CUARTO CAPÍTULO: Escoltas

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Lukian sentía el viento en su cara, aún no habían salido de la bodega, pero estaba en la puerta esperando que salieran los camiones para poder entregar en Ciudad Central, la mansión y la bodega quedaba fuera de la zona central, alrededor era boscoso y otras pequeñas fincas, que quedaban a sus adyacentes.

–¿Cómo puedes aguantar este clima? – Melania acababa de salir de la bodega, frotando sus dos manos entre sí, aún tenía las vendas sucias y llenas de sangre –a veces las mañanas son fastidiosas.

Lukian le frunció el ceño, la pregunta era ilógica, Melania sabia la magia que obtenida su primo –¿esa pregunta fue de verdad? – Melania se quedó hacia el frente sin responder nada, sabía lo estúpido que fue la pregunta, Lukian sonrió, pero volteó su cara hacia otra dirección para que Melania no se diera cuenta.

Estaban esperando y los camiones rugieron detrás de ellos, eran tres que empezaron a salir uno detrás de otro, Lukian los observo y suspiro, esperó a que se estacionaran para escuchar las órdenes de Melania, nunca había escoltado los camiones de la empresa, nunca fue necesario. Lukian iba con una camisa negra y un chaleco del mismo color, no llevaba abrigo, no sentía frío, Melania llevaba una capa que tenía capucha, en la parte inferior de la capa estaba rasgada y llevaba una camisa de color blanco de hombre, el mismo pantalón destrozado y sus vendas en las manos.

Melania estiró todo su cuerpo, salto un poco en el lugar que estaba y miro a Lukian –¿bien? Vas en la parte de atrás, en el camión de Ten, acuérdate en este momento es peligroso– la chica señaló al hombre que era mayor de edad y estaba un poco jorobado –tenemos que mantener el orden y no mostrar que nos afectó la muerte de Maxim.

El muchacho asintió, paso un poco de saliva fuertemente –entiendo perfectamente la situación y hare lo mejor posible– Melania sonrió burlonamente y puso su mano en el hombro de Lukian, él sintió algo extraño en la mano, como si tuviera un metal en la palma de la mano donde se enrolla la venda, lo ignoró y sonrió un poco, agito los hombros para despertarse.

Después de hablar con Melania, se subió al camión y saludo al hombre que estaba conduciendo, el motor ya estaba prendido, los camiones ya estaban en orden para salir de la bodega, arrancaron y Lukian sintió un poco de presión, pero no quería hacerlo notar, era el hijo del Don y fuera como sea tenía que ser fuerte.

Ya llevaban varios minutos andando, las calles eran bastante delgadas y no estaban adaptadas para los camiones, faltaban bastantes minutos para llegar a la carretera principal de Ciudad Central, Lukian tenía su cara un poco afuera de la ventana tomando la brisa que daba el camión andando, la vista lateral no cambiaba, siempre era un bosque.

–¿No tiene frío, Don? – preguntó Ten, al joven que metió su cabeza para poder escuchar mejor la voz del señor.

Lukian miro afuera por última vez y cerro la ventana –no señor, no tengo problema con el clima en las mañanas de la Ciudad Central, me agrada un poco mejor el clima a estas horas que al medio día...– se quedó pensando un rato –el clima varía tanto en esta zona, es tan raro.

Se quedaron callados, cuando se escuchó un carro detrás de ellos, el camión se acercó a la orilla de la carretera, un poco para dejar pasar el carro, el carro se puso al lado del camión, era bastante extraño que se quedara ahí y no adelantara.

–¡Carajo!– Ten gritó las palabras, sonó algo bastante duro, era un disparo de un arma, Lukian se sorprendió y vio a Ten, el hombre se sostenía el brazo y el camión empezó a salirse de control, el muchacho reacciono lo más rápido que pudo y agarro el manubrio del camión para enderezarlo.

Lukian volteo a mirar a Ten mientras sostenía el manubrio, había una mancha grande en el brazo del señor, quien aún intentaba apretarlo con su otra mano, el joven no sabía qué hacer y escucho ruidos en el camión, alguien se había subido en la parte de al lado y vio un hombre con un revolver. Empezó a gritarle que se detuviera, Lukian no tenía como detenerlo, el sujeto estaba apuntando al muchacho, ya iba a disparar, Lukian subió su brazo, lo congeló, pensó que iba a detener el disparo así, al tapar su cara solo escucho la onomatopeya de un arma, cuando bajó el brazo al hombre que le estaba apuntando, vio un hilo saliendo sangre de la cabeza de él y desapareció de su visión, no entendía qué había pasado.

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⏰ Última actualización: Sep 26 ⏰

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