୨୧ 𝙁𝙡𝙤𝙧𝙞𝙨𝙩 𝘽𝙤𝙮 ⚘ﾟ⁠.⁠*⁠･⁠ [LUCKITY]

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Una risa grande salió de parte del híbrido oso, había disfrutado mirar el como su amigo más cercano del pueblo estaba enojado. Limpio una lágrima que caía de uno de sus ojos verdes mientras solo veía el como el hibrido de pato lo fulminaba con su mirada.

—𝙐𝙮, ¿𝙉𝙞 𝙨𝙞𝙦𝙪𝙞𝙚𝙧𝙖 𝙢𝙚 𝙚𝙭𝙩𝙧𝙖𝙣̃𝙖𝙨𝙩𝙚? 𝙋𝙤𝙧𝙦𝙪𝙚 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚𝙨 𝙚𝙨𝙖 𝙘𝙖𝙧𝙖 𝙙𝙚 𝙖𝙢𝙖𝙧𝙜𝙖𝙙𝙤 𝙖𝙝𝙤𝙧𝙖. 𝘔𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯𝘰́, 𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘵𝘰𝘳𝘤𝘪𝘰́ 𝘴𝘶 𝘣𝘰𝘤𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘶𝘯𝘥𝘪𝘥𝘰.

El de cabello negro rodo los ojos, para luego acercarse a Rubén y darle un abrazo corto y amistoso, haciendo que ahora cambiase su expresión.

—𝙋𝙚𝙣𝙙𝙚𝙟𝙤, 𝙥𝙚𝙣𝙨𝙚́ 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙧𝙖𝙨 𝙪𝙣 𝙥𝙞𝙣𝙘𝙝𝙚 𝙧𝙖𝙩𝙚𝙧𝙤 𝙤 𝙪𝙣 𝙩𝙡𝙖𝙘𝙪𝙖𝙘𝙝𝙚. 𝘋𝘪𝘫𝘰 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘳𝘪𝘴𝘢𝘴 𝘺 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘶𝘦́𝘴 𝘥𝘢𝘳 𝘶𝘯 𝘴𝘶𝘴𝘱𝘪𝘳𝘰 𝘢𝘭𝘪𝘷𝘪𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘭𝘦.

—𝙥𝙛𝙛, ¿𝘼𝙡𝙜𝙪𝙞𝙚𝙣 𝙘𝙤𝙣 𝙢𝙞 𝙘𝙖𝙧𝙖 𝙪𝙣 𝙧𝙖𝙩𝙚𝙧𝙤?
𝘌𝘭 𝘩𝘪𝘣𝘳𝘪𝘥𝘰 𝘰𝘴𝘰 𝘩𝘪𝘻𝘰 𝘶𝘯𝘢 𝘦𝘹𝘱𝘳𝘦𝘴𝘪𝘰́𝘯 𝘥𝘦 𝘰𝘧𝘦𝘯𝘴𝘢 𝘢 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘳𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯.

Ambos rieron por lo ocurrido, comenzaron a caminar por los caminos de piedra mientras reían, hasta que salió el tema de conversación... ¿Que hacia Rubius aqui?

—𝙊𝙮𝙚, ¿𝙮 𝙦𝙪𝙚 𝙝𝙖𝙘𝙚𝙨 𝙖𝙦𝙪𝙞́ 𝙖𝙛𝙪𝙚𝙧𝙖? 𝘔𝘪𝘳𝘰 𝘢𝘭 𝘰𝘴𝘰, 𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘤𝘢𝘮𝘪𝘯𝘢𝘣𝘢 𝘢 𝘴𝘶 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘰 𝘳𝘪𝘵𝘮𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘢𝘲𝘶𝘦𝘭 𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘣𝘭𝘰.

El peliblanco se giro a observar al chico pato, con una risa traviesa se agachó a su estatura y le dio un pequeño golpe en su cabeza para revolotear su cabello.

—𝙀𝙨 𝙖𝙗𝙪𝙧𝙧𝙞𝙙𝙖 𝙡𝙖 𝙫𝙞𝙙𝙖 𝙚𝙣𝙘𝙚𝙧𝙧𝙖𝙙𝙤.
𝘗𝘶𝘴𝘰 𝘭𝘰𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘣𝘭𝘢𝘯𝘤𝘰 𝘴𝘪𝘯 𝘵𝘢𝘯𝘵𝘰 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘳𝘦́𝘴 𝘦𝘯 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘰𝘯𝘥𝘦𝘳 𝘭𝘢𝘴 𝘥𝘶𝘥𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘘𝘶𝘢𝘤𝘬𝘪𝘵𝘺.

Después de estar casi 4 meses en confinamiento por un ataque violento por parte del hibrido oso,se tuvo que mantener encerrado y medicado para no volver a causar daño a alguien más. Aunque digamos que a Rubén no le importo mucho el estar encerrado.

Estuvo contento del porque lo hizo.

Volviendo a la situación, Ambos llegaron a la casa del pelinegro para entrar y tomar asiento.
Quackity hizo esperar a Rubén en la cocina, mientras el se cambiaba su ropa en la que había ido al bar. El peliblanco noto que iba arreglado, la duda lo carcomia, y ya que era más que curioso al verle llegar y preparar algo de café le pregunta curioso:

—𝙏𝙚 𝙫𝙚𝙞́𝙖𝙨 𝙜𝙪𝙖𝙥𝙤 𝙚𝙝. ¿𝙎𝙖𝙡𝙞𝙨𝙩𝙚 𝙖 𝙡𝙞𝙜𝙖𝙧𝙩𝙚 𝙖 𝙪𝙣 𝙨𝙚𝙣̃𝙤𝙧? 𝘔𝘪𝘳𝘰 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘵𝘦𝘯𝘪́𝘢 𝘴𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘭𝘰𝘳 𝘥𝘶𝘳𝘢𝘻𝘯𝘰 𝘺 𝘶𝘯 𝘨𝘰𝘳𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘥𝘪𝘴𝘵𝘪𝘯𝘵𝘰 𝘤𝘰𝘭𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘢𝘻𝘶𝘭.

El de alas se acercó con dos tazas de café en sus manos. Se sentó frente a frente a su amigo.

—𝙀𝙧𝙚𝙨 𝙪𝙣 𝙥𝙞𝙣𝙘𝙝𝙚 𝙢𝙚𝙩𝙞𝙘𝙝𝙚. 𝘓𝘦 𝘷𝘦 𝘣𝘶𝘳𝘭𝘰́𝘯, 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢 𝘤𝘭𝘢𝘳𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘶 𝘷𝘰𝘻 𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘣𝘪́𝘢 𝘣𝘦𝘣𝘪𝘥𝘰, 𝘙𝘶𝘣𝘪𝘶𝘴 𝘭𝘰 𝘯𝘰𝘵𝘰 𝘦𝘯𝘴𝘦𝘨𝘶𝘪𝘥𝘢. 𝘌𝘴𝘵𝘶𝘷𝘰 𝘣𝘦𝘣𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰.