𝗣𝗢𝗣𝗨𝗟𝗔𝗥 𝗚𝗨𝗬 || 𝟬𝟮

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Desde aquella tarde en la que Minho se había marchado de mi casa sin mirar atrás, mi mente no dejaba de darle vueltas a lo ocurrido. No podía entender por que él, con su actitud indiferente y sus respuestas cortantes, lograba despertar en mí una curiosidad tan profunda. Aunque me había llamado idiota por acercarme a él, algo en mí no podía evitar intentarlo de nuevo. 

Durante los días siguientes en la escuela, traté de acercarme Minho en varias ocasiones. Intentaba encontrar pretextos para hablar con él, ya fuera sobre el proyecto de historia o cualquier otra cosa, pero él siempre encontraba la manera de evitarme. Si estaba en el pasillo, él tomaba un desvío. Si trataba de sentarme cerca de él en clase, movía su silla un poco más lejos, como si el simple hecho de estar cerca de mí lo incomodara.

Está dinamica empezó a frustrarme. No entendía por que me evitaba tanto, especialmente cuando teníamos un proyecto que terminar juntos. Mis amigos notarón mi persistencia y no pudieron evitar comentarlo.

―¿Por qué te preocupas tanto por ese chico?― Preguntó uno de mis amigos un día durante el almuerzo. Él tenía razón. Debería dejar de intentar entenderlo, pero algo me empujaba a seguir intentándolo. 

Finalmente, llego otro día en el que Minho tenía que venir a mi casa para continuar con el proyecto. Aunque estaba nervioso por su actitud fría, decidí que no iba a dejar que eso me afectara. No iba a permitir que su distancia me hiciera sentir incómodo en mi propia casa.

Cuando llego, la situación no fue muy diferente a la de la última vez. Su expresión permanecía neutral, casi molesta, mientras entraba sin decir mucho. Lo guié a la sala y empezamos a trabajar en el proyecto, aunque el ambiente seguía siendo tenso. A pesar de mí mejor esfuerzo, cada intento de conversación parecía estrellarse contra un muro invisible que él había erigido entre nosotros.

Mientras estabamos inmersos en nuestras tareas, me di cuenta de que, aunque lo evitaba en la escuela, aquí no tenía a dondé escapar. Empecé a buscar maneras de romper esa barrera, preguntándole sobre cosas simples, como sí entendía bien los temas del proyecto o si necesitaba ayuda con alguna parte. Pero sus respuestas seguían siendo breves y cortantes.

En un momento, mientras estaba concentrado leyendo una parte del libro de historia, sentí una prescencia inusualmente cerca de mí. Levanté la vista y me encontré con Minho inclinado hacía mí, su rostro solo a unos centímetros del mío. Podía sentir el calor de su aliento, y mi corazón dio un vuelco. 

―¿Qué pasa, lindo?―Dijo una voz suave pero cargada de una burla apenas disimulada. 

Mi mente se quedo en blanco por un momento. Sentí cómo mis mejillas comenzaban a calentarse y mi corazón latía con fuerza. No sabía qué responder ni cómo manejar la situación. Solo sabía que mi nerviosismo era evidente. 

―¿Por qué estás tan cerca?― Logré decir, intentando mantener la compostura a pesar de la evidente cercanía.

Él sonrió, una sonrisa que tenía algo de arrogancia y diversión. 

―¿Te pongo nervioso?― Preguntó, con un tono que casi parecía disfrutar el efecto que tenía en mí.

Negué con la cabeza, pero mi voz me traiciono cuando intenté responder. 

―No... no me pones nervioso. Solo...― Las palabras se atascaban en mi garganta, incapaz de encontrar una excusa coherente para lo que sentía en ese momento.

Minho soltó una pequeña risa, una que estaba cargada de un tono burlón que no pude pasar de alto. 

―Eso parece, cielo― Murmuró antes de apartarse lentamente, como si saboreara cada segundo de mi evidente incomodidad.

Traté de recomponerme, pero sentía que mi rostro seguía ardiendo. Su proximidad había desatado algo en mí que no entendía del todo, una mezcla de nerviosismo, atracción y frustración que me confundía más de lo que ya estaba.

El resto de la tarde pasó en un silencio incómodo, con Minho regresando a su actitud distante y fría. Sin embargo, no podía dejar de pensar en ese momento, en la forma en la que se había acercado a mí y cómo había logrado desarmarme con tan solo una mirada y unas palabras.

Cuando finalmente terminamos por ese día, Minho se levantó para irse, recogiendo sus cosas con la misma indiferencia de siempre. Sin embargo, antes de salir, se detuvo en la puerta y me miró una última vez.

―Nos vemos mañana, lindo― Dijo con una leve sonrisa, antes de salir por la puerta.

Me quedé ahí, mirando la puerta cerrada, tratando de entender lo que acababa de suceder.

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⋆ → 𝗣𝗢𝗣𝗨𝗟𝗔𝗥 𝗚𝗨𝗬 - 𝗺𝗶𝗻𝘀𝘂𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora