CAPÍTULO 2

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Después de que la princesa dejara al pequeño Moisés al cuidado de su madre, se dirigió a pasos firmes a la sala del trono en donde se encontraba su padre el soberano. Faraón Seti I, del alto y bajo Egipto.
Al llegar el sacerdote Pacer anuncia la llegada de la princesa, algo que llamo la atención del soberano, ya que su amada hija no acostumbra venir a verlo en la sala del trono, algo que también dejo en desconcierto al general Disebek comandante de la guardia imperial y esposo de la princesa, por lo que supone que debe ser algo muy importante como para que su esposa venga a ver al Faraón.
El soberano da la orden a Pacer de que deje que la princesa Henutmire entre.
Pacer acata la orden dada por el faraón, indicándole a los guardias que dejen entrar y la princesa quien con gracia y a pasos firmes se dirige hacia el trono, saludando a su esposo y luego a su padre agradeciéndole por haberla recibido.
— Confieso que tengo mucha curiosidad por saber lo que desea mi amada hija.
Henutmire con una sonrisa espeto con voz alegre.
— El señor tenia razón como siempre, ayer yo no necesitaba nada, pero hoy si hay algo.
— Que maravilla ¿ahora vienes a pedirme tu obsequio de bodas? - pregunto el faraón con alegría
La princesa solo asintió.
— Entonces habla mi adorada, pídeme lo que quieras.
La princesa sonrío y con voz firme dictamino su deseo de su obsequio de bodas.
Quiero que el decreto que ordena la muerte de los niños hebreos del sexo masculino, sea inmediatamente revocado.
El faraón quedo desconcertado ante lo dicho, no podía creer lo que su amada hija le estaba pidiendo.
— Jaja - Rio el Faraón con desdén. — miren esto. ¿Ahora quieres involucrarte en los asuntos de política Henutmire?
— Ese es mi deseo. Si mal no recuerdo, el señor me dijo que podía pedir cualquier cosa. - contraataco.
— Esta fuera de discusión! - dijo firme y cortante. Luego exhalo y esta vez con una voz más calmada le pidió a su hija que eligiera otra cosa tratando de disuadirla.
— Pídeme otra cosa hija.
— Un rey debe honrar su palabra Padre ¿No mataste ya a suficientes niños?-

Una gran tensión surco en la sala del trono, con la princesa mirando fijamente al Rey esperando que su petición sea aprobada

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Una gran tensión surco en la sala del trono, con la princesa mirando fijamente al Rey esperando que su petición sea aprobada. Al final el faraón no tuvo más remedio que concederle su deseo a su amada hija. Aun visiblemente disgustado con el asunto.
Después de los acontecimientos en la sala del trono, Henutmire volvió a sus aposentos donde aún se encontraba su madre y los niños.
— Hija! que paso ¿A que fuiste con tu padre?
— A pedirle mi regalo de bodas madre, y mi deseo fue revocar el decreto en contra de los bebes Hebreos.
— Ohh por Isis hija, hiciste algo muy arriesgado pero valiente y bondadoso de tu parte, esos niños ahora tendrán el derecho a la vida como todos, yo nunca estuve de acuerdo con tu padre sobre ese decreto, pero quien era yo para contrariarlo.
— Tienes razón madre ya todo ese horror y sufrimiento ah terminado.
— ¿Qué piensas hacer ahora con ese niño Henutmire? - Pregunto observando a ambos niños en la cama jugando entre sí.
— Ya te lo dije madre, voy a quedarme con el y su nombre es Moisés - reclamo soltando un pesado suspiro también observando a ambos niños jugar entre si.
— Los únicos que sabrán la verdad de su origen serán tu y Yunet, pero también pienso decirle la verdad a mi marido.
— y tu crees que el general va aceptarlo? - pregunto la reina Tuya a su hija con duda.
— No lo se, pero si quiere permanecer a mi lado tendrá que aceptarlo. Y diles a las sirvas de que preparen unos mantos egipcios para mi hijo, si vamos a ocultar sus verdaderos orígenes a mi padre, tendrá que usar otros mantos para que la verdad no sea rebelada.
— Tienes razón hija, - dijo volteándose a ver a dos muchachas inclinadas esperando sus ordenes.
— Ya escucharon a la princesa, traigan los mejores mantos de calidad. - ambas sirvas obedecieron y salieron rápidamente de los aposentos.
—Espero que todo esto resulte, no quiero llegar a imaginar lo que haría tu padre si se llegara a enterarse de la verdad.- dijo viendo como el pequeño sonreía cálida mente a Ramsés.
— La verdad es que es un niño muy lindo, y también muy listo.
Justo en esos momentos dos sirvas entraron a los aposentos trayendo consigo un manto hecho de lino con el cual rápidamente envolvieron al bebé retirando tras de sí aquel grueso y desgastado manto hebreo el cual anteriormente envolvía a Moisés.
-—Desganase de aquel manto hebreo, si es necesario quémelo, no quiero ver ninguna rastro de aquella tela.
- Ordenó la Reina a las siervas, las cueles rápidamente acataron la orden dada, saliendo así de los aposentos con en manto en sus manos.

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⏰ Última actualización: Sep 23 ⏰

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𝕰ʟ 𝕽ᴇɢʀᴇsᴏ 𝕯ᴇ 𝕹ᴜᴇsᴛʀᴀ 𝕳ɪsᴛᴏʀɪᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora