El Hanahaki, una enfermedad desgarradoramente romántica, que afecta a las personas que poseen un amor no correspondido.
Nuestra protagonista, Star, sufrirá por su desesperado amor, por lo cual tratará de esconder su enfermedad y sus sentimientos por...
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«Bueno Star, Magma y yo daremos una vuelta por la plaza ¡Diviértete con Cap!»le decía el castaño a su hermana, para luego con prisa venir hacia mí.
Fallo me tomó de la mano y nos alejó de aquellos dos tórtolos, haciendo que en algún punto quedáramos solos, él y yo.
«Y bien, qué hacemos ahora?» le cuestioné a aquel chico.
Se quedó pensativo mirando a un punto fijo, parecía estar pensándolo demasiado.
«Podríamos espiar a los niñatos enamorados» se detuvo y rió un poco con malicia. «O también podríamos pasar un tiempo de calidad juntos, ya sabes, como en los viejos tiempos» me sonrió sutilmente.
Al escucharlo, sentí como un rubor subía por mis mejillas, no es tan mala idea, y daría mi vida por ver feliz a Fallo, así que finalmente asentí.
«¡Genial!» gritó con emoción. «¿A dónde vamos entonces? Hay muchas zonas que explorar»
Dí un recorrido visual por todo el lugar, era una plaza enorme con muchas tiendas de baratijas y zonas para perder el tiempo bastante entretenidas. Al ver uno de estos mini parques con atracciones para bebés, recordé los ratos que pasábamos Fallo, Cap, Star y yo en esos caballitos animatronicos aterradores y colándonos a fiestas de cumpleañospara tomar las bolsitas de dulces.
«Vayamos allá» le señalé.
Una sonrisa de oreja a oreja se formó en su rostro, tal parece que también se le vinieron a la mente esos momentos en grupo tan poco lúcidos, por no decir esquizofrénicos.
En un abrir y cerrar de ojos volvió a tomarme del brazo para correr hacia el parque, si no estuviera tan feliz, me quejaría de que está por arrancarme el brazo.
Llegamos tan pronto que no logré asimilar que las lucesled baratas comenzaban a inundar mi visión con rapidez, pese a esto seguimos caminando con un ritmo más calmado.
«Qué nostalgia dan esos carruseles vomitados y las monedas de árcade mordidas por niños de kinder, ¿verdad, Fallito?» mi tono era más que sarcástico, este lugar es un asco.
«Sí claro, si te gusta el acerrín con olor a caca en el piso de la zona de pelotas» bufó, definitivamente compartimos opinión.
«Sólo caminemos» le pedí, esto se volverá cada vez más tedioso si nos centramos en los niños vomitando de aquella esquina ¿Qué carajo le ponen a la comida de la cafetería?
