de contener la furia que crecía en su interior.

Traitor | Wenclair OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora