Capítulo 5

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10:31
APEX

[LANDO]
—¿Alguno tiene un comentario?— pregunta el estúpido de Sergio sobre los planes para APEX.
—Ninguno.—
—No.—
—En absoluto.—

Responden varios miembros del Consejo, dejando claro que van a apoyar sus decisiones; pero bien sé que muchos lo hacen para evitar problemas y quedar bien, no porque realmente confíen en él.

—Bien, entonces terminamos.— anuncia. Mattia, Marko y yo intercambiamos miradas rápidas, entendiendo sin palabra de por medio, que necesitamos juntarnos de inmediato.

[CHECO]
Me siento victorioso.
—Buena junta, Checo.— dice George en un intento por acercarse a mí. Llevo días manteniendo mi distancia por seguridad.
—Gracias, Georgie.—
—Por cierto...—
—Sergio, ¿me das un minuto?— interviene Carlos. Su mirada y la seriedad en su voz me alertan. ¿Vio algo que yo no?
—Claro.—
George, captando que sobra en esta conversación, se levanta y con una sonrisa toma sus cosas. —Bueno, hablamos después. Adiós.— nos deja a solas.
—¿Qué pasa, Carlos?—
—Checo....tenemos que hablar con Max.—
—¿Eh? ¿Por?—
—Tenemos que hacerlo cuánto antes.—
—Pero explícame.—
—Creo que esto no fue tan buena idea.—
—¿Cómo que no fue buena idea? Prácticamente ustedes me convencieron de hacerlo, es absurdo.—
—Lo sé. Sabíamos que era arriesgado, solo...creo que no dimensionamos cuánto.—
—Es que no me puedes venir a decir esto ahorita.—
—Entiendo que estés molesto. Solo, por favor, hablemos con Max.—

Maldita sea. ¿Ahora qué? Carlos me mira en silencio, como pidiendo permiso.
Yo ya no sé qué hacer, me siento tan confundido. Resoplo. —Hazlo, llámalo.—
—Aquí no, vamos a tu oficina.—

10:34

[MARKO]
Cuidando que nadie nos siga, Mattia, Lando y yo subimos a la azotea de APEX yendo por rutas diferentes.
Soy el segundo en llegar, encontrando a Norris caminando de un lado a otro con desesperación.

—Lando.—
—Con un carajo, Helmut.—
Mattia aparece veinte segundos después.
—¿Qué fue eso?— pregunta lo mismo que todos queremos saber.
—¡Un puto desastre!— grita Lando. —Les dije, les dije que ese maldito sabía todo.— gesticula con violencia.
—Tenías razón. ¿Pero cómo lo supo?— cuestiono preocupado.
—Fue la noche que nos encontramos aquí. Él llegó y nos escuchó.—
—No, Mattia. Siento que desde antes estaba enterado.—
—¿Por qué piensas eso, Lando?— intervengo.
—Porque fue demasiada casualidad que él regresara esa noche. Piénsenlo. Él ya se había ido bastante antes de ello.—
—Pudo olvidar algo.—
—¿Y se acordó tanto tiempo después, Marko? Aparte estaba cerca y todos sabemos dónde vive.—
Me recargo en el barandal metálico. —Mierda.— Lando tiene razón. —¿Cómo pudo averiguarlo?—
—Estoy seguro que alguien más le está ayudando.—
—¿En quién piensas?— esta vez Mattia es quien le pregunta. Ambos se miran fijamente.
—Carlos.— dicen al mismo tiempo.
—¿Carlos?—
—Sí, Marko. Él.—
—Yo no creo que...—
—Date cuenta. Desde que está aquí, las cosas nos han estado saliendo mal. Primero su llegada a la empresa, después el bloqueo de la interfaz, ¿y ahora casualmente solicitan una auditoría externa?—
—Entonces Carlos no es quien dice ser.—
Binotto y Lando fruncen el ceño. —¿Por qué piensas eso?— es el más joven de nosotros quién me lo pregunta.
—Vamos, Carlos no es una especie de Robin Hood ni nada, llegó aquí por orden de alguien más.—

10:36

[CHECO]
Carlos y yo entramos en mi oficina.
—¿Qué...?— me hace una señal para que guarde silencio. Del bolsillo de su pantalón obtiene un pequeño dispositivo, parece un walkie talkie aunque creo que no es eso porque en el centro tiene un botón rojo. Al presionarlo se activa una pequeña pantalla con ecualizadores.

Red de sombras | #ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora