My Secret Dies with You

Capitulo 1

En el corazón de un bosque antiguo, donde la luz apenas penetra y las sombras susurran secretos olvidados, se encuentra Shadow Hollow. Este es un lugar donde los mitos cobran vida y la realidad se entrelaza con lo sobrenatural. En este pueblo envuelto en misterio, los habitantes viven con un perpetuo miedo a lo desconocido, conscientes de que no todo lo que acecha en la oscuridad es benigno.

Cuando una serie de extrañas desapariciones comienza a asolar nuestro pueblo, me veo arrastrada a un mundo de enigmas y peligros. Mis tíos, son muy estrictos; siempre preocupados por mi seguridad, intentan mantenerme alejada de cualquier aventura. Pero este verano, mis amigos y yo decidimos rebelarnos contra esas normas. Planeamos escaparnos a una fiesta en la playa, un evento repleto de promesas de libertad y diversión.

Con el corazón latiendo de emoción y miedo, nos embarcamos en esta aventura. No es sorprendente que un par de jóvenes decidan escapar de casa y lanzarse a una noche de fiesta, buscando liberarse del ambiente opresivo que ahoga a Shadow Hollow. Sin embargo, lo que comienza como una simple fuga pronto se transforma en un juego peligroso, donde la adrenalina y el miedo se entrelazan en una danza mortal. Cada risa y cada susurro se convierten en ecos de lo desconocido, prometiendo una noche que podría cambiarlo todo.

Mis ojos se abren lentamente; la luz del hospital hiere mi alma como si cada rayo fuera un recordatorio de mis malas decisiones.

—Apenas abrió los ojos. Tal vez no le responda, oficial.

—Entiendo. Déjame intentarlo —Su tono evoca la confianza de alguien acostumbrado a tratar con lo inusual. En mi mente aturdida, todo parece borroso. Solo recuerdo fragmentos; una discusión descontrolada, luego oscuridad total.

—Hola, Elena. Soy el agente William —Su voz denota urgencia.

—¿Puedes decirme qué recuerdas del accidente? Al parecer, tu amigo Alex conducía ebrio.

La mención de Alex me produce un nudo en el estómago. No quiero pensar en él ni en lo que pasó aquella noche. Surgen recuerdos distorsionados: palabras seguidas de gritos, el sonido de cristales rompiéndose y un dolor agudo que se apodera de todo mi ser.

El peso de mis decisiones me aplasta como si cada palabra fuera una losa sobre mi pecho. Las advertencias ignoradas resuenan en mi mente como ecos ensordecedores: ¿Por qué no hice caso? Esto no es solo un accidente; es el resultado de una cadena de decisiones que comenzaron mucho antes de aquel momento fatídico. Mientras las lágrimas caen silenciosamente por mis mejillas, me doy cuenta de que no solo he estado huyendo del dolor físico, sino también del emocional.

—Sr. William —dice otra voz a mi lado con preocupación—. Será mejor dejarla descansar. La chica acaba de despertar; seguramente no está en condiciones de hablar.

Sus palabras son como un bálsamo para mis heridas. Quiero volver a sumergirme en la oscuridad y escapar del peso de la realidad.

Mientras las voces se desvanecen lentamente y el silencio se cierne sobre mí como una pesada manta, me doy cuenta de que este momento lo cambiará todo en mí y en lo que he creído hasta ahora. Quizá no sea tan estúpido como parece seguir los consejos de los adultos.

Los días en el hospital se convirtieron en una mezcla de vigilancia y recuerdos fragmentados. Mientras los monitores pitaban suavemente, mi mente vagaba entre la realidad y los ecos de la fatídica noche. La doctora me visitaba a menudo, cada vez con esa expresión preocupada que parecía haberse convertido en su sello personal.

—Hoy vamos a intentar recordar más cosas sobre lo que pasó. Es importante para tu recuperación.

La idea de revivir aquellos momentos me llenaba de un profundo miedo. Pero había algo en su voz que me hacía sentir segura, como si realmente quisiera ayudarme a salir de este abismo.