Capítulo V

57 11 3
                                    

Pov Verónica

El primer día siempre era el más tranquilo, sólo presentaciones y reuniones. Arath, quien solía ser el director, se fue tan rápido, que no me dió el tiempo suficiente para ver como iba todo.

Temprano en la mañana de hoy, él me presento a esa mujer que me ayudaría en esta difícil tarea. Ana Araujo. A pesar de su evidente nerviosismo, parecía ser muy competente y trabajadora, por recomendación de Omar, Ana estaba al tanto de todos los detalles del negocio, como una buena secretaria o brazo derecho. Además de ser una mujer muy atractiva.

La señorita Araujo, como la llamaba, era una hermosa mujer de rasgos latinos, su rostro delgado y bien modelado, su nariz era pequeña y su boca carnosa, pude ver que sus ojos eran marrones. Ella llevaba un justo y moldeado vestido turquesa, destacando sus bellas curvas. Su cabello era oscuro, liso, atado por un delicado lazo en la parte de atrás. Su mirada era temerosa y un poco asustadiza. ¿Que le Causa tanto temor? Me pregunto lo que sabía sobre mí. ¡Cielos! Fui tan amable como fuera posible, no es lo que hago normalmente, pero la niña asustadiza merece amabilidad, puesto que sería mi
compañera. Le expliqué la forma en la que yo trabajo, y todo lo que necesitaría en la vida cotidiana, Ana pareció entender todo perfectamente, señaló algunas de las cosas en su agenda morado lila pequeña. Y luego se retiró.

Estudié por el resto del día algunos informes en mi oficina, por cierto todo va bien aquí. Pero necesita mejorar, pensé. Incluso centrándose en los papeles, algo, o mejor dicho alguien, me desconcentraba. Desde la noche anterior no puedo sacar a la bailarina de mi cabeza, la imagen de su baile tan sexy penetrada en mis pensamientos.

¡Maldita sea Verónica! ¿Cómo puedo dejar que una mujer con la cual no intercambié una palabra, invadir mi mente tan rápido? Negué con la cabeza,tratando de dispersar la imagen de esa mujer con rasgos asiáticos y latinos bailando de forma sexy para mí. Si para mí. Pero era imposible, tenía que verla de nuevo. Al final de su show me sentí un poco frustrada y me alegra por que no reciba clientes, si ella no recibía a nadie quien le ofreciera dinero, era de buen carácter, es cuando sentí que más quería verla, pero mi voluntad fue rechazada.

—¿Sra. Castro? — Oí a alguien que me llamaba, aparté a Gabriela de mis pensamientos. Ana tímidamente entró en la habitación.

—He traído el café que pidió, está bien caliente — dijo poniéndolo a mi lado.

—Gracias Señorita Araujo, ¿podrías decirme si Omar está en la empresa?—Caminó hasta el frente de mi escritorio, con la pequeña bandeja en sus manos.

—Se ha ido señora, la mayoría se ha ido

La miré un poco confundida, ¿ya todos se iban? ¿Que hora debería ser? Agarré mi celular buscando la pantalla y pasaban de las 8.

—¡Oh cielos! Ya pasan de las ocho, ¿Qué sigues haciendo aquí Araujo?

—Señora estaba terminando los informes que me pidió.

—Dejalos para mañana, puedes ir a tu casa, pierdo la noción del tiempo a veces. Le pedí que me ayude con eso también, o estuviera trabajando toda la noche. —La miré sonriendo para luego borrar mi sonrisa.

Ana asintió en silencio, miré a la mujer frente a mí, analizando sigilosamente. Algo sobre ella me era familiar, no sé qué, tal vez era una locura, estaba tan concentrada en la bailarina que la miraba en cada mujer que me parecía atractiva. La chica estaba incomoda bajo mi mirada, así que me detuve rápidamente.

—¿Puedo irme?

—Claro, nos vemos mañana Araujo.

—Buenas noches Sra. Castro.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 22 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Stripper Donde viven las historias. Descúbrelo ahora