fiesta culia

25 4 0
                                    

Era miércoles por la tarde, el equipo había tenido un partido de práctica en la mañana contra el Seijoh, equipo al que derrotaron fácilmente. Y por alguna razón desconocida, la cosa terminó en un carrete, invitando a más equipos de la zona.

Estábamos en la casa del Tendo, porque habíamos quedado de ir pa' su casa después del partido, antes de que cacháramos del carrete.

—¿Y ahora qué me voy a poner? —dije preocupada—. Tu casa queda a la chucha de la mía, no tengo ni una wea pa' ponerme y la joda es en como media hora, weón —dije, sacudiendo al Tendo.

—Agarra cualquier wea de mi ropero, si igual siempre me andai robando poleras —dijo tranquilo, como si fuera cualquier cosa.

Lo solté rápido y fui a revisar qué tenía.

Busqué en lo más profundo del armario hasta que encontré algo que no se viera tan mal. Agarré una polera oversize de Tendo y unos jeans que tenía de repuesto. Me cambié en el baño, mientras Tendo se arreglaba en su pieza. Después de vestirme, me peiné rápido y le ayudé a Tendo a hacerse su típico peinado de mogólico.

—¡Listo! Te ves ridículo, pero bacán —le dije, riendo.

—Eso intento —respondió él, con una sonrisa.

Ya estábamos a punto de salir, pero antes, el Satori se dio la paja de tomarse una foto y subirla al Twitter.

—Pa' que los del equipo vean lo mina que andai hoy —dijo, mientras se cagaba de la risa.

—Ya weón, apúrate, que se nos va a hacer tarde —le respondí, empujándolo pa' que nos fuéramos de una vez.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llegamos al carrete como 30 minutos después de que empezó, todo culpa de Tendo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llegamos al carrete como 30 minutos después de que empezó, todo culpa de Tendo.

—Ve, Satori, te dije que no comierai esa wea, te tardaste un montón cagando sapo, culiao —dije, dándole sopapos. —De verdad, cero neuronas tenís.

—Vos no te quedai atrás con las cero neuronas —dijo él, devolviendo el sopapo—. Uhh, sonó re rico ese.

Al entrar, el Shibaru nos recibió.

Amor a primer pelotazo | Semi EitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora