Shameless. (FreenBecky)

2. La Realeza de la Moda.

Disfruten:)

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Bangkok, Tailandia.

Las mañanas nunca han sido las favoritas de nadie, poco se dice de alguna persona que verdaderamente disfrute del amanecer y sea feliz desde el momento en que abra los ojos; por lo general, son más los fanáticos de la noche y la madrugada, que los fanáticos del día. No todos están preparados para un amanecer, como no están preparados para enfrentarse a algo nuevo.

Sin embargo, deben.

Las responsabilidades algunas veces son las que hacen que salgamos de la cama, los pensamientos al despertar de tener que retomar el camino al trabajo, o hacia el lugar que te ayuda a vivir.

Aunque, por más que se tenga un terrible odio al amanecer y el tener que salir de la cama, hay algo en particular que probablemente todo ser humano disfrute... O la mayoría lo hace.

Muchas veces, cuando estás en un lugar de trabajo, lo disfrutas, ya sea porque es lo que amas, o porque allí están tus personas favoritas, y solo entonces, la idea de despertar y salir de la cama no es tan mala, pues sabes que vas a pasar un excelente día y podrás superar cualquier cosa porque las personas que te hacen reír, trabajan contigo y te ayudan ante cualquier problema.

En ese caso, es hasta disfrutable cada hora en la empresa.

Y es lo que más disfruta Rebecca cuando se trata de su trabajo.

¿Su ventaja? Bueno... Ella es la jefa.

La enorme cama king size tiene cobertores blancos y grises, las cuatro almohadas que siempre están allí ahora se encuentran en todos lados, menos donde deben, el reloj en su mesa de noche continua sonando pero ella está más concentrada en moverse de un lado a otro, pues sabe que debe despertar.

Se estira en el colchón mientras hace sonidos con su garganta, el aparato deja de sonar y ella suelta un largo suspiro, mirando a su lado.

Ella jamás deja que nadie se quede mas de dos horas en la mañana.

Ella no debe recibir un beso de buenos días.

Ella no debe tratar con cariño a las personas con las que se acuesta.

Ella no permite que alguien se quede en su cama.

Se levanta de la cama y busca sus pantuflas blancas, sin sentir vergüenza alguna de su desnudez, camina hasta su enorme closet y toma la primera bata de seda que consigue, luego se dirige al baño, para hacer su aseo personal. Al mirarse al espejo, se sonríe en automático, observando la pulcritud a su alrededor, el baño de baldosas blancas, esta tan limpio y bien cuidado, que brilla cuando la luz golpea cualquier superficie. Y es que, cuando se trata de la limpieza o el orden, todo tiene que estar perfectamente equilibrado en línea recta o en alguna figura geométrica que tranquilice sus pensamientos.

Solo cierto personal puede tocar sus cosas, solo las personas con su confianza puede entrar a dicho lugar, nadie puede ingresar a alguna habitación sin su permiso, nadie puede comer de su plato, nadie puede beber de su taza, nadie puede ni siquiera comer con los mismos cubiertos que ella.

Es la mujer mas delicada del mundo cuando se trata de sus cosas personales, y es por eso que tiene tantas reglas tan estrictas en su hogar.

Al salir del baño, ajusta la bata en su cuerpo mientras observa a la joven mujer moverse entre sus cobertores, chasquea su lengua entre sus labios, reprendiéndose internamente por haberla dejado quedarse toda la noche; dos personas del servicio ingresan a la habitación, sabiendo a la perfección lo que deben hacer en cuanto despierte aquella modelo.