Capitulo I

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Detrás de lo inusual de su mirada

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Detrás de lo inusual de su mirada. Nox era conocido en este tranquilo vecindario de Buenos Aires, por su actitud solitaria y su gran habilidad para desaparecer entre las sombras cuando el peligro acechaba. Observando desde las ventanas, el mundo con curiosidad inquietante y sigilosa.
Aquella noche la luna brillaba en lo más alto del cielo, recordando a cualquier gato el camino a casa. Esa misma noche Nox, presenció algo inusual en el jardín de la casa vecina.

En la oscuridad que agazapa las calles de este pequeño vecindario, una figura encapuchada se desliza sigilosamente por el jardín, ocultando su rostro entre las sombras y llevando consigo un aura de peligro y secreto.
Intrigado por la presencia de aquella figura misteriosa, que dejaría perplejo a cualquier felino que se atreviera a cruzar la calle.
Nox decidió salir por primera vez de su zona de confort, dejando atrás su bola de estambre favorita y su gran tazón de comida. Era la primera vez que tocaría con sus suaves y peludas patitas de gato, el suelo frío de una calle pavimentada, poniendo en riesgo sus siete vidas, a cambio de sacudir la curiosidad que hacía más pesado su pelaje.
A cada paso que daba su curiosidad se intensificó, no sabía con que se enfrentaría, pero estaba seguro que después de haber salido por aquella pequeña ventana del baño, ya no había vuelta atrás. Saltó uno que otro tejado con agilidad felina y astucia, observando desde las alturas aquel extraño sin rostro. A medida que se acercaba a la figura, Nox percibía un aroma extraño y perturbador que ponían sus pelo de punta.

Finalmente, la figura encapuchada se detuvo en un callejón oscuro sin salida, donde los gatos sin hogar, suelen hurgar en la basura, buscando algunas sobras del día de ayer. Mientras aquel extraño se acercaba, su extraño olor se intensificó, haciendo que varios gatos escaparan despavoridos, mientras que los demás se ocultaban detrás de un contenedor viejo y maloliente. Mientras que Nox, observaba desconcertado oculto en el techo. Cómo aquel extraño se encontraba en cuatro patas, escarbando con gran rapidez un gran hueco en la tierra.

Nox tenía sus ojos puestos en el objetivo, dejando que la curiosidad lo consumiera por dentro. Haciendo que la tensión se intensificará en el aire, aún más luego de que aquel extraño sustrajere de aquel enorme agujero hecho a mano. Una pintoresca y brillante llave mágica, que probablemente oculta secretos enigmáticos en su oscuro pasado. Cegado por aquella resplandeciente luz juguetona, Nox dio un gran salto desde su escondite secreto, al igual que los demás gatos que se encontraban ocultos detrás de la oscuridad.

Aquel extraño soltó un alarido, seguido de una risa burlona. Qué dejó al margen el sonido de su voz, gruesa y tenebrosa, como la de un perro con rabia.

— ¡Jaja! Pero qué lindos gatitos.

Ninguno de aquellos gatos prestó atención, ni siquiera Nox quien estaba muy atento segundos antes, de que aquella luz lo hipnotizara por completo, sacando a relucir su lado tierno y juguetón.
Aquel extraño guardó la llave en su bolsillo izquierdo, y de pronto los gatos dejaron de jugar. Preguntándose enojados entre ellos ¿Quién de todos atrapó aquella resplandeciente luz?.

— Fui yo. –respondió el extraño encapuchado.

A Nox se le helo la sangre. Y estaba seguro, que a los demás gatos callejeros también.

— ¿Quién eres tú? –preguntó Nox, con miedo en sus cuerdas vocales.

— ¿Estás seguro que quieres saber eso? –respondió el encapuchado con otra pregunta.

— Si. –respondió Nox, con la curiosidad enredada entre las patas.

El misterioso encapuchado, hizo hacía atrás su enorme capucha oscura, la cual dejó ver su tenebroso rostro. Sus enormes dientes afilados hacían juego, con los débiles cuellos de estos indefensos gatos.

El miedo entre ellos se intensificó, haciendo que sus colas se erizarán por completo, después de salir corriendo sin rumbo hacia la oscuridad, con estos tres extraños gatos.

— ¡Es un maldito perro! –grito asustado uno de los gatos. Al cual le faltaba su ojo izquierdo.

No había lugar hacia donde correr o esconderse, la oscuridad delataba sus débiles y esponjosos cuerpos de gato. Aún así con el miedo aferrado a su cola, Nox enfrentó aquel perro de pelaje gris y ojos claros.

— No hay donde puedas correr –dijo con su voz amenazante y sigilosa.

— Eso ya lo sé -respondió Nox, con sus patitas traseras aún temblando de miedo.

Su espeluznante y siniestra voz, atemorizaba a Nox por completo.
Aquel aterrador perro se acercaba lentamente, con una sonrisa malévola en su peludo y aterrador rostro.

Justo cuando parecía que Nox, estaba atrapado en una situación peligrosa. Un destello de luz iluminó por completo la oscura y fría calle, dejando sin vista por unos minuciosos minutos, a aquel perro sin collar y sin nombre.

Nox, tuvo solo una oportunidad en ese momento, pero dos opciones. Salir corriendo y quedar como un cobarde o dar el primer golpe en esta pelea a muerte.

Nox enfrentaría su mayor miedo, la muerte.
La dulce muerte quién siempre espera con encanto de mujer pero con apariencia de hombre. Agazapado en el frío de la oscuridad  inhalando nuestras fétidas pero inocentes almas.
Pero qué más podía esperar un indefenso y doméstico gato, cuya defensa es hacerse el muerto minutos antes de llegar al veterinario. Está no sería la primera vez que Nox, juega con aquel  hilo con el que la muerte sostiene su alma.

El frío en esta húmeda calle que antes era leve, se volvió irritante. Luego de que Nox con sus esponjosas patitas pero afiladas garras, diera el primer golpe, en el sutil hocico de este perro.
La sangre en su hocico comenzó a caer lentamente, como gotas de rocío. Nox estaba preparado a qué la muerte lo acogiera en su regazo y juntos viajarán, en aquel tren sin destino final.
Atemorizado y sin pensarlo de nuevo, volvió a rasguñar con fuerza el hocico de este aterrador perro.

— ¡Jaja! Ahora es mi turno. –dijo con su siniestra sonrisa de psicópata, que helo de pies a cabeza el cuerpo de Nox.

Solo basto que lo tomara de su débil cuello y lo arrojará unos centímetros lejos, de sus afiladas y gruesas garras de perro.

Nox quedó inmóvil en el suelo frío, fingiendo estar muerto pensando que así se salvaría de perder otra vida.

El misterioso perro olfateó el cuerpo de Nox, confirmando que su alma ya había dejado este mundo. Los tres gatos callejeros quienes se encontraban ocultos debajo de un coche observaron con miedo minucioso, la confrontación que le dió fin a la vida de un indefenso gato.
Justo cuando parecía haber ganado está pelea, un enorme coche salió de la nada a toda velocidad, chocando a aquel misterioso perro que voló por el aire, cayendo hacia el suelo con gran impacto rompiendo por completo su frágil cráneo de can.

—El karma le llegó demasiado rápido. –susurro la muerte.
Mientras que sustraía de su enorme y lisa capa negra, una hermosa y bella flor roja, que representa la muerte de un cuerpo que antes de morir solía caminar por la tierra libre de todo pecado.

Aquel coche no sé detuvo y Nox tampoco lo hizo. Tomó de aquel cadáver con sus afilados dientes esa misteriosa y brillante llave, que casi le resta otra vida a su currículum con la muerte.

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La llave de las sombras El misterio del gato NoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora