lluvia

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Iba saliendo de mi casa, me fui un poco más temprano de lo normal. Tenía que ir a comprar unos cositos a la papelería para un trabajo en equipo de una de las clases, nada del otro mundo.

Odio todo, weón. Nuevo día, pero el mismo sentimiento de querer mandarme a la chucha.

Mientras caminabai, ya directo camino al liceo, sentí un toque en el hombro. Me saqué los audífonos y me di vuelta pa' cachar quién era. Era Goshiki.

—Buen día, Ely —dijo levantando la mano en forma de saludo—. ¿Te puedo acompañar?

—Claro —le respondí. La verdad, me gustaba ir sola en la mañana al liceo. Usualmente amanecía de mal genio y no tenía ganas de hablar con nadie. Pero el Goshiki me caía bacan, era un buen cabro. Ya llevaba dos semanas como manager del club, y todos los chiquillos eran re buena onda. Me trataban súper bien, aunque con los que mas hablaba era con Goshiki, Semi y, obvio, con el Tendo.

Miré al Goshiki y lo vi medio tieso, como si estuviera tratando de sacar tema de conversación.

Me reí, y él me miró de vuelta. —Oye, Tsutomu, no tenís por qué estar tan tenso siempre. Que sea de tercero no cambia nada. No soy Ushijima, relájate un rato, weón. Además, no es la primera vez que hablamos.

Se rió y el ambiente se alivianó al tiro.

Llegamos al liceo y me acompañó hasta el tercer piso, donde estaba mi sala. Ahí nos topamos con el Satori y el Semi.

—Últimamente andan bien pegaditos ustedes dos, ¿ah? —dijo el saco'e wea del Satori.

—Ándate a la chucha , Tendo, es muy temprano pa' tus weas —le dije dándole un empujón—. Mira lo que hacís, el Goshiki está to' rojo, pobrecito.

El cabro solo se despidió y salió casi volando el pobre weón.

Después de que Goshiki se fuera prácticamente corriendo, me quedé ahí con Semi y Satori. El Tendo, como siempre, se estaba riendo solo de su propia talla. Semi, en cambio, solo observaba, con esa expresión seria que casi nunca cambia.

—Oye, Semi, ¿y tú a qué hora entras? —le pregunté, tratando de hacer algo de conversación.

—En cinco minutos, igual que tú —respondió, sin muchas ganas de hablar, pero sin ser mala onda.

Tendo, que seguía ahí, decidió meterse de nuevo.

—¡Uy, uy! ¿Van a clases juntos también ahora? Cuidado Semi, que te vayan a confundir con el Goshiki.

Le tiré una mirada de "cállate o te mato", pero Semi no le prestó mucha atención. Sólo suspiró y se echó la mochila al hombro.

—Mejor nos vamos antes de que el payaso empiece de nuevo —me dijo, empezando a caminar hacia la sala.

Lo seguí, porque en realidad tenía razón. Estar cerca de Tendo demasiado rato era un deporte de alto riesgo.

—Oye, Semi, ¿todo bien? Tai como más callado de lo normal —le pregunté, tratando de sacarle algo. Había estado así toda la semana, más serio que de costumbre, y no sabía si era algo personal o solo estrés.

Él me miró de reojo y se encogió de hombros. —Nada especial. Solo estoy concentrado en el entrenamiento, y... otras cosas.

—¿Otras cosas? —pregunté, picada por la curiosidad.

—Sí, cosas de tercero. Ya sabes, exámenes, pensar en qué hacer después del liceo, esas cosas.

Lo miré, sorprendida. No solía hablar mucho de él mismo, así que esto ya era algo. Aunque no me sorprendía, estar en tercero de seguro debía ser brígido. Y si encima le sumabas ser parte de un club competitivo como el de voleibol, seguro la presión era tremenda.

Amor a primer pelotazo | Semi EitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora