Narra Ángeles
– Ángeles... Ven conmigo – dijo Narcissa, extendiéndome su mano – No tengas miedo.
Tomé su mano temerosa, y, con mucha dificultad, comencé a caminar con ella, quien no me miró ni me habló en todo el camino. Llegamos a una puerta grande, la cual abrió con un hechizo. Al abrirse, pude ver un dormitorio con una decoración oscura: verde oscuro, negro, color plata... Parecía la sala común de Slytherin.
Narcissa me guio cuidadosamente hacia la cama, ayudándome a recostarme en ella. No quería abrir los ojos, no quería ni mirarla. Había fallado. No conseguí la profecía. No pude proteger a los mortífagos... ¡Terminé herida por alguien a quien ni pude ver!
– ¿Qué ocurrió allí? – preguntó sentándose en una silla junto a la cama, observándome de pies a cabeza.
– Yo... No lo sé. No lo recuerdo bien... Lo último que recuerdo fue que estaba por atacar a Harry y luego alguien me atacó por la espalda, dejándome así como estás viendo...
– Hubieras muerto desangrada si Lucius no te traía, pequeña – dijo con lo que percibí como ternura, la ternura genuina de una madre – ¿Por qué no te quitas ese sucio uniforme?
Frente a mí, una camiseta blanca y unos leggins negros aparecieron, poniéndose sobre mí, cubriendo mi cuerpo, ahora vestido con ambas prendas. El contacto de la tela con mis heridas me generó un ardor indescriptible,y Narcissa pareció notarlo. Con mucho cuidado, levantó las mangas de la camiseta.
Con un movimiento de su varita, abrió el cajón de la mesa de noche, haciendo que un vendaje salga de él y se coloque en mis brazos. No había notado lo lastimado que estaba mi cuerpo anteriormente tapado por el uniforme... Mis brazos se veían rasguñados y muy rojos por la profundidad de algunas de las heridas. Mi rostro se sentía igual: ardiendo. Podía sentir restos de sangre seca en todas mis extremidades.
¿Qué clase de hechizo me habían lanzado?
– Te duele mucho, ¿verdad? – preguntó ella, con tristeza.
Asentí con la cabeza, en silencio, intentando moverme lo menos posible.
– Tengo miedo... – dije en voz baja, cruzándome de brazos, casi poniéndome en posición fetal – ¡Hice todo mal! ¡No debía fallar! ¿Qué dirá el señor tenebroso cuando vea que no conseg...
– Ángeles, el señor tenebroso no te pidió nada a ti expresamente – añadió interrumpiéndome con severidad – Los demás debían conseguir la profecía y protegerte. Tu poder era sólo si la situación se complicaba... No te eches la culpa.
– ¡Pero no debí fallar! ¿¡Qué tal si le hace algo a Draco!?
– ¿Draco? – preguntó ella con una mirada preocupada – ¿Qué quieres decir? ¿Por qué iba a hacerle algo a él?
No supe qué contestar.
No sabía cuánto sabía Narcissa de mí. No sabía si Draco les había contado algo, más allá de aquellas estúpidas noticias falsas de "el profeta", no sabía si ellos sabían lo que él significaba para mí, más allá de todo lo que estaba pasando. No sabía si debían saber sobre las amenazas de Voldemort, tampoco.
– Voldemort es peligroso. No quisiera que Draco sufra por esto, después de todo, él es quien me trajo hacia este lado, ¿no? – respondí mirando hacia el techo – No quisiera que sufra por mi inutilidad.
– ¿De verdad crees que eres una inútil?
Las lágrimas volvieron a acumularse en mis ojos y no pude responder su pregunta. Sin darme cuenta, me arrodillé en la cama, arrojándome a los brazos de Narcissa, quien devolvió mi abrazo sin dudar.
– Tengo miedo, señora Malfoy, estoy aterrada. Yo... No quiero que le ocurra nada a nadie, menos a Draco... Él es un buen chico. Él no es el monstruo que cree que es.
Narcissa rompió nuestro abrazo, alejándose de mí, sosteniéndome con suavidad por los hombros, mirándome fijo.
– ¿Quieres que te diga algo lindo ? – dijo esbozando una pequeña sonrisa, mientras sus labios temblaban seguramente evitando llorar – Había notado que Draco estaba diferente, pero no entendía por qué, hasta ahora...
– ¿Diferente? – pregunté sorprendida – ¿A qué se refiere con diferente?
– Bueno, tú sabes que él creció en un entorno complicado, haciendo que a veces no pueda vivir su vida como quisiera, como un adolescente normal... Pero ahora tiene una luz que antes no tenía.
– ¿Usted cree? – pregunté frunciendo las cejas, ya sin llorar.
– ¿Recuerdas esa publicación del diario "El Profeta" donde anunciaban su relación?
Asentí avergonzada, cerrando los ojos con fuerza.
– Por Merlín, claro que la recuerdo. Es un diario lleno de mentiras, señora Malfoy. Draco y yo no somos novios, no sé cómo inventaron tanta historia por una estúpida foto.
– ¿Sabes qué dijo él? Cuando le pregunté por esa noticia, le reclamé no haberme contado que tenía novia, ¿sabes lo que me dijo? Absolutamente nada – dijo ella sonriendo con complicidad – No intentó negarlo, no se encogió de hombros, no dijo nada.
Fruncí el ceño intentando evitar una carcajada. ¿Qué significaría que Draco no haya dicho nada por ello?
Narcissa volvió a abrazarme mientras acariciaba mi pelo con ternura, recordándome lo mucho que extrañaba a mis padres y lo bien que me vendría un abrazo de ellos en este momento. Ellos no sabían que yo ya no era simplemente Ángeles Rasmüssen, no sabían que era más que una estudiante, no sabían que me había pasado por el culo todas sus advertencias sobre Slytherin, sobre la familia Malfoy, sobre Hogwarts y el mundo mágico en general.
Draco podía ser imperfecto, de hecho, lo era, y mucho.
Nunca estaba de buen humor, tenía mal carácter y trataba mal a todo el mundo, algo que, por más que fuera un mecanismo de defensa, no debería ser aceptado. Sin embargo, al haberlo conocido, entendí la profundidad de su personalidad, viendo que aquel chico malhumorado y con mal genio podía ser mucho más que simplemente eso.
Sabía que no podía cambiar su pasado, pero sí me interesaba que viera con más cariño su propio futuro.
![](https://img.wattpad.com/cover/375400743-288-k368205.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Un millón de razones ⌇ Draco Malfoy
Fanfiction- ¿Aún después de lo que te hice? - Sí, Draco... Aún después de lo que me hiciste. Ángeles va desde Castelobruxo a Hogwarts con dos advertencias: tener cuidado y mantenerse alejada de los Malfoy, después de todo, su madre, Amelia Crouch, la hermana...