5. Intentarlo

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El día de la segunda cita llegó, y Chiara se despertó con una mezcla de emoción y nerviosismo. Había estado pensando en Violeta durante toda la semana, y la idea de volver a encontrarse con ella la llenaba de ilusión. Mientras se preparaba, miró por la ventana y sonrió al ver que el sol brillaba con fuerza. Era un día perfecto para una cita.

Se vistió con un vestido azul que resaltaba sus ojos verdes y se peinó con ondas suaves que caían sobre sus hombros. Al terminar, se miró al espejo y se sintió lista. Tomó su teléfono y, antes de salir, le envió un mensaje a Violeta:

Chiara

"¡Hola! Estoy lista. ¿A qué hora nos vemos?"

La respuesta no tardó en llegar. Violeta contestó con un mensaje lleno de entusiasmo

Violeta

“¡Hola, Chiara! Nos vemos en el café a las 5, ¿te parece bien?”

Chiara sonrió y salió de casa, sintiéndose un poco nerviosa pero emocionada por la cita. Durante el camino al café, no podía dejar de pensar en lo bien que se habían llevado la última vez y en lo que podría surgir entre ellas en esta ocasión.

Al llegar al café, se sentó en una mesa cerca de la ventana y pidió un café con leche mientras esperaba a Violeta. La decoración del lugar era encantadora, con luces cálidas y arte en las paredes, creando un ambiente perfecto para la conversación.

Cuando Violeta llegó, el corazón de Chiara dio un vuelco. La pelirroja lucía espectacular, con un vestido que realzaba sus curvas y su cabello brillante que caía en suaves ondas sobre sus hombros.

—¡Hola, Chiara! —saludó Violeta con una gran sonrisa, que hizo que Chiara se sintiera instantáneamente más tranquila.

—¡Hola! Te ves increíble —respondió Chiara, devolviendo la sonrisa.

Ambas se acomodaron y comenzaron a charlar. La conversación fluyó naturalmente entre ellas, hablando de sus pasiones, de arte y de sus sueños. A medida que compartían historias, Chiara se dio cuenta de que su conexión con Violeta se fortalecía. Sin embargo, había un ligero velo de preocupación en la mente de Violeta, que Chiara no podía ignorar.

En medio de su charla, Violeta recibió un mensaje en su teléfono. Chiara la observó distraídamente mientras ella miraba la pantalla, sin embargo, optó por no preguntar y centrarse en el momento.

Violeta intentó disimular su reacción, pero Chiara pudo notar que algo la inquietaba. Después de un par de intentos de cambiar de tema, la conversación volvió a fluir y ambas se olvidaron del mundo exterior. Disfrutaron de risas y anécdotas mientras saboreaban sus bebidas.

A medida que la tarde avanzaba, Violeta se volvió más seria, y Chiara la observó con preocupación.

—¿Estás bien? —preguntó Chiara, buscando su mirada.

—Sí, solo... he estado pensando en algunas cosas —respondió Violeta, jugueteando con su vaso.

—Si hay algo de lo que quieras hablar, estoy aquí —dijo Chiara, sintiéndose un poco más cercana a Violeta.

Violeta asintió, pero no parecía dispuesta a abrirse completamente. En cambio, la conversación cambió de rumbo, y Chiara decidió no forzar el tema. La conexión que sentía por Violeta era innegable, y quería disfrutar del momento.

Tras un par de horas en el café, Violeta finalmente rompió el silencio.

—Deberíamos hacer algo más divertido. ¿Qué tal si vamos a un pub y seguimos la noche? —propuso, sonriendo de nuevo.

El Arte del Destino - KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora