Baño

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🫧

La noche en Londres era complicada. Como siempre llovía, la cera era húmeda, los niños salían a los charcos, y la tierra se convertía en barro. Su piel era cubierta por la exquisita capa de agua natural, limpiando el sudor que su morena tez tenía. El profundo de su ojos reflejaba cansancio, y una profunda emoción de llegar a su hogar y dormir por las siguientes 10 horas antes de trabajar nuevamente. Pero a pesar de esa idea, que a cualquier oído sonaría encantadora, eso no motivaba su voluntad para llegar a casa, sino el hecho de dormir cómodo, abrazado y protegido, oler ese dulce aroma a frambuesas, sentir esa piel delicada de porcelana sobre él arrullandolo con su voz coqueta por costumbre. Esas caricias en su cabello, esos besos en su rostro, y esa mirada, esa mirífica mirada sobre su silueta, como si los celestes ojos con solo mirarlo pudieran cuidarlo de todo el mundo, como si lo encerraran en su burbuja color mar.

Si, en definitiva estaba alegre, exasperado por poder llegar y dormir junto a su marido Gregory por horas, largas horas, y si pudiera, por la eternidad. Una eternidad en los brazos de ese rubio, oh, que maravilloso que sonaba, que delicioso que debería ser probarlo, y que bendición tan grande debería recibir para poder cumplir eso.

Buscó las llaves en su bolsillo, examinando un poco este antes de sacarlas y abrir la puerta principal del edificio. El lugar y él contrastaban de manera un poco miserable para el de habla francesa; Sus ropas sucias, manchadas de barro, sus botas dejando aun huellas de este en el antes impecable suelo. Su cabello sucio y mojado, al igual que él, como siempre había sido y siempre sería. El edificio, el lugar mas costoso de todo Londres, y sobre todo el peauhouse, donde D'Lorne, curiosamente, vivía.

Aquel establecimiento estaba repleto de gente fina, mujeres viejas de culos gordos y tetas caídas creyendose las reinas del universo con su chihuahua torturado, hombre exitosos que entraban y salían con una mujer nueva, niños mimados que se creían dueños de todo el que los rodeara, y Gregory, la excepción de su clase en definitiva.

Abrió la segunda puerta, ahora al fin accediendo al lugar, pero en silencio. Oh, si, silencio, mucho silencio. ¿Recuerdan toda esa bella descripción que les hice sobre los mimos y arrumacos de Gregory? Si, bueno, ocurrían bajo condiciones, condiciones dificiles de cumplir para lo que estaba acostumbrado Christophe. Debía estar limpio.

Se quitó las botas, dejandolas a un lado de la puerta mientras avanzaba de puntitas por el gran salón, la ciudad iluminada viendose por las paredes de cristal. Entró a la habitación, mirando la bella y esbelta figura de su querido allí, acostado, recorriendo sus sueños más profundos y deseos imaginarios en un mundo fantástico e irreal. Se acercó poco a poco, planeando acostarse sin despertarlo, pero ni bien uno de sus dedos manchados con barro y envueltos en olor a tabaco tocaron el colchón oyó la escalofriante y severa voz, dulce y coqueta, que en ese momento en definitiva no deseaba escuchar.

"Estás sucio"

Se escuchó en el silencio del ambiente, mientras podía ver entre la oscuridad como los parpados del británico se abrían, probablemente su mirada fija en él. Tragó saliva, irguiendo la espalda con nervios mientras quería evitar tartamudear. Verse débil era lo último que quería con aquel ojiazul.

-No. Solo son... manchas secas de la ropa, me la quitaré y las lavaré mañana si se me dá la gana- Soltó con un deje de dominio y autonomía, rebeldía según la definición de Gregory, mientras sus brazos de cruzaban sobre su pecho igualmente sucio. No podía ver la mirada que el inglés le estaba dando, pero suponía que era muy fea al sentir el tono de sus palabras recorrer su columna vertebral, dandole un escalofrío nervioso.

-Vete de aquí.- Ordenó, su voz severa, baja, casi un susurro tosco, como un frío cuchillo amenazando la yugular del castaño, que no quiso reclamar más, pero sí hacerse ver como la autoridad del lugar.

-Pues no me importa. Mejor para mí, dormir sin tu hediondo olor.- Su orgullo era claro, sus mentiras igual. Al recibir solamente el silencio del extranjero, se largó de inmediato, yendo a la sala a dormir por unas horas, internamente sin gusto alguno.

Toda la admiración a Gregory, la necesidad de su cuerpo, sus caricias y su calor eran solo sentimientos guardados en Christophe, que vivían dentro de él y morirían allí, sin ser sacados a la luz jamás, ni en su más oscuro testamento. Y se negaba en lo absoluto a tan siquiera rogarle a ese perro inglés, la sola idea era un temor más en su vida diaria el cual jamás superaría, prefiriendo aceptar el castigo de dormir en el sofá antes que aquella maldición.

Se sentó en el incomodo mueble, encendiendo un cigarrillo en lo secreto, dandole una calada al tabaco de marca mientras sus pulmones saboreaban por sí mismos el humo homicida, que su organismo sacó en pocos segundos.

" Y apaga ese cigarrillo"

Oyó desde el cuarto, soltando un bufido quejoso mientras apagaba obligadamente aquel provocador de cáncer, sintiendose atrapado en una disciplina sin fin, como un colegio militar dirigido por un maricón millonario.

Quizá Gregory no era igual a los de su clase.

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El Sol abrazaba la ciudad de Londres luego de la triste lluvia. Christophe veía el techo, sin haber podido dormir en toda la noche. Era dificil admitir algo, pero no podía dormir sin abrazar a Gregory, una de las enseñanzas mal marcadas en su vida por parte de aquel hombre de alta clase. Sus ojeras eran pesadas, pero mayor era el pesar de la ausencia de aquel cuerpo entre su brazos.

Oía como el pitar de los autos empezaba, insufribles como siempre. Era difícil acostumbrarse a la gran ciudad, y mas siendo un hombre de la costa calmada de Normandía. Sus manos seguían en su pecho, sus mirada en la nada, mientras los pensamientos lo iban arrimando a un oscuro lugar: La soledad. Antes del rubio, jamás se sintió solo sentimentalmente, por el hecho que jamás había experimentado una compañía así en primer lugar. Pero el de pestañas doradas le había pegado malos hábitos que quedaron inconscientemente en él, en lo más profundo de su mente.

El chillar de la puerta del cuarto derrumbó esa melancolía, convirtiendola en curiosidad mientras se levantaba del sofá, viendo si solo había sido el viento o su amado estaba despierto. La silueta madrugadora del británico se vio frente a sus ojos, aún hermoso y delicado a pesar de la amargura en su rostro sin maquillaje ni arreglo alguno.

Avanzó hacia el sofá, frotando su ojo derecho mientras bostezaba, mirando de mala manera al francés. - ¿Hoy si te bañarás? - Preguntó. Christophe, a pesar de haber dicho anteriormente que "lavaría cuando deseara", claramente no iba a negarse, y más cuando sentía otra oportunidad escondida en la frase, el poder sentir el cálido cuerpo ajeno contra el suyo si limpiaba su piel con jabón, espuma y agua clara.

-Si, solo para que no estés haciendome caprichos todo el miserable día.- Excusó, levantandose del sofá, manchado de barro, hojas y quien sabe cuanto más, dirigiendose al baño a darse una buena ducha mientras su marido pedía el desayuno por delivery.

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"Hueles a mi jabón. Te dije que dejes de usarlo, es especial para mi piel."

Se escuchó una voz irritada, molesta, amargada por la desobediencia. El dueño de esta acurrucado contra un conocido francés, ya impecable, lo suficiente como para estar desnudo junto al contrario, acostados en la cama, llenos de besos y caricias profundas.

"Solo lo usé porque se acabó el mio"

Era mentira, amaba el olor de Gregory, quería tenerlo todo el día sobre él a pesar de tener que irse en pocas horas al trabajo nuevamente. No tuvo respuesta, solo un suave beso en sus labios, y una sensación de confort al sentir los brazos de porcelana rodeando su piel, perdonando su falta la noche anterior, dandole sin juicio de por medio su amor.

Tal vez, de vez en cuando, Gregory no era como los de su clase.

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Escritor:

Fui obligado a escribir esto, me están esclavizando, pido ayuda, temo por mí vida 😭

Se que es muy corto y poco detallado, pero quería actualizar este libro abandonado hace tiempo.

Muchas gracias por el apoyo que le dan 💓🥹

Atte: Una naranja.

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⏰ Última actualización: Sep 25 ⏰

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