En un reino donde la luz apenas se atrevía a entrar y las sombras danzaban con siniestro encanto, vivía una joven llamada Estela. Su alma, atrapada en la monotonía de su existencia bajo el mando de su implacable padre, el rey Emilio, ansiaba un solo momento de gloria. Decidió que el banquete del día sería su obra maestra, un almuerzo digno de admiración, una joya entre los grises días del castillo.
Los sirvientes, cuyos ojos brillaban con un oscuro fervor, trabajaban con una devoción que bordeaba lo macabro. Las ollas hervían como si de calderos hechiceros se tratara, y el aroma que inundaba las vastas salas del castillo era tan dulce que bien podría haber envenenado el aire.
"¡Qué espléndido banquete!", murmuraba uno de los sirvientes, sus labios torcidos en una sonrisa demasiado amplia, mientras otro observaba el postre, una creación tan bella como mortal. Estela, observando la coreografía de movimientos a su alrededor, sintió por primera vez algo parecido a la alegría.
Pero el rey Emilio, tan insensible como un espectro errante, arruinó su obra maestra. Sin mostrar un atisbo de aprecio, devoró los manjares con una voracidad que dejaba poco de humano en él. La belleza del banquete se desmoronó ante sus fauces ansiosas, y Estela observó, horrorizada, cómo cada bocado despojaba al festín de su esplendor.
El silencio que siguió fue tan pesado como la sombra de la muerte. Los sirvientes, cuyos ojos vacíos parecían advertir lo inevitable, se apresuraron a recomponer la mesa, como si el tiempo pudiera deshacerse. Pero nada podría devolver la perfección mancillada.
Estela, con una tristeza que la envolvía como un sudario, entendió algo. No había necesidad de coronas ni títulos para caer en la desesperación. En un reino donde la luz nunca duraba y el fin acechaba en cada rincón, ni siquiera una princesa podía escapar de las garras del infortunio.

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Susurros de lo Olvidado: Relatos desde las Sombras
TerrorAntiguos relatos, polvorientos y olvidados, que se remontan a tiempos oscuros, mucho antes de 2014, han permanecido sepultados en el silencio. Algunas de estas historias, concebidas para concursos que jamás vieron su participación, se desvanecieron...