Mariposas - 24/09/24

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24 de septiembre
Mariposas / caída 

Mariposas o adrenalina, un sentimiento en el estómago que no sabía si catalogar como algo bueno o algo malo. Lo ponía nervioso, ansioso, sudoroso e incluso temeroso, sin embargo, buscaba sentir más y más esa sensación adictiva.

...

Katsuki conocía la adrenalina de primera mano. Era un chico explosivo, le encantaba el peligro, las alturas, el aire en su rostro, la sensación de miedo inminente en su estómago y cómo se le iba el aire cada que saltaba del helicóptero para sentir su propio peso desvanecerse mientras era atraído por la gravedad, cada segundo más rápido.

Katsuki era experto en caída libre, llevaba años en ese deporte y podría decir que la emoción de la primera vez ya se había desvanecido, a pesar de que aún sentía adrenalina cada vez que se lanzaba. Años de hacerlo conllevan costumbre, lo que sentía era estable, era siempre lo mismo, pero eso estaba bien, seguía siendo el momento del día donde más emociones sentía.

Desde que el paracaidismo libre en tándem comenzó a popularizarse, lo contrataron para ser el instructor de novatos que querían aprender y casuales que solo querían experimentar algo extremo como si fuera una atracción turística. Era una buena paga, lo único que debía hacer era lidiar con gente y listo. Bueno, tal vez no era tan fácil, ya que su temperamento y poca paciencia podrían ponerle en aprietos con alguno de esos clientes millonarios e importantes para la empresa, pero seguía siendo un buen empleo.

Él y Kirishima estaban de encargados esa tarde, había mucho flujo de clientes, por lo que casi no tenían descanso, Katsuki ya estaba de mal humor (más de lo normal) y faltaban una vuelta para terminar el día. Quería terminar cuanto antes.

Katsuki estaba revisando las correas de los paracaídas y que todo estuviera funcionando como debía y en su lugar, mientras escuchaba a Kirishima recibir al siguiente en la lista.

— Bienvenido a caída libre "Ground zero", te explicaré todo lo esencial sobre el proceso y seguridad —dijo el pelirrojo con su increíble buen humor (desconocían de dónde salía)

Era el mismo diálogo cada ocasión, las mismas reglas, los mismos pasos. Katsuki no está seguro de qué fue exactamente lo que provocó su siguiente relación. Estaba haciendo lo suyo cuando su corazón palpitó más fuerte de lo normal, su sangre corrió por todas sus extremidades causando cosillas y su estómago se revolvió con la ya muy familiar sensación de la adrenalina.

Adrenalina por ansiedad, ansiedad por miedo. Miedo cuando escuchó una voz muy familiar que su cerebro parecía reconocer primitivamente mientras su raciocinio trataba de comprender qué estaba ocurriendo.

—¡Esto es genial! Es la primera vez que hago esto y ya siento que se me sale el corazón, ¡ni siquiera he visto el helicóptero! —decía aquella voz de tono claro y emocionado.

—Lo verás, es asombroso. Solo no dejes que sus aspas te intimiden. Créeme que querrás estar cerca de ellos cuando estés allá arriba a punto de lanzarte.

—Me da escalofríos —dijo con un tono divertido.

Katsuki respiró profundo, cerró los ojos momentáneamente, y se dio la vuelta lentamente para encarar al cliente.

Ahí estaba, su cerebro primitivo tenía razón, muy en su subconsciente, reconocería a Izuku con solo escuchar el sonido de sus pasos, estaba seguro.

Izuku entonces lo miró, su gran sonrisa se amainó ante la vista, y los dos se quedaron mirándose mutuamente en un pequeño momento que parecía una eternidad.

Por supuesto que Izuku lo reconocería.

En realidad no supo si fueron segundos o minutos, pero la tensión era evidente y Kirishima tuvo que intervenir.

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