Estar en su vida es un problema, se lo advirtieron e hizo caso omiso.
Pero, ¿quién aprende por cabeza ajena?
Omar creía que todo estaba bajo control.
Kiara sabía que era una bomba de tiempo.
¡En cualquier momento iba a explotar!
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Septiembre 20...
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Ya estaba detrás del escenario, me entregaban un sobre y a Kiara, que iba conmigo le explicaban que debía leer uno de los monitores para presentar el premio.
—Hagan un chiste, digan algo bonito... Le chuleas el vestido, tú le dices algo del traje que él lleva —nos decía un chamaco del staff a los dos—. Pero, el tiempo lo tenemos encima... Recuerden que es horario familiar, están en tv internacional así que, nada de hablar malo o decir algo en doble sentido... Jueguen, más no se pasen de los minutos que tienen para hacerlo, ¿me siguen?
Asentí seguro, después oí la voz de esa chamaquita al lado mío.
—¿Qué más hacemos? Si no queremos hablar, ¿un beso?
—Kiara, eres un caso perdido... Lee el maldito monitor —dijo entre risas y me miró—. No le des chance de hablar, solo dice malas palabras y es burlona.
Miré a la nena quién simplemente me sonrió y negó guiñándome, viniendo hacia a mi y tomándome del brazo.
—No me dejes caer, niño bonito —nos dieron la señal y caminamos al escenario.
Los dos saludábamos al público, nos tocaba presentar un premio —yo tenía un performance también—, hoy vestía de gala, muy elegante y la diosa al lado mío no se quedaba atrás, ella brillaba, literal.
—¡Buenas noches, latinos! —gritó ella al llegar al micrófono y riendo, se alejó del mic para ver a su alrededor, dándome un jalón suave y disimulado para que ahora yo lo hiciera.
—¡¿Cómo están, mi gente?! Aquí ejjj Ousi... —miré al público quién gritaba eufórico, el ruido que hacían las nenas era ensordecedor pero, se disfrutaba.
—¡Wow! Toa’ esta gente poniéndole el sazón a esta entrega de premios, ¿hay boricuas? Que yo no los escucho...
Nuevamente gritaron, todos hacían bullas, ella realmente sabía como jugar/mover al público y en verdad, te aumentaba la adrenalina.
—Bueno, mi gente... Esta noche, en la vigésima entrega de Premios Juventud, tenemos el honor de presentarles a la categoría más juice, y la que más me encanta...
Yo miraba a la nena siendo tan inteligente y sobresaliendo a todo esto sin un solo error, algo que ella notó —era que no ponía atención a nada—, me apretó del brazo buscando mis ojos y después, volteó al frente con esa misma sonrisa, tan perfecta.
