Qué pasaría si Claudia no fuera tan inocente como era parecer, de esto se da cuenta el sheriff Stilinski cuando un hombre de apariencia elegante y extraña se aparece en su puerta 1 semana después de la muerte de su esposa, diciendo que es posible qu...
Espero que hallan disfrutado este primer capitulo, tengo este proyecto en mente desde hace un buen tiempo, pero por un poco de miedo no pude publicarlo, pero ahora se me quito un poco los nervios, ya tengo el primer capitulo de esta historia listo, espero ver su apoyo en esta gran historia :D
[gracias por leer]
[oOo]
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
[oOo]
El aire de la madrugada se filtraba entre los árboles de Beacon Hills, acariciando las hojas con un murmullo apenas audible. Las farolas de la calle principal parpadeaban intermitentemente, bañando las aceras vacías en una luz anaranjada y tenue. Las casas, apiñadas a lo largo de la calle residencial, parecían dormir, cada una con sus secretos bien guardados tras cortinas cerradas y puertas firmemente cerradas. Pero esa noche, una sombra más oscura que la noche misma se deslizaba por los recovecos de ese silencio, acercándose a la puerta de la familia Stilinski.
Noah Stilinski estaba sentado en el viejo sillón de cuero en la sala de estar. Su mirada se perdía en el vacío, en el rincón de la habitación donde la luz no alcanzaba, en la botella medio vacía sobre la mesa de café. Desde que Claudia había muerto, había intentado mantenerse en pie por su hijo, Miecyzlaw, pero los días se sentían interminables, cada uno peor que el anterior. El alcohol era su única compañía en esas horas solitarias. Una semana había pasado desde el funeral, y el dolor no hacía más que aumentar.
El reloj en la pared marcaba las tres de la madrugada cuando alguien llamó a la puerta.
Noah se levantó lentamente, tambaleándose un poco mientras avanzaba hacia la entrada. Nadie debía estar afuera a esa hora. Sus dedos se detuvieron un segundo sobre la manija, respiró hondo y abrió la puerta.
Frente a él, un hombre alto y esbelto, con un traje negro perfectamente ajustado, lo observaba con ojos tranquilos y una sonrisa apenas perceptible en el rostro. Su porte era inquietantemente elegante, y algo en su mirada desató una alarma silenciosa en el corazón de Noah.
—¿Puedo ayudarlo? —preguntó el sheriff, luchando por mantener la compostura, aunque el nudo en su garganta comenzaba a formarse.
El extraño inclinó la cabeza ligeramente, como si estuviera analizando cada movimiento de Noah, cada respiración, cada gesto.
—Buenas noches, Sheriff Stilinski. —Su voz era suave, pero tenía un tono extraño, casi hipnótico—. Me temo que traigo noticias que podrían resultar algo... difíciles de escuchar.
Noah frunció el ceño, su instinto policial despertándose ante el tono del hombre. Miró el oscuro cielo detrás del extraño y luego de vuelta a esos ojos profundos y calculadores.