La tarde palpitaba de anticipación. Ethan, con su mochila colgada al hombro y una sonrisa dibujada en su rostro, se dirigía a la facultad de comunicación. Hoy era el día de su clase favorita: audiovisual. La idea de transformar sus ideas en imágenes en movimiento lo llenaba de una emoción indescriptible. Sus dedos jugueteaban con la correa de su cámara, imaginando ya las tomas que capturaría en su próximo proyecto.
Mientras Ethan se adentraba en el edificio, sus ojos buscaron instintivamente una figura familiar. Y allí estaba, sentada en un banco cercano, Catalina, su mejor amiga desde la infancia. Con una pequeña sonrisa, ella lo observaba, sintiendo un inmenso orgullo por los logros de Ethan. Catalina había estado ahí desde el principio, cuando Ethan era un niño fascinado por las películas y pasaba horas jugando con una vieja cámara de video de su padre. Ahora, lo veía convertido en un joven talentoso, listo para conquistar el mundo del cine.
Catalina admiraba la pasión de Ethan por el audiovisual. Recordaba las tardes que pasaban juntos viendo películas, analizando cada escena, cada plano. Ethan siempre había tenido una visión única, una capacidad innata para contar historias. Y ahora, en la universidad, estaba puliendo su talento, aprendiendo nuevas técnicas y explorando nuevos lenguajes cinematográficos.
Ethan, sin darse cuenta, se cruzó con la mirada de Catalina. Le hizo un gesto con la mano y ella le devolvió la sonrisa. En ese momento, ambos se sintieron conectados de una manera especial. La amistad que los unía era más fuerte que nunca, y Catalina sabía que siempre estaría ahí para apoyar los sueños de Ethan.
Ethan se acomodó en su asiento, la cámara colgando de su cuello como un amuleto. El profesor había propuesto un proyecto apasionante: crear un cortometraje que reflejara la propia concepción del amor. Cada estudiante debía plasmar en unos pocos minutos su visión más personal y auténtica sobre este sentimiento universal.
Ethan se sintió inmediatamente inspirado. El amor era un tema que lo había cautivado desde siempre. Había leído innumerables poemas, visto películas románticas y escuchado canciones de amor. Pero ahora, tenía la oportunidad de crear su propia historia, de expresar sus emociones a través de las imágenes.
Durante días, Ethan se sumergió en un mundo de ideas. ¿Cómo representaría el amor? ¿Sería un amor de pareja, de familia, de amistad? ¿Sería un amor intenso y apasionado, o más bien tranquilo y sereno? Después de muchas reflexiones, decidió centrarse en un amor más sutil, en las pequeñas muestras de afecto que a menudo pasan desapercibidas.
Con su cámara en mano, Ethan comenzó a grabar. Capturó las manos entrelazadas de una pareja de ancianos sentados en un banco del parque, la sonrisa de un niño al recibir un abrazo de su madre, la mirada cómplice de dos amigos compartiendo un secreto. Cada toma era una pincelada en su lienzo, una pieza del rompecabezas que estaba construyendo.
Catalina, al ver la dedicación de Ethan, no pudo evitar sentirse orgullosa. Lo veía trabajar con una pasión que la contagiaba. Sabía que este proyecto era mucho más que una simple tarea escolar para él. Era una forma de expresar su alma, de compartir con el mundo una parte de sí mismo.
Cuando llegó el día de presentar el cortometraje, Ethan estaba nervioso pero emocionado. Al proyectar su obra, la sala quedó envuelta en un silencio expectante. Las imágenes que había capturado con tanto cuidado cobraron vida en la pantalla. La audiencia se conmovió con la belleza y la sinceridad de su trabajo.
Al finalizar la proyección, una ola de aplausos inundó la sala. El profesor se acercó a Ethan y le felicitó por su originalidad y sensibilidad. Catalina lo abrazó con fuerza, sus ojos llenos de orgullo y admiración.
Ethan había logrado algo más que crear un buen cortometraje. Había compartido su visión del amor con el mundo, demostrando que incluso en las cosas más simples se puede encontrar una profunda belleza. Y lo más importante, había descubierto una nueva faceta de su talento, una faceta que lo haría seguir creando historias y emocionando a otros por mucho tiempo.
YOU ARE READING
un destello entre la multitud
Genç Kurgu"Ethan era un joven introvertido, con una mirada que parecía ocultar mil historias. Emma por el contrario, era extrovertida y llena de vida. Juntos, formaban una pareja improbable y el destino aveces es demasiado culpable