El sol se colaba por las rendijas de las cortinas, pintando de naranja pálido la habitación. Bostezo y se incorporo de la cama, frotándose los ojos. La fiesta de anoche aún resonaba en su cabeza, como un eco lejano de música y conversaciones. Pero había algo que sobresalía entre el ruido: sus ojos. Los ojos de esa chica, grandes y brillantes como estrellas en una noche despejada.
Volvió a cerrar los ojos, intentando revivir el momento en que sus miradas se habían cruzado. Había sido algo fugaz, un destello de conexión en medio del caos.
Se levantó de la cama y se dirigió al espejo. Se pasó la mano por el cabello, intentando arreglarlo lo mejor que pudo. ¿Qué impresión habría causado? ¿Se habría fijado en él? Mil preguntas asaltaban su mente.
La idea de volver a verla lo emocionaba. Quería saber más de ella, descubrir qué la hacía tan especial. Pero también sentía un poco de miedo. ¿Y si ella no lo recordaba? ¿Y si no estaba interesada?
Se puso su ropa y salió de la habitación. Mientras desayunaba, planeaba su día. ¿Cómo podría volver a verla? Tal vez si iba a la biblioteca, o si pasaba por el campus a la hora del almuerzo... Las posibilidades eran infinitas, pero todas ellas lo llenaban de una mezcla de ilusión y nerviosismo.
Antes de salir, se detuvo frente al espejo y se ajustó la pulsera de cuero con la estrella de los Arctic Monkeys que llevaba en la muñeca izquierda. Al tocarla, sintió una oleada de nostalgia. Esa pulsera había sido un regalo de su mejor amigo en su último cumpleaños y lo conectaba directamente con los años de adolescencia en los que la música y los amigos eran lo más importante.
Con su taza de café en una mano y la mochila colgando de un hombro, salió de su habitación y se dirigió a la cafetería. El aroma del café recién hecho lo invadió al entrar, despertándolo por completo. Mientras hacía cola para pedir su café, no pudo evitar sonreír al ver a otros estudiantes con camisetas de sus bandas favoritas o con sudaderas de series de televisión. Se sentía parte de un grupo, conectado por una pasión común.
Yo muchas veces deseo poder tener esa pasión tan fuerte por algo prolongado tiempo pero siempre después de una temporada desecho esa sensación y me surmejo en un nuevo mundo de posibilidades y habilidades, ahora mismo mientras veo a todos esos universitarios no puedo sacar de mi cabeza a la chica de ayer, no puedo evitar recordar esa electricidad por mi cuerpo y esas ganas de poder conocerla.
Un grito me saco de mis pensamientos cuando estaba buscando la salida de la cafetería
Ethan: ¡Marco! ¡Qué sorpresa encontrarte aquí! ¿Cómo te va?
Marco: ¡Ethan! ¡Qué tal! Bien, bien, la verdad. ¿Y tú? ¿Todo en orden con los exámenes?
Ethan: Más o menos. Estoy en modo supervivencia total. Y tú, ¿ya elegiste tema para el trabajo final de sociología? ¡Yo sigo sin tener ni idea!
Marco: ¡Ay, no me hables de ese trabajo! Se me hace un mundo. Pero creo que ya tengo una idea. ¿Y tú, cómo vas con esa chica que viste ayer? ¿Ya la encontraste?
Ethan: ¡Uf! ¡No me presiones! La verdad es que estoy muy nervioso. Todavía no la encuentro.
Marco: ¡Vamos, Ethan! ¡Sé más seguro! Si no lo intentas, nunca sabrás qué podría pasar. Además, eres un tipo genial. Seguro que le gustas. Debes buscarla
Ethan: ¡Gracias, Marco! A veces necesito que alguien me levante el ánimo. ¿Y tú, tienes planes para el fin de semana? ¿Quieres ir a ese concierto nuevo que está de moda?
Marco: ¡Me encantaría! Pero tengo que ayudar a mi hermana con un proyecto. Quizás otro día. ¿Qué te parece si nos juntamos a estudiar el sábado por la tarde? Así nos motivamos mutuamente.
Ethan: ¡Perfecto! Me parece una gran idea. Te mando un mensaje para confirmar la hora y el lugar.
Marco: ¡Hecho! Bueno, me tengo que ir. Nos vemos luego. ¡Mucha suerte con los exámenes!
Ethan: ¡Gracias! ¡Igualmente!
Me quedé sentado en la banca del comedor, mirando fijamente el punto donde Marco y yo habíamos estado hablando. Sus palabras resonaban en mi cabeza: "Sé más seguro". ¡Más fácil decirlo que hacerlo! ¿Cómo se supone que debo ser seguro cuando estoy a punto de estallar de nervios solo de pensar en ella?
Empecé a darle vueltas a la cabeza a todas las posibilidades. Podría intentar encontrarla en alguna clase, pero ¿y si me ve y sale corriendo? O peor aún, ¿y si está con otro chico? La idea me ponía enfermo.
Quizás podría dejarle una nota en su casillero. Sería algo más sutil, pero ¿qué le diría? "Hola, me gustas"? ¡Demasiado directo! "Eres increíble"? ¡Muy poco original! Necesitaba algo que la hiciera sonreír, algo que la hiciera recordarme.
Y entonces se me ocurrió. ¿Qué tal si le escribía un pequeño poema? Siempre me ha gustado escribir, y podría ser una forma creativa de expresar mis sentimientos. Pero, ¿y si es demasiado cursi? ¡Ay, no sé qué hacer!
Seguí pensando y pensando, hasta que mi cabeza empezó a dar vueltas. Necesitaba distraerme. Me levanté de la banca y decidí ir a la biblioteca. Quizás encontrarme rodeado de libros me ayudaría a aclarar mis ideas.
Al final, llegué a la conclusión de que lo mejor era tomar las cosas con calma. No tenía que apresurarme. Lo importante era ser auténtico y mostrarle mi interés de una manera sincera. Y si no funcionaba, bueno, al menos lo habría intentado
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un destello entre la multitud
Novela Juvenil"Ethan era un joven introvertido, con una mirada que parecía ocultar mil historias. Emma por el contrario, era extrovertida y llena de vida. Juntos, formaban una pareja improbable y el destino aveces es demasiado culpable