El Peso de la Promesa: Unidos por la Esperanza

39 2 0
                                    


Relato de Sora – Años Atrás

Cuando era niño, nunca tuve ninguna afinidad con los Pokémon. Simplemente preferían evitarme. Mi abuelo pagó mucho dinero para investigar mi caso y, al parecer, padecía de algún tipo de resonancia que ningún Pokémon toleraba. Por eso preferían alejarse de mí. Podían estar cerca, pero permanecer por un tiempo prolongado les causaba molestia. Por eso decidí abandonar mi sueño de viajar y encontrar mi camino, como muchos de ustedes. Todo cambió cuando conocí a Blaziken, aunque en ese entonces era un Torchic. Por alguna razón que desconocía en ese momento, para él, mi presencia no era ningún impedimento.

Lo conocí cuando era recién nacido; podría decirse que soy su única familia, ya que nadie vino a buscarlo después de que salió de su huevo. Sin pensarlo, inicié mi viaje. Durante un tiempo, todo fue perfecto. Nos fortalecimos juntos y pretendía convertirme en uno de los mejores entrenadores. Sin embargo, algo extraño comenzó a suceder con Torchic: solo podía usar Lanzallamas y era incapaz de aprender cualquier otra técnica. Intentamos todo tipo de entrenamiento, pero nada funcionaba. Fue cuando visitamos a la enfermera Joy que nos dio una noticia desalentadora.

Al parecer, durante su eclosión, Torchic contrajo un nuevo tipo de virus Pokémon. Era increíblemente extraño, el primer caso registrado. Tuvo suerte de haber nacido, pero el virus alteró genéticamente su ADN, lo que provocaba que todas sus habilidades se vieran mermadas. Afortunadamente, no era contagioso, lo que explicaba por qué no presentaba ninguna reacción adversa estando a mi lado –dijo la enfermera Joy antes de retirarse.

De alguna manera me alegraba saber que, al menos, podríamos seguir juntos, pero... ¿cómo podría ser un entrenador fuerte y capaz de ayudar en tiempos de crisis en esa situación? Fue devastador, tanto que renuncié a mi sueño. Entré en depresión y terminé mi viaje. No salía de casa, lo cual también afectó a Torchic. Seguíamos siendo amigos, pero cada vez lo veía menos. Solo lo encontraba en la hora de la cena y, al llegar la noche, ya estaba dormido.

Por un tiempo pensé que estaba molesto conmigo, o que simplemente quería salir y vivir su propio viaje. Todo cambió cuando mi abuelo cayó enfermo. Ahora que lo pienso, es curioso cómo todos en mi familia somos una bola de enfermos... jaja.

—Sora... no creo que salga de esta. Al fin llegó mi momento de descansar —dijo mi abuelo, postrado en cama, con una voz débil.

—¡Abuelo, no digas eso! Espérame aquí, iré por tu medicina, no tardo —respondí alarmado, saliendo corriendo.

—No tiene caso, quédate y escucha mis últimas palabras, por favor —gritó mi abuelo, alterado, seguido de una fuerte tos por el esfuerzo.

—Abuelo, yo...

—No dejes que me muera sin saber que no abandonarás tus sueños, hijo... Tú debes salir adelante, por favor.

—Abuelo, ¿por qué dices esto ahora? Por favor... —respondí, preocupado.

—Cállate y escucha. Lo que más me duele es saber que me iré y tú seguirás deprimido en casa, abandonando tu sueño —dijo mi abuelo de forma muy seria.

Rompí en llanto, como si mi abuelo hubiese olvidado todo lo que había pasado.

—Me dices eso como si fuera fácil... Lo intenté y siempre hay impedimentos. Es como si tratara de reclamar un premio y el universo siempre me lo negara, abuelo —respondí, alterado.

—Ningún Pokémon tolera mi presencia y Torchic es incapaz de aprender más técnicas que un simple Lanzallamas. Y aunque lo lograra, ¿qué podría hacer con un Pokémon así en estas circunstancias...? Simplemente...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 26 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Ash X Serena: TU Eres Mi Meta Y Este Es Mi SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora