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Los humanos son criaturas sorprendentemente persistentes

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Los humanos son criaturas sorprendentemente persistentes. A pesar de la falta de respuesta, de la frialdad aparente y de los constantes rechazos indirectos, algunos siguen intentando. Emma era un ejemplo perfecto de esta terquedad. Después de semanas de dulces y sonrisas acompañadas de una esperanza inquebrantable, parecía no haber perdido el entusiasmo. Aunque la vi dudar en su mente, nunca se rendía del todo. Y aquí estaba yo, sentado en un claro del bosque, con ella a mi lado y esos tres idiotas acompañandonos.

La idea de un día de descanso había surgido de la nada una tarde. Emma, con su mente llena de ideas extravagantes, había convencido a Nendo prometiendole ramén, a Kaido con la idea de enfrentar seres oscuros y a Yumehara con la prescencia de Kaido, de pasar un día lejos de la ciudad, desconectados de la tecnología y las distracciones mundanas. Así que ¿Por qué estoy aquí?

Ah si "¿Quieren invitar a Ku-chan a un paseo por el bosque? ¡Que gran idea! A Kusuo le gusta la tranquilidad. Ku-chan vas ir verdad?" Utilizaron a mi madre en mi contra. Lo que no esperaba era que Emma tuviera sus propios retorcidos y molestos planes.

Desde el momento en que llegamos, pude sentir su mente maquinando. "Si logramos alejarnos de los demás, tal vez podamos tener una conversación tranquila, solo nosotros dos. ¿Cómo puedo hacer que funcione sin que parezca obvio? ¡Piensa, Emma, piensa!" Sus pensamientos eran tan ruidosos como siempre, llenos de nerviosismo y determinación. Intenté mantenerme alejado, acercándome a Nendo y Kaido, los idiotas parecían felices de estar rodeados de naturaleza. Al parecer Yumehara había traído una manta y una canasta de picnic, aunque Kaido parecía restarle importancia al gesto y se mantenia vigilando entre los arboles. Eso me daba algo de paz, pero los pensamientos de Emma siempre estaban ahí, persistentes, recordándome que no podía relajarme del todo.

-Aaaah un insecto.

-Hahaha gritas como niña -Nendo tenía razon en realidad -oigan vamos por ramen.

"Santo cielo, retiro lo dicho, nada al rededor de estos idiotas es tranquilo"

En cambio, Emma había traído una variedad de postres. Sabía que eran en parte para impresionar a los demás, pero también para mostrarme que no había abandonado su misión. Vi la gelatina de café desde el principio, claramente destinada a mí. Era un detalle que no podía ignorar. "Este es su favorito, lo sé. Si no se lo doy al principio, tal vez luego tenga una excusa para hablar con él a solas. Quizás si nos alejamos un poco, podamos tener un momento tranquilo, sin distracciones..."

¿Cómo explicarle que no necesitaba hacer todo esto para que la apreciara? Y aunque apreciaba su esfuerzo, no lo haría.

Despues de un alboroto por los insectos, obviamente lejos de mi, Emma aprovecho la oportunidad para dejar a un lado los postres y finalmente, llegó a mí con la gelatina de café.

-¡Saiki! Esto es para ti. Sé cuánto te gusta el café, así que pensé que te gustaría probarla. -"Santo cielo, acertaste". Su voz sonaba emocionada, pero su mente estaba llena de expectativas. "Por favor, que le guste, que le guste... si lo disfruta, tal vez podamos hablar un poco, tal vez pueda sacarlo de su caparazón, aunque sea solo un poco."

Tres oportunidades para conquistar al psíquico || Saiki KusuoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora