Christine

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1977
(antes de love gun)

En el bullicioso ambiente de una secundaria de Nueva York, donde la música rock resonaba por los pasillos y las tendencias marcaban el paso de los jóvenes, una figura destacaba entre todos. Christine, una chica rubia con un espíritu indomable y un estilo rockero inconfundible, era la estrella del lugar. Su presencia era magnética, atrayendo miradas admirativas y celosas por igual. Con su cabello dorado ondeando al viento y su actitud desafiante, se había ganado el título de la más codiciada del instituto. Pero no solo su belleza la hacía brillar; su talento como porrista y su pasión por el baile la convertían en una verdadera fuerza de la naturaleza.

—Llegas tarde, Christine —habló una chica de cabellos pelinegros—. El ensayo iniciaba hace una hora.

—Lo lamento, Cher. Ya sabes, estuve con... ya sabes —empezó a reír Christine—. Gracias por cubrirme.

Christine, que llevaba su traje de porrista, caminó en medio de aquel gimnasio y comenzó a hacer la coreografía planeada.

—¡VAMOS BOYS! —sonrió mientras bailaba con aquellos pompones—. ¡WO WO! —animaba como nunca nadie lo había hecho.

Los chicos iban a aquel gimnasio solo a verla entrenar y bailar; su falda tan corta y su escote embobaban a todos.

—Maldita zorra —murmuró Cher—. Algún día tendré lo que tú tienes...

Cher observaba a Christine bailar con una mezcla de admiración y resentimiento. Era otra porrista, con su cabello negro azabache y un cuerpo espléndido que la convertía en una de las chicas más codiciadas de la escuela. A pesar de su popularidad, Cher se sentía atrapada en la sombra de su mejor amiga, una situación que la llenaba de frustración.

—¡VAMOS, CHICOS! —gritó Cher, su voz resonando con fervor. Sin embargo, el grito de Christine eclipsó el suyo, como un sol radiante que ahoga a una tenue estrella —Maldita... —murmuró Cher entre dientes, sintiendo cómo la rabia se acumulaba en su pecho. Pero en ese instante, un tropiezo la llevó a caer al suelo, lo que provocó que Christine corriera a su lado con preocupación.

—¿Estás bien, linda? —preguntó Christine, extendiendo su mano para ayudar a Cher a levantarse.

Cher fingió asentir mientras un suspiro escapaba de sus labios.

—Estoy bien, Christine —sonrió hipocritamente, sus ojos destilando una mezcla de dolor y resentimiento—. Intentémoslo de nuevo.

Los ensayos continuaron, y al final, un chico pelirrojo besó a Christine apasionadamente. La escena era electrizante; él era el líder de una banda de rock y un talentoso guitarrista.

—¿Te veremos en los ensayos, nena? —preguntó el chico con una sonrisa deslumbrante.

—Claro que sí, mi amor —respondió Christine con una sonrisa radiante que deslumbraba incluso a Cher.

Mientras observaba esa conexión tan intensa entre ellos, Cher sintió cómo la envidia se apoderaba de ella. Era su mejor amiga, pero también era su mayor rival.

—Nos vemos ahí —sonrió Christine, mientras se ajustaba aquellos lentes oscuros que le daban un aire misterioso.

Al salir de la secundaria, reluciente como siempre, disfrutaba de una paleta que la hacía ver aún más cool. Sus botas negras, la chamarra de cuero y su traje de porrista la hacían resplandecer con una belleza deslumbrante.

—Nos vemos, Cher — Dijo con una sonrisa tierna—. Iremos a ese concierto, ¿verdad? Te compré una entrada.

Cher miró a Christine y le devolvió la sonrisa con dulzura.

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⏰ Última actualización: Sep 27 ⏰

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